Cartografías
del deseo
homosexual en la literatura brasilera.
De
antropofagia a
homofagia o ¡El camino a
Pindorama es gay!
Tupi, or not tupi, that is the
question
Oswald
de Andrade, Manifiesto Antropófago
Después
de más
de cuarenta años de lucha por los derechos de los homosexuales
en el Brasil
(Green “Beyond Carnival” 8, 198, 256; Green y Polito “Frescos Trópicos” 64; F.
Arenas 236) y de la publicación de una serie
de investigaciones sobre género y
homo/sexualidades desde perspectivas psicológicas,
antropológicas, sociológicas
y políticas, la historia de la literatura gay en ese país
está aún por
escribirse.
Antes de
apresurarnos entonces a construir, o a proponer, un “canon queer
(1) ” brasilero es
importante destacar la necesidad de mantener cierto nivel de
desconfianza al
agrupar textos con base en supuestas características
estilísticas, temáticas o
generacionales. Aunque esta es una estrategia (¿válida?)
usada por críticos y
teóricos para tratar de dar coherencia a los procesos
históricos, justamente el
afán de organización ficticia de los discursos
(patriarcales) -o de “higienizar” las producciones culturales- es una
de las prácticas que ha
permitido “editar” la historia (como lo recuerda Foucault) creando
sujetos
fantasmas, instituciones todo-poderosas (familia, iglesia, estado,
medicina) y
marginando a quienes amenazan con empañar la nitidez artificial
de las
narraciones hegemónicas (mujeres, homosexuales, minorías
étnicas y raciales,
personas discapacitadas, etc.).
Una
aproximación
a la literatura de temática lésbica/homosexual en el
Brasil debe hacerse
entonces bajo la premisa de la heterogeneidad e incluso de la
incoherencia (con
relación a los discursos androcéntricos). Lo que propongo
en este ensayo debe
leerse como un contra-canon en permanente auto-problematización.
Se trata de
obras y de autores que no coinciden forzosamente en periodos
espacio-temporales, que se encuentran dispersos en cronotopos
multiplicados de
manera rizomática en el sentido postulado por Deleuze y Guattari
(2) en A Thousand Plateaus:
“What is at
question in the rhizome is a relation to sexuality Ðbut also to the
animal, the
vegetal, the world, politics, the book, things natural and artificial-
that is
totally different from the arborescence relation: all manner of
'becomings'”(21). Esta permanente “transformación” es productiva
en cuanto
permite cartografiar (3),
establecer los mapas, los límites y las contingencias de la
literatura
homoerótica en el Brasil, conservando en primer plano las
exclusiones que la
han caracterizado. Exclusiones que han impedido a los textos y a los
autores
gay ser plenamente “engullidos” por una sociedad que,
irónicamente, se percibe
dentro y fuera del contexto suramericano como sexualmente permisiva,
perpetuamente carnavalesca (4)
y, sobre todo, culturalmente antropofágica (devoradora de
“otros”).
Contra-canon
antropófago. El concepto de antropofagia
fue formulado en 1928 por el escritor modernista brasilero Oswald de
Andrade en
su “Manifiesto Antropófago”. Conformado por una serie de
aforismos,
aparentemente desarticulados, el manifiesto incita a asumir la
metáfora del
canibalismo primitivo del bárbaro americano pre-colonizado, como
postura
filosófica latinoamericana en respuesta a las influencias
intelectuales y
culturales foráneas, sobre todo, norteamericanas y europeas. De
Andrade incluye
enunciados, en los que combina poesía y humor, como estos: “Antes de
que los portugueses
descubrieran al Brasil, Brasil había descubierto la felicidad”...“Contra la
realidad social, vestida y opresora,
catastrada por Freud Ð la realidad sin complejos, sin locura, sin
prostituciones y sin las prisiones del matriarcado de Pindorama (5) ”. El propósito de Oswald de Andrade,
de sus compañeros modernistas y de
críticos posteriores que siguieron su invitación
caníbal, era “transformar al
buen salvaje rousseano en un mal
salvaje, devorador de lo europeo, capaz de asimilar lo otro para
invertir la
relación colonizador/colonizado” (Shwartz 140).
A partir de
los años
veinte la
crítica latinoamericana ha usado el concepto de antropofagia (6)
como herramienta para “jugar” con los textos de autores extranjeros
(incluso de
homosexuales extranjeros). Uno de los más reconocidos
académicos brasileros,
Haroldo de Campos, explica cómo una actitud decididamente
antropofágica
permitió, por ejemplo, a autores como José Lezama Lima y
Severo Sarduy “digerir” las influencias de las obras de poetas como
Gide, Proust, Rimbaud y
Mallarmé, carnavalizándolas, convirtiéndolas, en
discursos barroco y/o
neobarroco latinoamericanos. Sorprende entonces que no se haya dado
todavía una
transición de la antropofagia (ingerir, digerir y transformar el
discurso del “otro” ) hacia la homofagia literaria en el Brasil
(equivaldría a deleitarse “consumiendo”
discursos homosexuales). Hasta el momento de la escritura de este
ensayo sólo
se encuentra referenciado un texto brasilero que se dedica
exclusivamente al
estudio de la literatura homosexual: Uma
flor para os malditos (1984) de
Mara Lucia Faury. Desafortunadamente el libro es un recuento del
lesbianismo y
de la homosexualidad masculina en las letras de Europa y
Norteamérica, desde
Safo hasta Tennessee Williams, haciendo un desvío mínimo
y, poco significativo,
hacia el contexto Hispanoamericano. Este ensayo es un intento por
delimitar un
nuevo camino de la antropofagia a la homofagia en la literatura
brasilera (7),
reconociendo que esta transición ha sido dificultada, en cierta
medida, por el
ejercicio crítico que estimula el análisis repetitivo de
algunas obras, “canónicas”, mientras se niega a valorar, o
incluso a reconocer la existencia
de “otros” textos, particularmente de muchos de los que han sido
escritos sobre
y por mujeres lesbianas (como es el caso de Cassandra Rios que se
señalará más
adelante).
escribir
la homosexualidad y otros certificados de “perversión”
Infra equinoxialem nihil peccari.
Sylvia Molloy afirma que las
ideas sobre
homosexualidad en America Latina “are not comfortable notions to
contend with,
and lesbianism in particular seems to give critics a hard time” (Molloy
237);
Brasil no parece ser la excepción. En cuanto la permisividad del
carnaval se
disipa, afloran las contradicciones y el rechazo, y la violencia en
contra de
los disidentes sexuales se dan paralelamente a cierto nivel de
aceptación o, tal
vez, de indeferencia. Por eso no es exagerado anotar que, aunque con particularidades relevantes, la
producción y, sobre todo, la circulación de literatura
sobre temas homosexuales
en el Brasil ha tenido una evolución similar a la que se ha dado
en el resto de
América Latina. La relación sociedad-homoerotismo ha
estado determinada por el
contexto socio-político y por las ansiedades que han
caracterizado a cada
momento histórico (9).
A finales del
siglo XIX, época en la que se registran algunos de los primeros
textos que se
disputan el título de la primera obra narrativa de
temática gay en el Brasil (10),
la patologización de los “invertidos”, los postulados de la
eugenesia, y la
manipulación ideológica de la iglesia católica,
caracterizaron al discurso
oficial sobre la homosexualidad. La novela que se reconoce como posible
iniciadora del canon gay brasilero (y latinoamericano) es O
bom crioulo (1895) de Adolfo Caminha. Aunque pueden citarse
textos anteriores que contienen situaciones o personajes homosexuales (11)
como O
cortiço
(1890) de Aluísio de Azevedo y O
ateneu, (1888) de Raul Pompéia,
críticos como Balderston y Quiroga (115) y
Quinland y Arenas (xxii-xxiii) coinciden en la relevancia de O bom crioulo. En primer lugar, porque
una estrecha relación sentimental entre un grumete blanco y un
marinero negro
es central en la obra (Trevisan “Devassos” 253); además, porque
para su época,
y aunque el final de los amantes no sea positivo, la novela de Caminha
presenta “a frank and almost sympathetic portrayal” de las relaciones
homoeróticas,
interraciales, e intergeneracionales (Quinland y Arenas xxii-xxiii). Los relatos de Pompéia y Bothelo, por
el
contrario, sugieren situaciones o temas homosexuales que hacen parte de
la
periferia de las narraciones centrales, y enfatizan el carácter
patológico del
homoerotismo masculino, del lesbianismo y de cierto tipo de extranjeros
(12).
Quizá por su carácter, remotamente favorable con la
temática homosexual, O bom crioulo fue
prohibida durante el
Estado Novo de Getulio Vargas (1937-45). El libro de Caminha fue
retirado de
las bibliotecas, permaneció prohibido por décadas
subsecuentes, y no se
reimprimió hasta los años ochenta (Trevisan “Devassos”
255).
Si bien los
datos históricos indican que los autores de las primeras obras
con contenidos
homo/eróticos en el Brasil eran heterosexuales (o lo
parecían, recordemos que
en este período se pensaba que la “cura” de la homosexualidad
era la terapia de
electroshock), durante las primeras décadas del siglo XX
encontramos varios
personajes relacionados con las letras brasileras que, además de
incluir temas
o situaciones de carga homoerótica en sus obras, eran abierta y
magníficamente
homosexuales. Sin duda el caso más fascinantes de este
período es el de João do
Rio (João Paulo Cohelo Barreto). Dramaturgo, periodista, miembro
de la Academia
Brasilera, fundador de la Sociedad
Brasilera de Autores Teatrales y “provocador de escándalos”.
Además, de ser “[o]beso, mulato, homossexual e afetado”,
Do Rio quebrantó casi todas las normas establecidas en su
tiempo y en
obras como Impôtencia
y Odio relata historias de amor
intergeneracional entre hombres (Trevisan “Devassos” 259-260).
Acusaciones
sobre el “afeminamiento” de uno de los representantes del movimiento
modernista
generaron una importante fisura dentro del grupo intelectual brasilero.
A pesar
de que Oswald de Andrade incluyó temas homosexuales en algunas
de sus obras
literarias y teatrales como en Serafim
Ponte Grande (1933), el
colectivo antropofágico ridiculizó públicamente a
su colega Mário de Andrade.
Este reconocido poeta, musicólogo, fotógrafo,
crítico de arte y novelista fue
descrito como “o nosso Miss São Paulo traduzido em masculino”
(Trevisan “Devassos” 257). Después
de este
incidente M. de Andrade no reanudó su amistad con el grupo, sin
embargo, su
novela más celebrada, Macunaíma (1928),
se considera dentro del modernismo como “one of its most complex and
paradigmatic texts...Brazilian national identity is posited as
liminal-located in
a space beween races, cultures, and even sexualities. Sexuality in Macunaíma
appears multiple, ambivalent,
and fluid--all in all 'polymorpholy perverse' ” (Quinlan y Arenas
xxiv). Actualmente Macunaíma
y la figura de Mário de
Andrade, se reconocen como una obra y una forma de ser queer
(enfrentada a las complicaciones de su tiempo) cardinales
para trazar el mapa de las disidencias sexuales en el Brasil.
También
conectadas con el modernismo se destacan algunas mujeres que
escribieron sobre
liberación sexual, prostitución y deseo
homoerótico: Laura Villars Vertigem, Ercília Nogueira Cobra
Virgindade inútil:Novela de uma
revoltada
(1927), Virgindade anti-higinica: Preconceitos e convenções
hipócritas (1924),
Patrícia Galvao o “Pagú” Parque Industrial (1933),
y la poesía de
Gilka Machado (xxiv).
Durante la
dictadura de Getulio Vargas (1937-45) se publicaron algunas obras con
temas o
subtextos homosexuales, sin embargo, muchas de ellas fueron censuradas
y
prohibidas. Con la excusa de la lucha anticomunista, el gobierno de
Vargas se
volvió cada vez más represivo. Se intensificó la
censura a la prensa y la
tortura se generalizó como método para neutralizar a los
antagonistas políticos
e ideológicos. Más de veinte mil personas fueron
encarceladas y enviadas a campos
de concentración en lugares alejados de los centros urbanos
(Bueno 336). A
pesar del régimen represivo un par de autores se atrevieron a
divulgar obras
que podían considerarse como sexualmente-subversivas.
Octávio da Faria publicó
la colección de historias titulada Tragédia
Burguesa. El primer libro de la serie de Da Faria,
Mundos Mortos (1936),
se centra en la pasión entre jóvenes de colegio (fue muy
elogiado por Mário de
Andrade). En 1937 se publicó Capitães de
areia de Jorge Amado. La novela representa la homosexualidad desde
una
perspectiva popular, es la historia de una banda de delincuentes
homosexuales.
Más de ochocientos ejemplares del libro fueron quemados en
Bahía.
Del
período de
transición entre el fin del llamado Estado Novo (1945) y el
inicio de la
dictadura militar (1964) se documentan obras de claro contenido
homoerótico
como, O iniciado do vento (1956) de An’bal
Machado, Grande Sertão: Veredas (1958) de
João Guimarães Rosa calificado
como “um clásico da clandestinidade amorosa” y, además,
como “um monumento da
literatura homossexual” por el escitor francés Dominique
Fernández (Trevisan “Devassos” 263). De Dalton Trevisan se
publicó A paixão segundo João (1959),
y de Lúcio Cardoso, Crônica da Casa
Assassinada (1959).
Cardoso fue uno de los primeros escritores brasileros en declararse
abiertamente homosexual, incluso a pesar de su ferviente catolicismo.
Durante la
dictadura (1964-1985) y a pesar de la represión que
caracterizó a este período
y que condujo a muchos intelectuales al exilio, Brasil
experimentó una serie de
procesos sociales y políticos que afectaron directamente la
visibilidad, la
socialización y los derechos de los homosexuales en el
país (13).
En el campo cultural varias de las figuras más reconocidas como
el cantante Ney
Matogroso se declararon abiertamente homosexuales, o como Caetano
Veloso
exhibían sin vergüenza actitudes andróginas que
permitían intuir su
bisexualidad o por lo menos una sexualidad ambigüa (Green “Beyond
Carnival”
245-259). La influencia de Stonewall y de los movimientos homosexuales
y
feministas norteamericanos y europeos a mediados de la década de
los setenta,
estimuló el surgimiento de varias organizaciones feministas y
alianzas gay en
el Brasil (244). En medio de este ambiente de agitación social y
de
transformaciones ideológicas y culturales, la literatura
influyó de manera
decisiva en el cambio de percepciones con relación a la
homosexualidad: “In
this period books and plays appeared in raising numbers, skirted the
censors,
and at times presented a positive image of the homosexual” (60).
Además de las
publicaciones que contaban historias “diferentes”, más
allá de la disidencia
sexual como “perversión”, algunos escritores y artistas
reconocidos asumieron
públicamente su homosexualidad. En 1966, Nelson Rodrigues, uno
de los más
importantes dramaturgos del país publicó O
beijo no asfalto,“[t]he play describes the story of a man seen
kissing a
youth moments before the latter dies in a fatal car accident” (260).
Según
Green, aunque en la década de los sesenta muchos de los
protagonistas de estos
relatos aún sufren como consecuencia de los prejuicios sociales,
la intención
de los autores era despertar compasión y simpatía. En
1967 Gasparino Damata (14)
publica una antología de textos de clima homoerótico Histórias de amor maldito, en la que se incluyen
historias de
importantes figuras, como Machado de Assis y el modernista Graciliano
Ramos.
A partir de los
años setenta los autores tuvieron un poco más de libertad
para experimentar con
historias, personajes y temáticas queer
y comenzaron a salirse del modelo del gay-mártir. Gilberto
Freyre, uno de los
intelectuales más importantes del Brasil, propone al
homoerotismo como “centro
de un nuevo orden patriarcal” (Arroyo 59) en dos de sus obras
ficcionales Dona Sinhá e o filho padre (1964)
y en Outro amor do Dr. Pablo (1977).
Aguinaldo Silva publica en 1975 Primeira
Carta aos andróginos (uno de los textos
contemporáneos de más peso para la
literatura queer del Brasil).
Basándose en sus vivencias como gay y como reportero de
crímenes, Silva narra
las experiencias de un homosexual que ejerce la prostitución en
un cine de Rio
de Janeiro. Otro libro esencial es la colección de cuentos de
Darcy Penteado A meta (1976). Fue
muy promovido por la prensa y el carácter aparentemente
autobiográfico de varias de las historias, generó un
impacto social positivo a
favor de la homosexualidad (el texto sugería, sobre todo, que no
todos los
homosexuales eran afeminados, travestis, o ejercían la
prostitución). Penteado
fue un reconocido diseñador, escenógrafo y dramaturgo, y
se convirtió en una
pieza clave de los movimientos LGBT en el Brasil. Otra
autobiografía aparece en
1982 Passagem para o proximo sonho de
Herbert Daniel. El autor relata su
participación en la guerrilla brasilera y las dificultades a las
que se
enfrentó por ser homosexual y que lo llevaron a huir de la
dictadura en 1964
para terminar trabajando como portero en un sauna gay de París
(Trevisan “Devassos” 265).
Al
margen del margen
Allí se
encuentra la escritura sobre temas lésbicos y/o gays escrita por
mujeres, a
pesar de que algunas, como Cassandra Rios (su nombre verdadero es
Odette Rios),
hayan vendido más libros que cualquiera de sus colegas
masculinos,
especialmente entre 1960 y 1980 (más de 300,000 copias al
año). En 1976 Rios
había publicado 36 libros, el primero, que le produjo una fama
instantánea, fue
a Volúpia do Pecado (1948), quizá su
obra más importante. Varias de las protagonistas de las
historias de Rios
además de ser lesbianas, son sadomasoquistas y asesinas,
quizá por ello muchas
de las críticas se refieren a su obra como literatura
pornográfica, literatura
menor o de entretenimiento. Sus textos fueron prohibidos por la
dictadura,
aunque continuaban distribuyéndose de forma clandestina. Rios
tuvo que
presentarse ante la justicia brasilera en más de una
oportunidad, se le culpaba
de que sus libros atentaban contra la moral y las buenas costumbres
(Trevisan “Devassos no paraíso” 264-265). Aunque nunca se
declaró abiertamente como
lesbiana y trató de dejar claro que en su vida personal nunca
reproduciría los
comportamientos de sus heroínas, se ha documentado que la autora
sí se
presentaba siempre a los eventos sociales acompañada de sus
parejas, mujeres. Su
autobiografía Mezzamaro, flores e cassis se
publicó en
2000. Cassandra Rios
aparece referenciada
brevemente en el texto de Trevisan, y en la mayoría de las
investigaciones que
se han citado durante este trabajo se le dedica generalmente una o dos
líneas,
cuando se incluye como representante de la literatura homosexual
brasilera. Sin
embargo, la obra de otra mujer, Adelaide Carraro, ha sido completamente
ignorada. También se le tilda de “pornógrafa” a pesar de
que uno de sus libros O estudante (1975) se usa como
texto
educativo en los colegios brasileros (15). Carraro publicó más de cuarenta
libros y
vendió más de dos millones de copias, en 1977
publicó una autobiografía
titulada Eu e o
Governador.
A pesar de su
fama, de recibir una cantidad de premios considerable y de que sus
libros se
han traducido al francés, al inglés, al italiano y al
alemán, la obra de la
poeta y novelista Hilda Hilst (Hilda de Amelia Prado) tampoco se
menciona en
los textos citados. Casualmente, Hilst es calificada como “a
pornographic poet”
(Althaus-Reid 97). Una de sus obras más representativas, con
relación a la
literatura LGBT, Rútilo Nada (1993),
narra la historia de un hombre gay que es obligado a casarse con una
mujer,
mientras es testigo del martirio de su amante homosexual.
Las
décadas
finales del siglo XX vieron el regreso de la democracia a Brasil
(1985). Los
homosexuales en ese país y en el resto del mundo recogen hoy los
frutos de las
luchas feministas y de los movimientos LGBT, que trabajan con fuerza en
ese
país desde finales de los años setenta. La
aceptación social sigue fluctuante y
el camino hacia la igualdad de derechos aún se recorre. Los
medios masivos, las
artes y la literatura han mantenido un rol fundamental, han ayudado a
asfaltar
la vía. El arte de y sobre homosexuales es quizá menos
“didáctico” que en el
pasado, es quizá más lúdico e irónico (16)
(no es necesario tratar de representar al “buen perverso”). La obra ,
tanto
crítica como literaria, de Caio Fernando Abreu, Silviano
Santiago y João
Silverio Trevisan marcan el inicio de un nuevo discurso queer
en el Brasil, mucho más globalizado, y en cierto modo
constituyen “el nuevo canon”. El libro de Trevisan Em nome
do desejo (1983) “deixa de mostrar
homossexuais morrendo de infelicidade” (Trevisan "Devassos” 267). Aunque aún más
ex/céntrica, la irreverencia, la desacralización de la
escritura a través de la "poesía marginal” y las
propuestas escatológicas y fetichistas de Glauco
Mattoso (Trevisan "Devassos” 267) y Valdo Motta hacen parte del
panorama de la
literatura homosexual en el Brasil.
A pesar de una
recepción crítica un poco desalentadora (17)
la reciente aparición de un par de antologías de cuentos
de temática gay y
lésbica [Triunfo dos plos e outros
contos gls (2000), As
heroínas saem do armário:
literatura lésbica contemporãnea (2003), Elas
Contam (2006)] y de una serie de
autobiografías de autores homosexuales, habla también de
la apertura de nuevos
espacios para la expresión del yo queer.
Un recuento de las obras de temática gay del Brasil permite
demostrar que ese
camino no ha sido navegado, explotado, y mucho menos "devorado” en su
totalidad, especialmente por la crítica literaria que ha dado
una cabida m’nima
a las obras con temática LGBT como objetos de estudio,
particularmente a las de
las lesbianas. La homosexualidad en la literatura del Brasil demuestra
ser es
entonces, un campo fértil, pero poco explorado.
Anotaciones
sobre crítica y poder en los
márgenes
El ejercicio crítico
sobre la textualidad
homosexual en Brasil ha sido realizado por un pequeño grupo de
académicos que
manipula el discurso y decide qué o quién es "relevante”
o "digno” de
estudiarse y que, en desafortunadas y frecuentes ocasiones, descalifica
de
entrada ciertas obras creando marginalización dentro del margen
mismo. Una
serie de nombres (que se han citado a lo largo de este ensayo) dominan
el
panorama de los estudios homo/sexuales en el Brasil: João
Silvério Trevisan,
James N. Green, Richard G. Parker
(antropólogo) y Luiz Roberto Mott (antropólogo, fundador
del Grupo Gay de Baia,
la organización de derechos homosexuales más antigua en
el Brasil Ð Green "Beyond Carnival” 3) son algunos de los
críticos que con más tenacidad se han
dedicado al estudio de la homosexualidad desde perspectivas
históricas,
sociológicas y antropológicas. Otros estudios
críticos que rastrean los
recorridos de la homosexualidad en el cine y la literatura brasilera
(que no se
han referenciado hasta ahora en el trabajo) incluyen a Luiz Gonzaga
Morando
Quiroz Transgressores e transviados: A
representação do homosexual nos discursos médicos
e literários no final do
século XIX, 1870-1900 (tesis de maestría,
Universidade Federal de Minas
Gerais, 1992); Sap Grootendorst, Literatura
gay no Brasil: Dezoito escritores brasileiros falando da
temática homo-erótica (Univerity
of Utrech, Holland, 1993); Antônoi do Nascimento Moreno, A personagem homossexual no cinema brasileiro (tesis de
maestría de
la Universidade Estadual de Campinas, 1995).
Sobre
el clóset intelectual y el camino a
Paraiba
João
Silverio
Trevisan se ha preguntado si "¿existiria um ponto de vista
homosexual sobre o
erotismo?...¿haveria regras diferenciadas e padrões
específicos para
representar a vivncia homossexual nas artes?” ("Literatura
homoerótica” 11) y
soluciona el problema de la existencia o no de una literatura
homosexual, proponiendo
referirse mejor a literaturas de "temática homoerótica”,
es decir, considerando
su abordaje temático, más que estilístico, y sin
siquiera indagar acerca de la
sexualidad del/a autor/a. Aunque no es absolutamente necesario que un
sujeto
que escribe o que estudia temas homosexuales tenga que declarar su(s)
inclinación(es) eróticas, tal vez Néstor
Perlongher no se equivocaba cuando se
refería a la identidad como una "subjetividad tiránica”
(297). En este marco de
ideas es posible sostener que (igual que las mujeres, los negros, los
indígenas
y otros grupos despojados sistemáticamente de derechos, de
representatividad y
de voz), la/el autor/a vinculado a la re-construcción de la
historia queer, debe estar dispuesto a responder a
inquietudes acerca de su propia sexualidad, tal vez haciendo uso del
llamado "esencialismo estratégico” postulado por Gayatri
Chakravorty Spivak (214), es
decir, reconociendo la identificación sexual o genérica
como una condición
transitoria. De esta manera, la escritora o el escritor que es
homosexual, dará
cuenta de su agencia, de su participación, de su resistencia. Si
es heteroqueer (18) ,
como la autora de este ensayo,
revelará el alcance de un feminismo crítico que reconoce
y celebra la fluidez
de la sexualidad humana, y sobre todo, que aborrece
la(s) violencia(s) cotidiana(s) del sistema patriarcal. Es hora de
transformar
la antropofagia en homofagia y seguir el camino trazado por Oswald
Andrade. ÁEl
camino a Pindorama es gay!
Notas
(1).
En la introducción de A Thousand Plateaus
el segundo volumen de su obra Capitalism
and Shchizophrenia, los filósofos Gilles Deleuze y
Félix Guattari proponen
el término rizoma para definir un
sistema interpretativo que contempla principios simultáneos de
conexión y
heterogeneidad, de multiplicidad y unidad, de rupturas y
desterritorializaciones anti-jerárquicas: "In contrast to
centered (even
polycentric) systems with hierarchical modes of communications and
preestablished paths, the rhizome is an acentered, nonhierarchical,
nonsygnifying system without a general and without an organizing memory
or
central automaton, defined solely by the circulation of states” (21).
(2).
Néstor Perlonguer en una de las crónicas de su libro Prosa Plebeya anota: "cartografiar es...trazar
líneas, líneas de
fuerza del socius, líneas de afectos grupales, l’neas de fisuras
o vacíos”
(66).
(3).
James Green explica como las imágenes, casi fantásticas,
del Carnaval de Río de
Janeiro han generalizado en el mundo entero la idea de que la vida en
el Brasil
es en efecto una fiesta permanente en la que todas las expresiones
eróticas
encuentran acogida. Según Green "these
varied images of unhibited and licentious Brazilian homosexuals
who express sensuality, sexuality, or camp during Carnival festivities
have come to be equated
with an alleged cultural and social
toleration for homosexuality and bisexuality in the country” ("Beyond
Carnival”
3). Sin
embargo, de acuerdo con el autor, cuando el carnaval se termina y los
disfraces
se guardan, la vida regresa a una normalidad en la que la
relación
sociedad-homosexualidad es abismalmente opuesta: las contradicciones
entre
tolerancia y represión, aceptación y ostracismo,
festividad y brutalidad
asesina son permanentes (4).
(4).
Además de ser una región en el estado de Sao Paulo en
Brasil, "Pindorama”, es
el nombre tupi para Brasil en la lengua ind’gena nheegatu.
Significa "tierra de las palmeras”. (Shwartz 147).
(5).
Según Emir
Rodríguez Monegal "La antropofagia fue la respuesta
carnavalizada a esa
conciencia poética que los modernistas brasileños dieron
al falso problema del
colonialismo cultural. Al subrayar desfachatadamente que todo proceso
de
asimilación es canibalístico, los antropófagos no
sólo desacralizaron los
modelos, sino que también desacralizaron la actividad
poética misma” (404-405).
(6).
Mário César Lugarinho en "Al Berto, In Memorian. The Luso
Queer Principle”,
emplea el concepto de antropofagia para justificar el uso del
término queer en los estudios lusófonos.
(7).
"Debajo del Ecuador no hay pecador”.
Según Trevisan en "Tivira the Man with a Broken Butt”, la
vida
escandalosa que llevaban tanto los jud’os, como los mulatos, los
cristianos y
los criollos en el Brasil del siglo XVII, hicieron que se popularizara
este
proverbio entre los extranjeros que llegaban al país (7).
(8).
Curiosamente,
igual que en el resto de Suramérica, a ciertos personajes no se
les permite
sino que además se les celebra cierta ambigüedad sexual, y
llegan incluso a
convertirse en íconos nacionales.
Durante los años ochenta, se presentó uno de los
ejemplos más
desconcertantes de contradicciones nacionales con relación a la
percepción
social del homo/erotismo. Mientras
los asesinatos de homosexuales en las calles brasileras se reportaban
frecuencia (Green "Beyond” 3), al mismo tiempo, Roberta Close, una
mujer
transgénero, era reconocida masivamente como "la mujer
más hermosa del Brasil”.
(9).
Aunque el interés de esta investigación se concentra en
el estudio de la
literatura narrativa, es importante señalar que la poesía
con contenido
homoerótico se dio antes que la novela. Trevisan menciona
poesía
erótico-satírica del siglo XVIII de autores como Gregorio
de Matos y del XIX,
como çlvarez de Azevedo ("Devassos
no paraíso” 248, 250).
(10).
Como obras que
representan las primeras manifestaciones de deseo homoerótico en
la literatura
brasilera algunos autores incluyen también: "Pílades e
Orestes” (cuento) de
Machado de Assis, originalmente publicado como
Relíquias de Casa Velha (1906) y "O homen das fontes” de la
colección de cuentos Serão Inquieto
(1910) de Antônio Patrício (Quinlan y Arenas 27).
(11).
Según Quinlan y Arenas 0 ateneu "reveals
a homoerotic subtext that transpires through the sociocultural
structure of the
boarding school of the same name. In this novel, gender ideology serves
as the
prism for viewing sexuality, which results in the feminization (and
concomitant
devalorization) of male homosexuality within patriarchal society”
(xxii). De otro lado, según los
editores de Lusosex, en la novela de
Aluísio Azevedos 0 cortiço el
lesbianismo es un subtema poco importante en el relato y es
representado como
una patología (xxii).
(12).
En Beyond Carnival: Male Homosexuality in
Twentieth Brazil James Green subraya algunos de los cambios
fundamentales
que se presentaron en este periodo. En primer lugar, Green
señala la expansión
del espacio urbano en el que les era permitido "navegar” a los
homosexuales.
Muchos de ellos hacían parte de una clase media emergente que
gracias al
llamado "milagro económico” que se dio en el país entre
1968 y 1973 comenzaba a
convertirse en una importante fuerza de consumo (242) . Abundaron
entonces
bares, discotecas y saunas. A pesar de las persecuciones policiales,
los
travestis, las prostitutas y los proxenetas eran personajes visibles en
las
calles de Sao Pãulo y Rio de Janeiro.
(13).
En 1976 Damata publica Os Solteirões,
incluye cuentos realistas de proxenetas, prostitutas e historias de
hombres que
se identifican como "machos heterosexuales”, pero que sólo
encuentran
satisfacción sexual en sus encuentros con jóvenes
adolescentes.
(14).
Esta información se obtuvo en la pagina web de la Editora Global
que publica
las obras más importantes de Carraro: O
Estudante (1975), O Estudante II (1988),
O Estudante III (1991) y
Meu
Pofessor, Meu Herói (1995). http://www.globaleditora.com.br/
(15).
Desde mediados de los años setenta y principios de los ochenta,
hubo un grupo
considerable de escritores masculinos, y poetas brasileros que han
escrito
abiertamente sobre temas relacionados con la homo y la bisexualidad,
además de
Abreu, João Silverio Trevisan, Silvano Santiago, Bernardo
Carvalho, Herbert
Daniel y el poeta Valdo Motta. Algunos autores menos conocidos como
Gasparino
Damata, Darcy Panteado, Aguinaldo Silva y Glauco Mattoso. De este grupo
Abreu y
Santiago son las figuras más conocidas. Santiago es considerado
uno de los
intelectuales contemporáneos más prominentes en Brasil.
(Arenas 235-236).
(16).
Por ejemplo, en
el prefacio de Literatura homoerótica e seus
espelhos Trevisan afirma que: "[P]oucos foram os textos
apresentados que escaparam ao padrão estilístico de
representação "naturalista”, enquanto tentativa de
"copiar” a realidade. ...o que se viu: uma
multidão de tratamentos estereotipados da erótica
homossexual, com um baixo
grau de representação erótica nos contos
apresentados...um tratamento escapista
que pouco tem que ver com a vida real”(11-12).
(17).
Roberta
Mock en Heteroqueer Ladies: Some
Performative Transactions between Gay Men and Heterosexual Women ha propuesto el
uso de la
expresión heteroqueer. El
término describe a quienes,
aunque tengan relaciones sexuales con personas con fisiologías
"opuestas” a la
propia, se auto-interroguen acerca de sus elecciones sexuales y admitan
la
provisionalidad de cualquier posición identitaria y a la
sexualidad humana como
un continuum. Se trata de sujetos que intentan "entender” las
sensibilidades
homo-trans-bi-sexual y/o que produzcan arte o teor’as que avancen la
lucha de
los derechos de la comunidad LGBT.
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---.
Prefácio "Literatura
homoerotica e seus espelhos”. Triunfo dos
plos e
----. Devassos no
paraíso: a homossexualidade no Brasil, da colônia ˆ