Los cuentos mexicanos de Max Aub


Juan Carlos Hernández Cuevas

Emporia State University

El presente es un análisis del contexto sociohistórico y político de los cuentos de tema mexicano de Max Aub publicados entre 1957 y 1964. Durante esta etapa, por medio del género breve, Aub interpreta y recrea el medio ambiente del México rural y urbano que antecede y prosigue a la Revolución Mexicana de 1910. Los Crímenes ejemplares (1957) (1), Cuentos mexicanos con (con pilón) (1959) y El Zopilote y otros cuentos mexicanos (1964), el cual es una ampliación de Cuentos mexicanos, proveen una visión del país, su sociedad, historia, cultura, carácter e identidad.

En esta investigación utilizo como referencia crítica La novela histórica, de György Luckács, en donde señala el papel fundamental de la literatura como vehículo de recreación de diversas épocas. Las ideas de Luckács son adoptadas para establecer un marco teórico que explique el espacio sociohistórico y político de los relatos mexicanos de Aub. (2). Empleo también la obra La presidencia imperial. Ascenso y caída del sistema político mexicano (1940-1996) (1997), de Enrique Krauze. Para interpretar el carácter e identidad del mexicano utilizo El perfil del hombre y la cultura en México (1934), de Samuel Ramos (3), y El laberinto de la soledad (1949), de Octavio Paz.

Los Cuentos mexicanos (con pilón) y El Zopilote y otros cuentos mexicanos fueron clasificados por Aub en tres etapas históricas: la primera antecede a la Revolución Mexicana de 1910; las siguientes ocurren durante la fase armada de la Revolución y la era postrevolucionaria. Los Crímenes ejemplares transcurren en la postrevolución.

La mayoría de los cuentos mexicanos suceden después de la Revolución y giran en torno a dos ejes: uno histórico y otro ficticio. El contexto de las narraciones establece el vínculo intelectual de Aub con la literatura mexicana y sus autores; la historia y la ideología de las élites culturales del momento. Ignacio Soldevila Durante ha explicado que "la extensión varía notablemente, desde la condensación en breves líneas [de Crímenes ejemplares,] hasta las mayores dimensiones del cuento y de la novela corta" (160).

Para apreciar y entender la complejidad de los cuentos mexicanos, comentaré a grandes rasgos La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco, de Aub: una narración que reproduce el entorno literario que el escritor experimenta en la ciudad de México, después de su llegada al puerto de Veracruz en octubre de 1942. En el café París (4) convivió con Samuel Ramos, Octavio Paz, José y Celestino Gorostiza, Xavier Villaurrutia, Rodolfo Usigli, José Luis Martínez, Alí Chumacero, Octavio G. Barreda, y otros importantes escritores mexicanos. Allí, tuvo la oportunidad de escuchar las críticas literarias que los autores mexicanos expresaban de sus propios libros o los de sus compañeros. El trato con los escritores de México y el estudio pormenorizado de sus obras, explica la inserción de intertextos en un considerable número de los cuentos mexicanos. En el transcurso de los años, Aub se revela como un testigo gradual que describe el ambiente mexicano del siglo XX : "hablan de literatura, de la guerra española, de arte . . . de política . . ." (La verdadera 15).

Debido a la extensión de Cuentos mexicanos (con pilón) y El Zopilote y otros cuentos mexicanos, y en consideración al formato, me concreto a interpretar los relatos que ilustran con mayor claridad el propósito de esta investigación. Con relación a Crímenes ejemplares, analizo sólo aquellos que aparecen clasificados en el texto como crímenes mexicanos.

Homenaje a Próspero Mérimée, el primer relato de Cuentos mexicanos (con pilón), está dedicado al ensayista e historiador José Luis Martínez, y es el único cuento que describe la atmósfera provinciana que antecede a la Revolución Mexicana. Soldevila refiere que el cuento fue "titulado por el parentesco indudable de la anécdota con el famoso relato de Mérimée, Carmen" [1845] (177). Sin embargo, y aunque los temas de la desdicha amorosa y el bandolerismo relacionan a las dos obras, el ambiente sociohistórico y político, la prosa abundante en mexicanismos y la alusión de la literatura mexicana finisecular decimonónica, distancian a Homenaje de Carmen.

El trasfondo histórico nos sitúa en la etapa posterior al golpe de Estado realizado por Porfirio Díaz en 1876 (Krause 162). En particular se relata el problema del bandolerismo y la inconformidad del pueblo mexicano ante los efectos de la Guerra de Reforma (1858-1861). (5)

Aub incluye personajes y eventos históricos ligados a la situación sociopolítica de la segunda mitad del siglo XIX. Hace mención de la etapa juarista, la intervención francesa (1862-1867), y narra los años en que el general Porfirio Díaz es catalogado como un golpista que "organizó la Guardia Rural" (28) con el propósito de combatir el bandolerismo personificado por El Negro.

El Negro era de Veracruz, de Mandinga . . . Negro, por lo cobrizo, la nariz larga afilada . . . Se hizo jinete siendo niño todavía, en 1860 cuando Miramón . . . Así empezó el Negro a recorrer mundo, a favor de liberales o conservadores, según pintara. Con Negrete en Orizaba; con Ortega, en Durango . . . . Anduvo con diversas partidas: con Corona, con Berriozábal, con Arteaga. En el 73 estuvo con Lozada, en la sierra de Tepic, con él bajó a Jalisco y volvió a Zacatecas. (6) (27-28)

Esta forma de delincuencia resalta el problema descrito en las novelas mexicanas Los bandidos de Río frío (1889-1891), de Manuel Payno, y El Zarco (1900), de Ignacio Manuel Altamirano. Ambas son una referencia histórica para recrear, con un estilo propio, "un fenómeno social que ocurrió por todo México" (Vanderwood 9), y que es consecuencia de la brutal Conquista española. Guillermo Bonfil Batalla subraya que, desde el siglo XVI, un número indeterminado de africanos traídos a tierras mexicanas en calidad de esclavos, escapaban para agruparse en cuadrillas, vivir en palenques (comunidades remotas de autogobierno) y cometer toda clase de fechorías. Los mestizos y otras castas se incorporaron, extendiéndose por todo el país (79).

Las descripciones históricas de Homenaje también nos remontan a la novela Calvario y Tabor: Novela Histórica de costumbres (1868), de Vicente Riva Palacio. Una obra que narra la presencia de los chinacos o soldados liberales que pelearon durante la invasión francesa y la Guerra de Reforma. Así, el relato de Aub es un recuento histórico de la presencia y caída de los chinacos; tal y como lo indica Soldevila: "El lugar, situado al pie de la Sierra Madre, es el último refugio a donde ha llegado e intenta sobrevivir una partida de bandoleros arrinconada por el acoso de los rurales" (177). Al final, Aub se asegura de que el lector sepa que se está refiriendo a los chinacos ya que, como he mencionado, estos soldados integraron importantes fuerzas en el ejército mexicano del siglo XIX: "Fueron juntos bandoleros y federales" (30). El epílogo asimismo descubre aspectos del machismo mexicano y la violencia que preceden a la Revolución Mexicana:

Desde el camino, cabalgando, el negro se volvió para mirar a la mujer que traía arrastrada con un mecate, hecha polvo. Del amate pendía el capitán. Chon estaba montado sobre sus hombros, mientras Julia tiraba frenética, de los pies del ahorcado. (30)

Soldevila afirma que en Homenaje a Próspero Mérimée y en casi todos los cuentos mexicanos de Aub, el desenlace es "fulgurante y violento" (304).

Memo Tel acontece durante la fase armada de la Revolución y pertenece a los relatos que, desde la perspectiva teórica de Aub en De algunos aspectos de la novela de la Revolución Mexicana, están relacionados con "los sucesos de la Revolución pero forzosamente son otra cosa, entrañando otra manera de entenderlos y expresarse" (Ensayos 52) (7).

La leyenda de Guillermo Tell (situada en el siglo XIV) y El águila y la serpiente (1928), de Martín Luis Guzmán, enmarcan una inteligente recreación de la atmósfera que precede a la derrota del general Francisco Villa (8). Cabe aclarar que la novela de Guzmán narra acontecimientos ocurridos entre 1913 y enero de 1915. Memo Tel principia, quizá a manera de continuación, el 12 de junio de 1915. Aub y Guzmán presentan la imagen literaria de un Francisco Villa violento e implacable ante el desacato de sus subordinados; pero racional y benevolente :

–Esto nos va a traer complicaciones de esas que llaman internacionales, señor coronel Gómez . . . .
−Por de pronto se me presenta arrestado en el cuartel . . .
−Me lo truena, capitán . . .
Villa le mira sonriendo. Se retoca una de las guías del bigote con la mano izquierda. Ríe, todos ríen . . . . Ande, muchachito, póngaseme en la esquina, con la mera naranjita en la cabeza, verá como el general Francisco Villa no falla . . . La naranja dio un salto, cayó reventada. (44- 45)

Respecto a El águila y la serpiente, Jean Franco comenta que el "realismo de Guzmán consiste en su captación del detalle significativo y en su selección de anécdotas que nos explican lo que representa vivir en medio de una revolución. Al lector raras veces se le permite asomarse a refriegas o batallas de importancia . . ." (228). Aub también distingue eventos trágicos como Cananea o relevantes batallas como la toma de Zacatecas y la batalla de Celaya; pero, tampoco nos permite adentrarnos en los combates.

Para estructurar su relato, Aub recurrió a El águila y la serpiente "una obra maestra que entreteje los fundamentos del género: relatos, crónicas, impresiones, memorias, …. y proporciona la clave para entender lo que fue la Revolución" (Ensayos 75). Crea un cuento magistral que describe, con un estilo original, los siguientes aspectos del ambiente villista de dicha novela:

La sucinta descripción del personaje hacía especial hincapié en la naturaleza violenta de Villa mediante la insistente referencia a la pistola . . . . La primera imagen de Villa remitía, pues, a una violencia consusbstancial a la persona. Villa era identificado, fundido con su pistola en un mismo ser. Era la encarnación de la violencia . . . . Martín Luis Guzmán contraponía en cuatro relatos la diversión de la masa inculta, brutal y zafia, y la de los dirigentes revolucionarios . . . bañada en mezcal, que se liberaba por unas horas de la tragedia de la guerra . . . . era la diversión rodeada de la muerte. (Delgado 109-111)

Aub utiliza como telón de fondo la historia de Guillermo Tell y emplea el habla coloquial del México bronco para reproducir el entorno revolucionario villista del episodio intitulado "Noche de Coatzacoalcos", de El águila y la serpiente.

Memo Tel, y los cuentos en estudio, contienen elementos de la idiosincrasia mexicana tipificados por Samuel Ramos y Octavio Paz en los ensayos "Psicoanálisis del mexicano" y "Los hijos de la Malinche", parte de las obras mencionadas. La narración comprende la violencia del lenguaje mexicano (9) aunada a la violencia fisica; el hermetismo, el machismo y la tesis del complejo de inferioridad.

en cualquier pinche pueblo de hijos tales por cuales, cuelgo el mío: a ver si sale un Memotel de ésos. Pero ¡quía! Eso solo pasa en los cuadritos. Aquí no hay más huevos que los míos, mejorando los de mi general Villa . . . . (10) Con las copas hablaban interminablemente de todo, menos de los que les tenía a pecho . . . . Que no digan que un mexicano es menos que ese francés o lo que sea . . . .–¿Usted es muy macho, no ? (34-41).

El lenguaje y la constante referencia textual a los rajamientos apuntan las opiniones de Paz: "El hijo de la chingada" es el engendro de la violación, del rapto o de la burla . . . . en un mundo de chingones, de relaciones duras, presididas por la violencia y el recelo . . . nadie se abre ni se raja . . ." (216-217), hecho que Soldevila también verifica en su reseña del cuento. (177-178)

El chueco es un cuento que transcurre de 1920 a 1935; y de 1940 a 1946. Entre 1920 y 1935, la violencia en México posee un carácter étnico, político, religioso y social. Esta segunda fase de la Revolución Mexicana concluyó con el ascenso al poder del general Lázaro Cárdenas del Río en diciembre de 1934 (Krause 21-22). En El chueco la Revolución aparece de fondo e integra a los personajes en la etapa donde los generales revolucionarios llegan a ocupar, mediante el poder constitucional, la presidencia del país: "cuando la bola dejó de ser lo que era", advierte Aub, para dar continuidad al relato (60).

El segundo periodo denota particularidades del sexenio presidencial del general Manuel Ávila Camacho (1940-1946): el último presidente militar en México. Los indicios históricos verifican acontecimientos del régimen: un gobierno en donde "los breviarios del Fondo de Cultura Económica" y los trenes con "máquinas diesel" coexisten con la violencia institucional de la tortura, la pena de muerte y la presencia de "grupos sinarquistas" (60-61) (11). A la vez, explica cómo el periodismo de nota roja de La prensa y otros diarios fueron instrumentos de manipulación social:

Las autoridades, con problemas de índole político –unos grupos sinarquistas que andaban fregando por el rumbo− le dieron vuelo al proceso, con tal de entretener. Lo consiguieron. El juicio fue sonado, con periodistas de la capital que recargaron las tintas de las miradas sombrías del asesino (torvo, fiero, pavoroso, aterrador, horroroso, feo, etcétera). (61)

El humor de la picardía mexicana es un recurso para narrar las vicisitudes de los personajes. Así, el pensamiento del protagonista es revelado.Antonio Muñoz, alias El Chueco, burlado por la esposa y su amante, logra consumar su venganza por medio de una ingeniosa maniobra picaresca que destaca el humor negro mexicano:

No tuvo reparo en admitir que las cosas habían sucedido tal y como las esperaba, hasta que le puso una enagua de la infiel al cadáver que encontró tirado al lado de la vía. –Pa dar con ella . . . Si no ¿dónde la buscaba yo? Por aquello de que el que porfía mata venado, le cambiaron el alias, lo llaman el Porfiado. (61-62)

En Cómo Julián Calvo se arruinó por segunda vez los hechos y temas sociopolíticos evidencian el ascenso al poder de Miguel Alemán Valdés, primer presidente civil. El régimen alemanista (1946-1952) se enfoca, tal y como sucede en el relato, en la creación de un gobierno empresarial integrado por patrones preocupados, entre otras áreas de producción, en el crecimiento de la industria del "papel" y de la "imprenta" con el supuesto fin de ponerlas al "servicio de la cultura" (Krause 110-112). Aub ficcionaliza acontecimientos reales para describir avatares del gobierno alemanista:

Lo cierto, ahí estaba la prensa. Iba a poder trabajar más y mejor . . . le habían prometido que la CIMESA . . . Los del Astral se habían comprometido a darle tres libros. Benito Castroviejo haría en la imprenta su Revista Fiduciaria y Comercial; no eran más que quinientos ejemplares, pero buenos eran. Había que celebrarlo. (47)

Al mismo tiempo señala la corrupción en México. Por este motivo, menciona al sindicalismo de la CTM (Confederación de Trabajadores Mexicanos), y al Partido Popular fundado por Lombardo Toledano. Krause comenta que en 1948 nace "el Partido Popular, un ‘partido de masas para defender la independencia nacional, elevar la vida del pueblo y promover e impulsar la industrialización del país . . .’ el partido se convirtió en una leal oposición de izquierda" (170-172).

Ignacio Soldevila declara que el protagonista Julián Calvo "no quiere tener en cuenta el diferente carácter de los mexicanos", (178) un carácter integrado por la tradición y el sincretismo religioso nacional :

Aquí estamos acostumbrados a que venga el padrecito y haga su faramalla y todos tan contentos . . . Y rezan el Padre Nuestro y el Ave María al revés, hacen un nudo a cada palabra y a los siete nudos cae la bruja a sus pies. Además, los que nacen el día de San Juan son los que tienen más poder y mis hornos son mejores o peores según quemen mejor o peor los diablitos que les ponen. Entérate: al nahual le ponen alas de petate para pedirle que sus hijos sean guapos y, si las buscas, encontrás velas negras, para el Diablo . . . (48-52).

La narración acentúa las divergencias culturales, ideológicas y de caracteres de los personajes que se resisten a ser partícipes de un sistema ajeno e injusto. México, contempla Aub, es un lugar incomprensible para el protagonista Julián Calvo y los demás exiliados españoles; incapaces de ajustarse y entender el nuevo medio ambiente. La ironía aubiana se produce cuando vemos que, mientras para el pueblo mexicano esta forma de actuar es justificable, para los mexicanos privilegiados y personajes del cuento no lo es.

Otro de los relatos que acontece durante el régimen de Miguel Alemán o un poco después, es Los avorazados (12). Es la historia de un autorrobo planeado por un cobrador resentido por la falta de confianza de su jefe. La trama involucra a varios personajes pícaros y desconfiados. El leitmotiv del cuento es la desconfianza, en este caso, a raíz de la actitud pícara que desde finales del siglo XVIII ha sido considerada un atributo del carácter mexicano. El jesuita novohispano Francisco Javier Clavijero en Historia antigua de México (1780-1781) observó que "la habitual desconfianza" de los antiguos mexicanos los inducía "a la perfidia" (1: 169). En el siglo XX, Samuel Ramos y Octavio Paz enfatizan que la desconfianza es un rasgo intrínseco del carácter mexicano contemporáneo. Para Ramos: "La desconfianza de sí mismo produce una anormalidad de funcionamiento psíquico, sobre todo en la percepción de la realidad. Esta percepción anormal consiste en una desconfianza injustificada de los demás . . ." (77). En Los avorazados, la desconfianza generalizada es un recurso para exponer los efectos de la corrupción gubernamental.

Es importante reiterar que Los avorazados y El Chueco relatan conductas criminales que surgen a causa del forzado éxodo rural. Aub concentra en ambos cuentos un fenómeno social consecuente de la segunda guerra mundial y la política del gobierno mexicano.

Los cuentos mexicanos (con pilón) y El Zopilote y otros cuentos mexicanos abarcan relatos sobre la problemática agraria del México postrevolucionario. La hambre, Juan Luis Cisniega, El hermanastro y La vejez son narraciones telúricas que contienen elementos idiosincráticos como el hermetismo, la indiferencia ante la vida o la muerte, y el machismo. En conjunto, estos cuentos describen el fracaso de la reforma agraria; el problema del latifundismo, el caciquismo y sus males sociales; y el oportunismo subsecuente a la Revolución.

La temática y visión aubiana del agro mexicano coincide con El llano en llamas (1953), de Juan Rulfo. Al igual que Rulfo, Aub logró captar lo que Carlos Blanco Aguinaga atribuye a la obra de Rulfo: el laconismo monótono, la quietud, la sensación de tragedia inminente y el fatalismo (El llano 18) del medio rural.

La hambre enfoca una imagen campestre patética como bien ha señalado José R. Marra López. La indiferencia ante la vida y la muerte de los personajes hace perceptible la devastación moral producida por la Revolución y el fracaso de la reforma agraria.

Se lo habían quitado todo. Ni siquiera clamaron al cielo. Amontonaron hierba seca, trozos de madera, los petates, la mesa, la banca, atrancaron la puerta y con la luz de la veladora de la Guadalupana, pegaron fuego a todo. Ni los Barraganes ni los Conejos acudieron . . . Entonces los enterraron por el olor. (57)

Juan Luis Cisniega es la personificación del macho mexicano descrito por Octavio Paz.

Es un cacique en decadencia que tiene que marcharse de sus tierras, a causa de la amenaza de gente con más poder, y dar paso a la modernización del país. El cuento recalca el proseguimiento histórico e importancia de la producción minera en la economía nacional.

El tema de la tierra asociado al machismo y al oportunismo continúa en dos relatos de El Zopilote y otros cuentos mexicanos : El hermanastro y La vejez. El hermanastro (13) reitera la tradición caciquil de la poligamia: "El Chupamirtos es mi padre y el de muchos" (176). Además, especifica el impacto de la política agraria postrevolucionaria y la resignación del campesino mexicano ante su propia realidad social.

La vejez así como El hermanastro apuntan la plataforma de los regímenes de los generales Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles que, según Carlos Fuentes, fue "crear un Estado nacional moderno, capaz de fijarse metas de beneficio colectivo mientras promovía la prosperidad privada" (41). Los nuevos caciques surgen de las filas revolucionarias y aprovechan la situación del momento para adueñarse o recibir concesiones de grandes extensiones de tierra y proseguir, con el subsidio gubernamental, las costumbres de sus ancestros porfirianos:

Galdeano posee 50 hectáreas más, sin contar sus tierras de Jalisco (14) . . . . al amparo de la ley federal de tierras ociosas –en 1920−, de la ley de tierras libres –en 1923−, y que no eran tontos, fueron sumando parcelas. Así son ahora ricos, viejos, vecinos. La tierra en que labraron su fortuna se les muestra agradecida al no plantearles más problemas que los de la venta del pulque, que se van resolviendo –a Dios gracias− sin muchas fatigas. (203-204)

La vejez, El hermanastro y Juan Luis Cisniega evidencian que pocas cosas han cambiado con la Revolución, ya que los peones continúan sometidos al abuso constante de los nuevos caciques ex revolucionarios.A finales de la década de los cuarenta, Aub inició la publicación de los cuentos de humor negro intitulados Crímenes ejemplares. Entre ellos destaca una serie de relatos breves que clasifica como crímenes mexicanos: "un anecdotario en torno al homicidio sin premeditación y, en general, con alevosía por parte de la víctima" (Soldevila 183). En general, los crímenes mexicanos parodian el carácter violento atribuido al mexicano por Ramos y Paz, y en parte recrean el alemanismo. Las ideas de "El psicoanálisis del mexicano", de Ramos, ofrecen a Aub un punto de partida para describir las conductas anómalas de los personajes urbanos:

Todo lo interpreta como ofensa. En esto el mexicano llega a extremos increíbles. Su percepción es ya francamente anormal. A causa de la susceptibilidad hipersensible, el mexicano riñe constantemente. Ya no espera que lo ataquen, sino que él se adelanta a ofender. A menudo estas reacciones patológicas lo llevan muy lejos, hasta cometer delitos innecesarios . . . . El mexicano tiene habitualmente un estado de ánimo que revela un malestar interior . . . Es susceptible y nervioso; casi siempre está de mal humor y es a menudo iracundo y violento. (81)

Ramos tipifica al mexicano de la ciudad como un mestizo o blanco, proletario o burgués, desconfiado y resentido; introvertido y acomplejado; carente de principios, iracundo y en extremo violento, verbal y físicamente (72-84). Acentúa lo expuesto para agregar otras actitudes antisociales. Simultáneamente, las reflexiones de Paz son un recurso eficaz para especificar la conducta criminal de los personajes aubianos y reforzar desde un punto de vista adicional el estudio de Ramos. Para Paz, "el mexicano mata –por vergüenza, placer o capricho–" (196); y es un ser indiferente ante la vida y la muerte. Paz relaciona la intrascendencia del vivir o morir con la conducta virulenta del macho mexicano.

Las perspectivas de Ramos y Paz coinciden con la temática de varios crímenes mexicanos y el tono propuesto por Aub, quien en el prefacio de Crímenes ejemplares, confiesa: "Empleo, evidentemente, un tono absurdo para presentar estos ejemplos" (8):

"Roncaba. Al que ronca, si es de familia se le perdona . . . Me quejé al casero. Se rió . . . Yo no podía dormir . . . El tiro se lo pegué con la escopeta de mi sobrino" (25). "Lo maté porque me dolía la cabeza. Y él venga a hablar, sin parar, sin descanso, de cosas que me tenían completamente sin cuidado" (30). "–¿Por qué se me va a acusar de haberle matado si se me olvidó de que la pistola estaba cargada? Todo el mundo sabe que soy un desmemoriado" (35). "Lo maté porque tenía una pistola. ¡Y da tanto gusto tenerla en la mano!" (49). "Les dábamos en toditita la madre a esos chingones de la Nopalera . . ." (53).

Algunos de los crímenes mexicanos alegorizan el impacto social del cambio abrupto y deshumanizado que caracteriza al gobierno de Miguel Alemán. Tal y como he mencionado en páginas anteriores, durante el alemanismo, un número extraordinario de campesinos experimenta el cambio de lo rural por lo urbano; el régimen los transforma en obreros sujetos a la enajenación social y a la represión cotidiana.

Aub satiriza la realidad sociopolítica mexicana. Uno de los crímenes más concisos exterioriza la atmósfera del alemanismo:

Yo no tengo voluntad. Ninguna. Me dejo influir por lo primero que veo. A mí me convencen en seguida. Basta que lo haga otro. El mató a su mujer, yo a la mía. La culpa del periódico que lo contó con tantos detalles. (69)

Aclara Krause que la falta de libertad de prensa fue un distintivo gubernamental: "El lector podía enterarse con detalle sobre el crimen pasional de la noche anterior . . . . Pero si lo que buscaba era la verdad informativa y la opinión desinteresada sobre la realidad nacional, tenía que acudir a una prensa no escrita: la del chisme, la conseja y el rumor" (150). Aub ofrece indicios directos para que el lector logre ubicar el periodo y lugar donde ocurren los crímenes, y hasta el motivo: "Le pedí el Excélsior y me trajo El Popular" (48).

La crítica mordaz de la corrupción del régimen está presente en otro crimen:

El policía pitó . . . Me alcanzó en seguida con su motocicleta. Me habló de mala manera . . . Pero bien está pagar una mordida cuando se ha cometido una falta o se busca un favor. ¡Pero en aquel momento lo que el sostenía era una mentira monstruosa! (15)

Herbert Cerwin expone a la mordida como una práctica cotidiana y generalizada en todos los niveles gubernamentales. Y aunque Miguel Alemán anunció en todos los diarios la eliminación de la mordida, los bajos salarios de la policía, de tres cincuenta a seis pesos diarios, promovieron esta conducta (324-325). La referencia de cantidades nos remonta a la época: "Ya sé yo que no buscaba más que uno o dos pesos, o tres a lo sumo" (15). "Lo maté porque me dieron veinte pesos para que lo hiciera" (23).

El fenómeno de urbanización y centralización industrial es ilustrado con la descripción de autobuses repletos de trabajadores que tienen que adaptarse a los deficientes servicios públicos de la ciudad de México. Aub distingue la incorporación de la mujer mexicana en el sector obrero; en condiciones infrahumanas, es forzada a sobrevivir en un medio hostil y vulgar:

Es que ustedes no son mujeres y, además, no viajan en camión, sobre todo en el de "Circunvalación", o en el amarillo cochino de "Circuito Colonias", a la hora de salida del trabajo. Y no saben lo que es que le metan a una mano. Que todos y cualquiera procuren aprovecharse de las apreturas para rozarle a una los muslos o las nalgas, haciéndose los desinteresados, mirando a otra parte, como si fuesen inocentes palomitas. (72)

Los siguientes crímenes recrean la etapa cinematográfica, periodística y teatral en la vida de Aub. Los cuentos nos ubican en la época de oro de los noticieros, la cinematografía y el teatro mexicano (15): "Y aquella pareja se pasó el Noticiero Universal cuchicheando . . ." (70). "El Oficial Mayor de la Unión de Autores Cinematográficos me devolvió amablemente mi manuscrito . . ." (43). "Estaba leyéndole el segundo acto . . . ¡Aquel imbécil se moría de sueño! . . ." (23); "Aquel actor era tan malo, tan malo que todos pensaban . . . « que lo maten » . . ." (25). Estos y otros crímenes mexicanos reconstruyen aspectos de la realidad urbana del alemanismo. Y sin lugar a dudas, los personajes satirizan las características determinadas por Ramos y Paz.

La inclusión textual de los rasgos salientes del carácter nacional ideados por Ramos y Paz coadyuva a presentar una visión irónica de la sociedad urbana y rural en los relatos. El humor negro y la indiferencia ante la vida, expresada en la insignificancia de la muerte, el machismo y su distintiva violencia física o verbal; la actitud rencorosa, el hermetismo y el consecuente desahogo violento son elementos que Aub utilizó para representar el carácter, cultura e identidad del mexicano. Para concluir esta investigación, debo puntualizar que gracias al profundo conocimiento de la literatura y sus autores; la sociedad, historia, política y cultura de México, Aub escribió una serie de cuentos mexicanos que enriquecen el género breve hispanoamericano y reproducen, desde el punto de vista crítico de Luckács, el ámbito sociohistórico y político de México.

 

Notas

(1). "Aparecieron sus primeros ejemplos en Sala de Espera [1948-1951], a partir del segundo volumen, y han sido publicados en libro, incompletos, en 1957 . . . . Otros crímenes han aparecido en Papeles de Son Armadans, Palma, vol. CI, 1964, 194-212" (Soldevila 183); en la Revista de la UNAM "Nuestra Década", (1964): 903-907, y en la edición completa de 1972.

(2). Esta y las demás traducciones del inglés al español son mías.

(3). Samuel Ramos es el precursor de los estudios sobre lo mexicano y el movimiento de la filosofía del mexicano. Determina el origen psicológico de los aspectos sobresalientes del carácter mexicano, y postula la tesis del complejo de inferioridad en México. Paz examina las ideas de Ramos con una perspectiva histórica.

(4). La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco omite el nombre de este café, pero gracias a una crónica de Octavio Paz se puede precisar el nombre e ubicación del establecimiento: "Xavier y Octavio G. Barreda me invitaron a su tertulia del café París. El café París de mi tiempo estaba en la calle 5 de Mayo. El grupo se reunía todos los días . . .’’ (Paz, Generaciones y semblanzas 445). Un testimonio de Celestino Gorostiza menciona la presencia de Aub en el mismo lugar: Max Aub y otros que no formaban en realidad grupos aparte, sino que alternaban con los mexicanos y circulaban entre ellos (INBA 111-112).

(5). Según Aub, la Reforma "desde muchos puntos de vista, engendrará la Revolución, tanto por sus bienes como por sus males, acrecentados con la dictadura de Díaz" (Ensayos mexicanos 44). La Historia general de México explica que la Reforma generó leyes "basadas en la separación de la Iglesia y el Estado. La primera de ellas fue el 12 de julio y ordenaba la nacionalización de los bienes eclesiásticos y la extinción de las órdenes monásticas. Siguió la ley sobre la institución del registro civil, la ley sobre el matrimonio y la referente a la secularización de los cementerios y posteriormente la de tolerancia de cultos" (601). "Las leyes de 1857 iniciaron la corriente desamortizadora de los bienes eclesiásticos y municipales con el fin de consolidar la pequeña propiedad. Pero los resultados fueron los contrarios: la consolidación del latifundismo y un gran negocio para los especuladores. Durante el Porfiriato, los extranjeros, y particularmente los españoles en lo que al sector agrario se refiere, se vieron favorecidos por la política de concesiones de grandes extensiones de tierra y de usurpación de los ejidos . . . monopolizan la tierra y condenan a la miseria al peón o jornalero, reprimiendo cualquier intento de reforma" (Delgado 124).

(6). La narración reconstruye hechos por medio del señalamiento de relevantes personajes históricos. El general Miguel Miramón defendió la causa conservadora hasta el final de su vida. Los generales Jesús González Ortega, Ramón Corona, Felipe Berriozábal y José María Arteaga protegieron la causa constitucionalista en la Guerra de Reforma y contribuyeron a la defensa liberal para consolidar el triunfo de la república durante la intervención de las tropas francesas de Napoleón III. Manuel Lozada combatió contra el ejército liberal y cometió actos vandálicos en la Sierra de Alica, Tepic. Para una mayor información, véase El liberalismo militante y El liberalismo triunfante en Historia general de México (585-705).

(7). El cuento está dedicado al periodista mexicano José Alvarado Santos (1911-1974). Participó en la campaña presidencial de José Vasconcelos (1929) y fue miembro fundador del Partido Popular (1948). Autor de los libros de relatos Memorias de un espejo (1953) y El Personaje (1955) (Musacchio 1: 135).

(8). El 11 de junio de 1915 aparece el Manifiesto del jefe constitucionalista Venustiano Carranza: "declara que domina la mayoría del país y pide que se le sometan bandos contrarios para lograr la paz y consumar la Revolución . . . Por decreto, en 1916, Carranza declara a Villa fuera de la ley" (Castro Leal 1 : 35-36). Según Aub, El águila y la serpiente "es una obra maestra que entreteje los fundamentos del género: relatos, crónicas, impresiones, memorias, que forman un libro clásico en cuanto a fondo y forma, y proporciona la clave para entender lo que fue la Revolución en su periodo agudo y no solamente como el canto épico que es Los de abajo" (Ensayos 75).

(9). Los cuentos expresan la fidelidad al lenguaje expresada por Paz: "Escribir, equivale a deshacer el español y a recrearlo para que se vuelva mexicano, sin dejar de ser español" (310). Sobre el lenguaje de México, Aub opinaba: "el problema de si el "mexicano" es hoy un idioma distinto del español. Si no lo es, como el "argentino", muy posiblemente llegará a serlo" (Ensayos 47).

(10). Ramos, en su estudio de El "pelado" mexicano, asevera que es "completamente desgraciado [y], se consuela con gritar a todo el mundo que tiene 'muchos huevos' . . ." (75). "Sus explosiones son verbales, y tienen como tema la afirmación de sí mismo en un lenguaje grosero y agresivo. Ha creado un dialecto propio cuyo léxico abunda en palabras de uso corriente a las que da un sentido nuevo" (73).

(11). "El sinarquismo, con su organización secreta y sus tesis místico militares, dio algunos golpes, como las <<tomas>> algo mas que espectaculares de Morelia y Guadalajara en 1941 . . . Al final del sexenio, el talante conciliador de Avila Camacho logró aún más: encauzar el sinarquismo hacia la acción política dándole registro como partido político" (Krause 57).

(12). Describe un robo de ochenta mil pesos: "en billetes de diez mil y nuevos" (64). Los billetes de diez mil pesos fueron impresos por el Banco de México en 1943, 1950 y 1953. La industrialización y los efectos sociales del fenómeno de la migración están presentes en el texto. Aub recurre al idioma inglés para ilustrar la nueva mentalidad neocolonialista producto de la inversión estadounidense: "repartirse los billetes "fifty-fifty"." (64).

(13). Aub dedica el cuento a Juan Rulfo. Véase la reciprocidad literaria con Nos han dado la tierra, de Rulfo: "Así nos han dado la tierra. Y en este comal acalorado quieren que sembremos semillas de algo para ver si algo retoña y se levanta. Pero nada se levantará de aquí. Ni zopilotes. Uno los ve allá cada y cuando, muy arriba, volando a la carrera; tratando de salir lo más pronto posible de este blanco terregal endurecido, donde nada se mueve . . . . La tierra que nos han dado está allá arriba" (El llano 42-44).

(14). La prosperidad de Jalisco y otros estados es resaltada en contraposición al irónico estancamiento socioeconómico descrito en La hambre, El hermanastro, El Zopilote y El hombre de paja.

(15). "Las décadas de los años cuarenta y cincuenta fueron la 'edad de oro' de aquellos noticiarios que antecedían rigurosamente la proyección de cualquier película en las principales salas de la Ciudad de México" (Pérez 203). Aub fue argumentista y coguionista de la película Mariachis (1949); guionista de El charro y la dama (1949) y otros filmes (Abellán 5: 120). José Emilio Pacheco ha precisado que muchas de las películas más mexicanas de Emilio Fernández tuvieron como guionista a Max Aub, sin crédito o con él, y que también fue importante su participación [como dialogista] en Los olvidados de Luis Buñuel [1950] (Corral 254-255). En este tiempo, los dramaturgos Celestino Gorostiza, Xavier Villaurrutia y Rodolfo Usigli dominan el teatro en México: "El 17 de mayo de 1947 se estrenó en el teatro de Bellas Artes la pieza El gesticulador, del dramaturgo Rodolfo Usigli. El público lo acogió con gran interés, pero el gobierno [alemanista] reaccionó con violencia . . ." (Krause 89).

 

Bibliografía

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