Camino de Ximena: testimonio de un marciano enamorado

 

Lorenzo Helguero

Georgetown University

 

Publicada en 2002 (aunque distribuida en Lima a mediados de 2003 por motivos de marketing), Camino de Ximena de Santiago del Prado, libro que agotó su primera edición en pocos meses, comparte diversas características con la llamada literatura del post-boom: la singularidad (la historia personal y no la Historia), la no pretensión de representar a nadie (no ser la voz de los "otros", sino la voz "propia"), el nulo interés por alegorizar la Nación (la problemática de la identidad nacional desaparece casi absolutamente). A estas características –que evidentemente están relacionadas entre sí- se podría añadir otra: el testimonio.

En el prólogo del libro (los paratextos de los que habla Sklodowska), del Prado afirma:

El libro que tienes en tus manos está compuesto de las cartas que le escribí a Ximena y una selección de los apuntes que llevé en mi diario.
No es una novela; es el extraño camino que recorrí buscando saber, por fin, del amor (del Prado, 14).

Resulta interesante contrastar la afirmación de del Prado con el comentario de Mirko Lauer que aparece en la contratapa del libro: "Crocante, romántica, irreverente, esta novela va a despertar la complicidad de muchos jóvenes". ¿Por qué esta contradicción? Al afirmar que no es una novela, parece claro que el autor está manifestando que lo que se narra en el libro no es ficción, que él lo ha "vivido y sufrido"; al afirmar Lauer lo contrario, podría pensarse que él no "cree" en la factualidad de lo narrado. Y es que el libro, al menos por la crítica periodística, fue recibido como una novela (1). Ricardo González Vigil y Abelardo Oquendo (críticos que publicaron reseñas del libro en los diarios El Comercio y La República respectivamente) inscriben al libro dentro de este género. Oquendo, incluso, manifiesta que "no hay otra manera de leer Camino de Ximena que como una novela" (La República, 24 de junio de 2003). Este mismo crítico afirma que "es difícil imaginar en nuestra época a un hombre de 26 años tan virginal y cándido como el Santiago de la novela de Santiago del Prado" (La República, 24 de junio de 2003) y probablemente por ello asume la ficcionalidad del libro. ¿Pero Camino de Ximena es un libro de ficción?

Si regresamos a la cita de del Prado, vemos que él mismo señala que el libro se compone de partes de su diario y las cartas de amor que le escribió a Ximena, esa moderna Beatriz estudiante de Literatura. Si se asume que esa afirmación es verdadera y no un recurso retórico, no estaríamos, claro está, frente a un libro de ficción, sino a un texto que pertenecería a ese género difuso llamado testimonio o literatura testimonial (2). En la primera carta que le escribe a Ximena, del Prado dice:

(...) permítame decirle, con todo respeto, que es usted un ser bastante inverosímil.
Porque señoritas abundan; y señoritas estudiando Literatura no son precisamente especie en extinción; pero señoritas que, además de estudiar Literatura, escriban (y por lo tanto lean) bien, y encima sean guapas...
...usted bien puede ser la primicia de tan exquisita casta en nuestro país. (del Prado, 19)

Páginas más adelante, en una entrada del diario en la cual Santiago encuentra el primer borrador de esa carta, el autor escribe:

Yo nunca he tenido una enamorada. A mi edad nunca me he besado con una chica. Más absurdo aún: yo nunca he tenido una amiga. (Es su turno, Srta. Ximena, de mascullar: "Srto. Santiago, permítame decirle, con todo respeto, que es usted un ser bastante inverosímil") (del Prado 149-50).

El autor es consciente de que la descripción que hace de sí mismo puede no ser creída por el "otro" (recordemos la frase de Oquendo: "es difícil imaginar en nuestra época a un hombre de 26 años tan virginal y cándido"), pero a la vez es consciente de su alteridad, de su condición marginal con respecto al amor. Ambos (o más precisamente él) pueden ser seres inverosímiles, pero a la vez desgarradoramente "verdaderos".

Otro aspecto que puede haber contribuido a que el texto haya sido recibido como una novela, es un pasaje de una carta al traductor Juan del Solar que del Prado incluye en el libro. En ésta, el autor escribe: "Tal vez ya debería ir pensando en escribir un libro que venda. ¿Qué hay que echar a la olla para que un libro venda? Tendría que ser una novela, que venda como venden esos Bayly, esos Fuguet, esos Loriga, todos esos mentecatos (por supuesto, no los he leído)" (del Prado 162). Este pasaje podría ser tomado como metaficcional, ya que el libro que del Prado publica (y la Editorial Norma vende) es justamente Camino de Ximena, la pretendida "novela". Pero a mi parecer sería un error tomar este pasaje de la manera referida. La fecha de la carta es 3 de diciembre de 1996; si consideramos que la primera carta que envía a Ximena es del "domingo 13 y jueves 17 y miércoles 23 de agosto de 1995", queda claro que al escribirle a del Solar aún no ha considerado reunir las cartas y los apuntes de su diario para estructurar el libro.

¿Podría considerarse a Camino de Ximena, entonces, como una novela testimonial? John Beverly, discutiendo este término, afirma:

I would rather reserve the term testimonial novel (or Capote’s "non fiction novel") for those narrative texts where an "author" in the conventional sense has either invented a testimonio-like story or, as in the case of In Cold Blood (...) extensively reworked, with explicitly literary goals (greater figurative density, tighter narrative form, elimination of digressions and interruptions, and so on), a testimonial account that is no longer present as such except in its simulacrum. (Beverley 25-26)

Más allá de que sea conveniente o no incluir en un mismo grupo a textos tan dispares (uno que narra hechos ficticios pero en la forma de un testimonio, otro que trata de registrar al detalle una serie de hechos ocurridos en la realidad, pero fuera de su experiencia), parece claro que Camino de Ximena no podría etiquetarse bajo el rótulo de novela testimonial: aquí hay un "autor" en el sentido convencional de la palabra, pero es ese "autor" el que narra sus propias experiencias y frustraciones.

Sin ninguna duda, Camino de Ximena presenta dificultades para ser incluido dentro de un género. Es un diario, pero es más que eso. Es un libro epistolar (incluye cartas de él y sus sobrinos a Ximena, la única respuesta de ella a Santiago, otra carta a su amigo traductor de la cual sólo he citado un pasaje), pero también es más que eso. Lo único que parece claro es que el texto narra hechos que efectivamente acontecieron. No hay simulacro: hay vida.

Un hecho llama la atención: en la foto de la contracarátula, aparece un del Prado de edad escolar, tal vez de diez años, que se cubre el rostro. Ya dentro del texto, en una carta que escribe para Ximena, aparece una foto de del Prado adulto, pero con una máscara de Dark Vader, el personaje de "La Guerra de las Galaxias":

 

El poeta "del lado oscuro", p. 247

Otro aspecto que se relaciona a esta decisión de "no dar la cara" es que el autor no asistió a la presentación de su libro, lo que nos dice mucho de la actitud de del Prado frente a su texto. El autor intenta cubrir su identidad y no aparece públicamente porque el texto que ha escrito es un testimonio demasiado personal, cartas que estaban destinadas para otros, selecciones de un diario que probablemente en un inicio no pensó nunca publicar.

Según la definición de Sklodowska, Camino de Ximena sería un testimonio inmediato o directo, frente a textos como el conocido Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia que sería un testimonio mediato o indirecto, ya que está mediado por un editor (Sklodowska a, 98). Sin embargo, críticos como Beverley restringen el término "testimonio" a discursos en los que el narrador está en conexión con un grupo o clase social del cual éste es su representante (3):

Testimonio represents an affirmation of the individual subject (...) but in connection with a group or class situation marked by marginalization, oppresion, and struggle. If it loses this connection, it ceases to be testimonio and becomes autobiography, that is, an account of, and also a means of acces to, middle or upper class status, a sort of documentary bildungsroman. If Rigoberta Menchú had become a "writer" instead of remaining as she has a member of, and an activist for, her ethnic community, her narration would have been an autobiography. (Beverley, 23)

El Santigo de Camino de Ximena, evidentemente no está conectado con una clase social ni con una lucha política: afirma su individualidad. ¿Por ello, entonces, dejaría de ser un testimonio? Segun la definición que he citado, éste sería el caso. Pero, como afirma Sklodowska, para Beverley

el testimonio tiene que representar una conciencia marginada/subalterna. La delimitación de "los márgenes" y de los sujetos desfavorecidos se hace en términos clasistas y es, por cierto, cuestionable. Si siguiéramos a Beverley, el calificativo de testimonio no podría darse ni a una confesión de una víctima de violencia familiar que perteneciera a la clase media (...) (Sklodowska 1992, 80).

Donde hay aparente consenso es en el hecho de que el testimonio narra la situación de un sujeto subalterno, marginal. Así, para Yúdice, por ejemplo:

Following the studies of Barnet (1969, 1981), Fornet (1977), Gonzalez Echevarría (1980) and Casas (1981), testimonial writing may be defined as an authentic narrative, told by a witness who is moved to narrate by the urgency of a situation (e.g., war, oppresion, revolution, etc.) (...) Truth is summoned in the cause of denouncing a present situation of exploitation and oppresion or in exorcising and setting aright official history (Yúdice 1996, 44).

Siguiendo esta línea de pensamiento, García afirma que el propósito fudamental del testimonio "radica en afirmar una alteridad marginalizada" (García 439). ¿Hay una situación de urgencia en Camino de Ximena? ¿Podemos considerar al Santiago que escribe su texto un ser marginal? La respuesta bien podría ser afirmativa. Como señala el autor, "A los 27 años sé bien quién soy: un desempleado profesional que sigue sin saber lo que es el amor" (del Prado 63). Desempleado por voluntad propia (se encierra en su casa a leer y a escribir, sin otro interés que los libros o el amor a distancia), pero desempleado al fin y al cabo, al margen de la sociedad de consumo, criticado por no hacer nada "productivo". Constantemente, además, se compara en el texto con los miembros de su familia en cuanto a las relaciones de pareja: su hermano mayor que ya no recuerda la sensación de estar soltero, su hermana que se va a Europa con su enamorado (4), él (Santiago) que sólo escribe cartas a una mujer de la cual no recibe respuestas. En una de las entradas del diario, por ejemplo, escribe "Me hundía el pensamiento de que todos en la casa vivían o habían vivido el amor, excepto mis sobrinos, la hijita de la señora que cocinaba y yo" (del Prado 207). Pero donde esta marginalidad se hace más evidente es en la aceptación por parte del autor de su condición de "marciano", de "otro" radicalmente distinto.

El marciano "maricón", p. 161

En la primera carta que escribe a Ximena, afirma "no soy un marciano" (20); sin embargo, a medida que el libro avanza, el autor empieza a considerarse a sí mismo como un marciano, un extraterrestre como pocos (5):

En el homenaje [a Borges], oliendo a Quorum, la eludiste. Por lo que parece (...) Ximena debe de haber pensado que tú eres medio marciano por haber ido al homenaje y haberla evitado, para verla tan sólo de lejos.
Y luego del homenaje le llegó una carta tuya (la escribiste dos semanas antes del homenaje), donde le pides seis (6) fotocopias de su meñique...
¡¡Cómo no va a pensar que eres un Marcianazo!! (del Prado 131)

La marginalidad del autor que escribe (no del que publica) se hace evidente. El texto pone de manifiesto una situación de opresión, no ideológica o política, claro está, pero sí personal, afectiva. Y lo hace narrando una serie de hechos verdaderos, o mejor dicho subjetivamente verdaderos. Es "su" verdad la que él narra. ¿No convertiría esto a Camino de Ximena en un testimonio?

Pero el narrador no sólo registra estos hechos, sino que también imagina otros tantos, nunca ocurridos, pero que el autor hace suyos. Así, se imagina un futuro con la Dama, juntos, felices, realizando su deseo: "En el mar, abrazada a mí, susurra en mis ojos: Mi tritoncito..." (del Prado 139). Pero también (porque no recibe respuesta de Ximena e intuye que ya no la va a recibir nunca), se imagina un futuro de soledad, separado de ella, perdidas para siempre las ilusiones:

jueves 23 (5:27 pm)
No se animó a conocerla; le escribió cositas dulces durante años, sin obtener respuesta; y una mañana le llegó de ella un parte matrimonial...(6)
jueves 23 (5:46 pm)
...Y asistió a la boda, increíblemente asistió a la boda de ella, con un terno que le prestaron (que le quedaba increíblemente pésimo), y un pañuelo inmenso... que no tuvo descanso... (del Prado 190).

Varios críticos han puesto especial énfasis en que el narrador del testimonio tiene que hablar en primera persona. Así, por ejemplo, Beverley define al testimonio como "a novel or novella-lenght narrative in book or pamphlet (...) form, told in the first-person by a narrator who is also the real protagonist or witness of the events he or she recounts, and whose unit of narration is usually a "life" or a significant life experience. (Beverley 13). Aunque narrado principalmente en primera persona, en el libro de del Prado aparecen también otras personas gramaticales que van exponiendo los hechos. Incluso es posible encontrar, en una misma página, cambios o saltos de "narradores" gramaticales:

miércoles 6 de noviembre (10: 38 am).
En la primera carta que le escribió, el marciano le dijo: "No soy un marciano".
miércoles 6 (9:39 pm).
Mi venusina...
jueves 7 de noviembre (10:31 pm).
Renzo me dice por teléfono que es muy probable que le salga la beca para ir a Grecia a estudiar griego clásico, en octubre del próximo año.
Ximena se va a Boston; el Superagente Erre, a la Atenas de Xantipa, a seguir un cursillo de recontraespionaje.
¿Y tú Santiago, adónde te vas?
(-A la mierda)
Ya sabía que ibas a decir eso...
jueves 7 (11:55 pm).
Il faut être absolument martien. (del Prado 149).

A mi parecer, el hecho de que del Prado recurra a diversos narradores gramaticales no le resta "testimonialidad" al discurso. Puede ser un particular estilo, puede ser que para narrar determinados hechos necesitara distanciarse de la primera persona. Sea como fuere, el efecto de verdad logra establecerse, y eso es, en última instancia, lo fundamental para un texto de las características de Camino de Ximena.

Dentro del libro, del Prado incluye un "cuento" titulado "Salamandras del fósforo". Las razones para esta inclusión son claras; en una nota, Santiago afirma: "Ximena, cuyo segundo apellido es Costantini, aparece en el cuento, en Venecia, como la dogaressa Costantini" (del Prado 80). El autor nos dice que presenta su texto a un concurso de cuentos en París y otro en Lima, sin mayor suerte: "Es imperdonable lo que ha hecho hace un rato: ha llorado porque no ganó nada en el concurso de cuento. Tal vez Salamandras del fósforo ni siquiera es un cuento" (del Prado 167). Así como la pretendida "novela" no es una novela, el "cuento" tampoco es un cuento. Esta afirmación puede hacer referencia a que el texto no tiene la estructura de este género literario (ciertamente no la tiene), pero también puede referirse a que no estamos frente a una narración ficcional, sino a un testimonio. Y es que el "cuento" se diferencia muy poco del resto del libro; los capítulos bien podrían pasar como entradas sucesivas del diario.

"Salamandras del fósforo" se inicia con el "tío" (personaje principal del "cuento") interactuando con sus sobrinos; luego se nos narra un largo sueño del personaje (el lugar: Venecia (7); la mujer: la dogaressa Costantini). Los niños despiertan al tío para seguir jugando, y es recién ahí que aparcen las salamandras que le dan el título al texto: para entretener a los sobrinos, el tío enciende antiguos fósforos y les narra las biografías de las salamandras, cuyas vidas duran desde que éstos se encienden hasta que se apagan por completo. El "tío" es, claro está, Santiago; los sobrinos aparecen con el mismo nombre que en el resto del libro: Martín, Manuel y Nicolás (8); la dogaressa Costantini (como afirma el mismo del Prado) es Ximena, "Una diosa con su pelo cortito"(9) (del Prado 95).

A lo largo del libro, del Prado manifiesta una profunda preocupación por la muerte (10). Casi podría decirse que este tema es tan importante como el del amor. Así, por ejemplo, aparecen diversos animales muertos: ratones, insectos, un perro que muere atropellado, entre otros. "Salamandras del fósforo" no es la excepción: aquí aparece un pájaro muerto, que es enterrado por el tío y los sobrinos:

Cuando terminó de cavar, el tío, ayudándose con el rastrillo y un palito (para no enfermarse) colocó la lámina de pajarito en el hoyuelo, poniendo en dirección al Este lo que sería su cabecita. (Había leído la noche anterior que, hace miles de años, los primeros hombres, los paleantrópidos, orientaban así sus enterramientos, indicando la intención de hermanar la suerte del alma con el curso del Sol, con la esperanza de que volviera a despertar en el otro mundo, renaciera en el más allá, así como el Sol despierta y renace todos los días) (del Prado 87).

Esta cita es interesante porque en una de las primeras entradas del diario (antes del texto "Salamandras del fósforo"); del Prado narra que encuentra un ratón en el baño, animal que luego es envenenado por su madre. Al final de esa entrada, escribe: "Mañana temprano lo enterraré, poniendo, hipócrita, su cabecita en dirección al Este" (del Prado 26). Es decir, el "cuento" explica el por qué de esa forma particular de enterramiento, nos habla de un texto que leyó, que está en conexión tanto con "Salamandras del fósforo" como con el resto del libro.

Dentro del largo sueño narrado en el "cuento", aparece un personaje bastante singular:

Llamó la atencion del tío un señor que empezaba a disfrutar de su paseo en góndola. Llevaba muy erguida la cabeza, y sobre ella un insólito tricornio hecho de palma trenzada. (...) Y los ojos del señor se encontraron con los suyos. Y el tío, bruscamente, lo saludó con la mano. Y su padre, sonriendo, alzó el tricornio con ademán leve, gentil" (del Prado 94).

El padre del autor (que al inicio de "Salamandras del fósforo" se nos dice había muerto pocos meses atrás) es recordado en diversas partes del libro. Así, en un pasaje del diario escrito en el balneario de Pucusana, escribe:

Fue sin duda el espectáculo más exquisito que se vio aquí en Pucusana: un señor (mi padre) yendo a la playa con un tricornio de paja.
Lo recuerdo aún pidiéndole a mi madre aguja e hilo para coser tres extremos de su sombrero de paja de ala redonda y armar así el clásico tricornio. El no podía ir a la playa con un mero sombrero de paja; él tenía que ir con un sombrero distinguido, de otra época (del Prado 209).

Las conexiones entre ambos textos son, pues, evidentes. Pero a diferencia del pasaje del entierro del pájaro, aquí es el diario el que contextualiza esa parte del "cuento". Lo importante en todo caso es esa conexión que proviene, en última instancia, de hechos vividos y recordados.

Pero las conexiones no terminan ahí. En el texto de "Salamandras del fósforo" hay una referencia a una cuna, en la que el tío durmió "hasta los ocho años, y recuerda haber dormido plácidamente en la mitad de esa cuna" (del Prado 97). Hacia el final del libro, en una carta que le escribe a Ximena, acompañada de una foto en la que aparecen sus sobrinos metidos dentro de una cuna, el autor cuenta que:

En esa cuna, Ximena, han dormido mis hermanos mayores, mis sobrinos y yo; yo más que nadie: dormí allí hasta los ocho años; hasta 1977, año en que murió mi abuelo Rómulo. Mi hermano Hernando heredó la cama del abuelo, mi hermano Rodrigo la de Hernando, y yo la de Rodrigo.
¡Qué felicidad el día en que Santiago supo que era suya la parte superior de la cama camarote! (del Prado 248)

Por otra parte, en las biografías de las salamandras que les cuenta a sus sobrinos, hay una especial: la de Pyrausta Pingüina Piccolomini del Piccirrini, claramente identificable con el autor: una salamandra que devora libros, escribe poesía, pero que detesta el academicismo (11). Para obtener algún dinero, Pyrausta "se asocia con su hermana Alonsa, estudian la posibilidad de exportar unas maquinitas para afilar las puntas de los mondadientes usados, invierten muchísimo dinero, están muy entusiasmadas, pero el negocio, apenas empezado, fracasa (...) (del Prado 101). En la carta al traductor Juan del Solar, que ya hemos citado anteriormente, el autor afirma: "Mi madre y mi hermano Hernando creen en mí. El negocio en el que ayudaba a Hernando (exportar ‘uña de gato’, ¿recuerdas?) se estancó por falta de capital" (del Prado 162). Otra vez las conexiones entre los textos se hacen bastante claras.

Pero quizás la parte más reveladora de "Salamandras del fósforo" sea la actitud en la que describe al personaje después de escuchar unas palabras sorprendentes de su sobrino Manuel: "El tío apuntó las palabritas del niño en el primer papel que encontró, temeroso de perder su orden" (del Prado 104). Muy probablemente ésa es la actitud que del Prado tomó para escribir los apuntes de su diario: anotar cada palabra, registrar cada hecho, guardar –para siempre- cada vivencia.

***

Camino de Ximena, pues, es un testimonio muy personal. Aquí del Prado nos transmite sus frustraciones, sus obsesiones, sus deseos. Aunque es claro que hay una evidente intencionalidad literaria, hay también una fuerte intencionalidad por parte del autor de documentar "su" verdad. No es una novela: es el extraño camino que del Prado recorre buscando saber, por fin, del amor.

 

Notas

(1). Sklodowska afirma que varios de los textos testimoniales que estudia en su libro Testimonio Hispanoamericano "han sido leídos como novelas (…) y parece que su consagración dentro del canon literario latinoamericano se debe precisamente a su asociación con la novela" (Sklodowska 1992, 96).

(2). "Parece preferible no usar el término testimonio en el sentido amplio de la palabra y hablar de literatura testimonial. El testimonio es solamente uno de los géneros de la literatura testimonial, al lado de memorias, crónica, diario íntimo, diario de viaje, biografía, cartas" (Housková , citado en Sklodowska 1992, 75).

(3). Yúdice, sin embargo, ve al narrador del testimonio no como representante de la comunidad, sino como su agente: "Emphasizing popular oral discourse, the witness portrays his or her own experience as an agent (rather than representative) of a collective memory and identity" (Yudice 1996,44).

(4). En una de las cartas que le escribe a Ximena, del Prado le cuenta que "Mi hermana Gabriela viajó hoy a Europa de vacaciones con su enamorado. !45 días! Algún día, ojalá algún día yo pueda hacer eso con mi enamorada. Lo único que me falta para ello es tener plata y enamorada" (del Prado 172).

(5). Probablemente el disfraz de Dark Vader aluda también a esta condición de "marciano".

(6). Resulta bastante irónico que la "carta" que recibe de Ximena sea precisamente para participarle su matrimonio.

(7). He señalado en otra nota que Santiago manifiesta su deseo de conocer Europa; este sueño, en un sentido al menos, puede verse como una realización de deseo.

(8). Tanto en "Salamandras del fósforo" como en el resto del libro, aparecen dibujos hechos por los sobrinos.

(9). Esta descripción de la dogaressa se hace en "Salamandras del fósforo"; a lo largo del libro, Ximena está descrita con el mismo corte de pelo.

(10). En una de las entradas del diario, escribe:

¿Por qué te has puesto triste?
¿Por qué te deprimes?
Porque piensas en la muerte a diario…
Porque no lo puedes evitar.
Y así, aunque te repitas que amas la vida, tú nunca sabrás ser feliz
(del Prado 116)

(11). Del Prado abandonó su carrera de letras en la Universidad Católica para leer y escribir a tiempo completo.

 

Bibliografía

-Beverley, John: "The Margin at the Center: On Testimonio (Testimonial Narrative)". En: Modern Fiction Studies, vol. 35(1), primavera de 1989.

-del Prado, Santiago: Camino de Ximena. Colombia: Grupo Editorial Norma, 2002.

-García, Gustavo: "Hacia una conceptualización de la escritura de Testimonio". En: Revista Canadiense de Estudios Hispánicos, vol. XXV, 3, primavera de 2001.

-González Vigil, Ricardo: "El sueño del primer amor". En: El Comercio, Sección Cultural, 26 de junio de 2003.

-Oquendo, Abelardo: "Camino de Ximena". En: La República, Sección Cultural, 24 de junio de 2003.

-Sklodowska, Elzbieta: Testimonio Hispanoamericano. Nueva York: Peter Lang, 1992.

--- "Spanish American Testimonial Novel: Some Afterthoughts". En: The Real Thing, Georg M. Gugelberger (ed.). Durkham: Duke University Press, 1996.

-Yúdice, George: "Testimonio y Concientización". En: Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, vol. 18(36), 1992

--- "Testimonio and Postmodernism". En: The Real Thing, Georg M. Gugelberger (ed.). Durkham: Duke University Press, 1996.