Cuatro miradas de mujeres: la exposición en la Galería de la Recoleta

 

Cristina Guiñazú

Lehman College, CUNY

Susana Haydu

Yale University

 

 

El 8 de marzo de este año, Día Internacional de la Mujer, se inauguró, en Buenos Aires, en la Galería de la Recoleta, una exposición para celebrar esa fecha. Fueron invitadas cuatro pintoras argentinas contemporáneas: Martha Chica Salas, Martha Detry, María Victoria Hueyo y Quiquina Massini. Lo que más llamó la atención fue la decisión de las expositoras de representar desnudos, destacando así la unión entre el cuerpo y la identidad de la mujer. Las grandes variedades estilíscas y técnicas hacen resaltar el deseo de exhibir imaginarios femeninos diversos.

Sin duda se trata también de una celebración de las nuevas posibilidades abiertas a las pintoras en la segunda mitad del siglo XX. Hasta este siglo sólo les estaba reservado un lugar secundario en el que representaban mujeres en escenas domésticas, entregadas a quehaceres típicamente hogareños. Pensamos por ejemplo, en Berthe Morissot o Marie Cassat. En sus representaciones de actividades maternales estaban vedadas las pasiones y ciertamente, el erotismo. A lo largo de nuestro siglo algunas pintoras tales como Natalya Goncharova en Rusia, Remedios Varo en España y Frida Khalo en México se atreven a mostrar desnudos femeninos. Tarsila do Amaral se destaca en la Vanguardia por sus magníficas mujeres de líneas escultóricas. La libertad de expresión de las pintoras aquí reseñadas enfatiza la presencia de la mujer en figuras centrales y únicas que así le rinden homenaje.

En conjunto, estas cuatro miradas ofrecen una visión caleidoscópica del cuerpo femenino que recibe ahora una atención especial como soporte de gran variedad de actitudes e identidades. Ya sea en posturas de placer, de erotismo, de descanso la fuerza interna que anima a las mujeres les otorga seguridad e independencia en una amplia gama de representaciones. Hélène Cixous y Luce Irigaray han demostrado la importancia de la exploración y glorificación del cuerpo en la escritura femenina. De igual modo podemos extender su teoría a la pintura. La pintura femenina que expresa libremente la riqueza y variedad de la sensualidad en la mujer descubre un cuerpo nuevo y un lenguaje pictórico promotor de cambios profundos en la cultura tradicional y en las estructuras sociales.

Aquí vamos a dar una mirada a algunos de los cuadros de la exposición para notar las características principales de cada pintora.

Martha Chica Salas:

Las pinturas de Chica Salas evidencian una rigurosa formación académica y han sido distinguidas con numerosos premios. Figuran en colecciones oficiales y privadas en varios países.

Los cuerpos pintados por Chica Salas celebran la belleza femenina. Tienen gran originalidad porque combinan sus actitudes meditativas con las curvaturas de sus líneas. Logran así un efecto de totalidad en las mujeres que representan. Es elocuente que las pinturas no lleven títulos precisos; parecerían indicar que en ese anonimato están presentes todas las mujeres. Este hecho invita a aquellas que contemplan los cuadros a buscar una identificación. Los cuadros se convierten así en espejos posibles.

Torso


El refinamiento técnico en el uso del pastel tizado se siente en la representación de la piel humana que la aproxima casi al tacto. Las figuras, sensuales y fuertes, sobresalen por la gran luminosidad y las transparencias que les dan realismo. Rafael Squirru ha dicho de su obra: "El peso de esas figuras otorga a sus mejores obras un sabor clásico aún cuando sería difícil clasificarla dentro de esa categoría. Hay un dramatismo en las sombras que envuelven las tonalidades de la carne que obligan a situarla en aquella corriente con la que Rembrandt hizo culminar los misterios del barroco". Se trata de un barroco contenido en que los matices de claroscuro acentúan la fuerza de una mano o de un gesto, a veces exagerado.

Chica Salas ha explicado sobre los rasgos que elige acentuar: "Pienso que hay que destacar partes del cuerpo porque si le diera a todo la misma importancia perdería fuerza y se diluiría". Su mirada dosificadora resulta en cuerpos femeninos de gran sugerencia. En "Torso", los tonos rojizos de las sombras contrastan con la luminosidad de los tonos más claros dando relieve a las formas que muestran los aspectos más características del cuerpo femenino. La luz cae intencionalmente sobre ciertas partes para expresar la tensión voluptuosa de sus líneas.

Es importante destacar que estas figuras femeninas ocupan ellas solas todo el espacio; no hay otros personajes ni siquiera un fondo definido que los ubique en lugares determinados. Es el festejo de la plasticidad del cuerpo femenino en primeros planos lo que da connotaciones eróticas y sensuales sin excluir sensaciones de paz y de armonía.

Desnudo III


En "Desnudo III" la mujer reclinada en postura de descanso parece entregada al ensueño o a la meditación. La fuerza del torso y de las piernas afirma en detalle una presencia física que, en su tensión muscular niega la pasividad. La oscuridad del trasfondo contrasta con la luz que cae sobre el torso destacando su belleza escultórica, comparable a las obras de Maillol y Lipschtiz. En esta pintura de Chica Salas parecería que hemos invadido la intimidad de la mujer, en ese punto donde se funden la fuerza y el lirismo de su naturaleza.

Martha Detry:

Los desnudos que pinta Detry se caracterizan por una economía de líneas que resulta en retratos más sugerentes que representativos. Sus pinturas de figuras lánguidas sobre trasfondos elusivos concentran la atención sobre la imagen femenina central. A veces manifiestan turbulencias que convocan dramas psicológicos. El carácter onírico de sus pinturas en tonos violetas, negros y ocres desafían la imaginación. El espectador queda en libertad para establecer relaciones entre diversas sensaciones anímicas. Detry cubre un amplio espectro de estados que van de lo puramente físico a lo espiritual en la mujer.

Mujer de pie


En "Mujer de pie", la abstracción permite estilizar el cuerpo en una silueta apenas definida que evita la mirada del voyeur y todo reduccionismo a la pura sexualidad femenina. La cuidadosa elección cromática acentúa los contrastes entre los colores claros y los oscuros, del blanco al negro, que pone en relieve el anonimato dado ya por un rostro indefinido que pudiera ser every woman. Este cuadro por la intimidad que denota se relaciona con otros similares que representan a la mujer ocupada en su toilette cotidiana. Querríamos notar en especial uno en el que el personaje central arregla su peinado con un movimiento sensual que denota gran libertad. Recuerda una larga tradición de pintores como Renoir, Toulouse Lautrec, Manet, Picasso que han tratado temas similares pero se acerca, sobre todo, a Degas por la falta de voluptuosidad.

Otro rasgo común a sus cuadros es el trasfondo que transmite gran violencia. En su contraste de colores y en el trazado de la línea evoca un mundo antagónico que no impide la actitud reflexiva de la mujer.

Mujer sentada


Es el caso de la tinta que reproducimos, "Mujer sentada", muestra a una mujer en actitud ensimismada. El trasfondo de una habitación despojada acrecienta su expresión de desamparo. El cuerpo delgado, casi sin curvas tiene, sin embargo, una fuerte carga sexual por la postura de piernas abiertas, en primer plano. Se trata de una escena ambigua que cubre un amplio espectro de posibilidades dramáticas y emotivas que van desde la impudicia hasta el dolor.

Los desnudos de Detry conmueven tanto por las siluetas espectrales como por el erotismo contenido de los cuerpos que presenta. Combina así recato y sexualidad.

 

Maria Victoria Hueyo:

Podríamos calificar los cuadros de Hueyo como pertenecientes a un surrealismo tardío que evoca gran riqueza de escenas oníricas. Representa al cuerpo femenino en paisajes acuáticos en que predominan los tonos azules, ocres y rojos. Siempre en movimiento, las cabelleras de sus mujeres prolongan tanto las ondas como las algas y los velos de los peces. La técnica mixta de óleo, carbón y collage da a los cuadros una textura rica en sugerencias. Así es que sus pinturas recuerdan a las ninfas marinas cuyos atributos las acercaban a las fuerzas de la naturaleza. Los personajes femeninos, anfibios, tienen una naturaleza doble; como las ninfas, siempre rodeadas de peces en aguas turbulentas, inspiran en quien las observa sentimientos de sensualidad y erotismo. Cirlot recuerda que en la Mitología, el mar como Magna Mater da vida al pez, con su doble sentido fálico y espiritual. En consecuencia, podríamos decir que las mujeres de Hueyo participan de lo sagrado y lo profano.

En el mar I


En uno de sus cuadros, "En el mar I" la mujer recostada sostiene al pez en un abrazo erótico de gran fuerza. Ambos se deslizan con placidez por un mar tumultuoso. El collage destaca la cabellera en relieve e insinúa su posible transmutación en corales y caracoles. El ser de la mujer se enriquece con otras posibilidades de ensoñación. El logro mayor de esta pintura es la armonía lograda entre los personajes y el medio ambiente. Ese efecto de gran belleza poética en los perfiles esfumados crea una sinestesia que acerca la mujer, al pez y al agua. En otros cuadros las escenas sugieren una mayor conmoción interna. A veces, en situaciones de mucha fuerza, cargadas de erotismo, la mujer se sumerje en la profundidad del mar abriendo numerosos interrogantes sobre su destino. ¿Qué mundo quiere evocar? ¿Qué relaciones unen los seres marinos a la mujer?

En el mar II


En esta pintura en particular, "En el mar II" la mujer se mueve entre anguilas y serpientes que la cercan en actitud agresiva. El simbolismo, obviamente sexual, crea un escenario que dispone al juego erótico. El cuerpo de la mujer, fuerte y armonioso, apenas cubierto por velos rojos está enmarcado por una anguila de doble cabeza y fauces abiertas que acentúa el carácter sexual de la pintura. El cuadro repite el movimiento circular en todas sus líneas: el cuerpo de la mujer, los seres marinos, los velos, la cabellera y el trasfondo forman una unidad acabada de gran belleza.

Quizás la riqueza de estos cuadros se deba a las numerosas sugerencias que plantean sobre la naturaleza femenina en unidad con un mundo fluido donde lo vegetal y los seres marinos conviven.

 

Quiquina Massini:

Los desnudos de Massini se caracterizan por estar en relación con el agua, algunos casi totalmente sumergidos, otros apenas cubiertos, otros moviéndose en dirección a un gran espacio acuático. Hay que notar que, a diferencia de las pinturas de Hueyo, estas mujeres están dedicadas a actividades deportivas y parecen tener una meta bien definida en el ejercicio de su cuerpo. Massini elige el medio marítimo para expresar el ejercicio de la libertad. Desnudas, las mujeres actúan con gran seguridad en sí mismas. Los personajes de Massini están lejos de la imagen popular de la mujer sensual, instintiva y sentimental; sin connotaciones sexuales las muestra en toda su fuerza vital. Representa a la mujer de nuestros días independiente, activa, en control de su propio destino.

"El mar/Sueños"


En la otra pintura, "Plenitud" la mujer emerje del agua con un movimiento de gran vigor. Su actitud atlética indicaría la fuerza de su cuerpo que domina el ambiente que la rodea. Aquí, como en otras obras suyas, la pintora trabaja muy bien el acrílico para mostrar el cuerpo sumergido bajo las transparencias que juegan con el movimiento del agua. Este dinamismo armónico de la mujer y del mar deja en el espectador un sentimiento de jouissance. La expresión del placer por el contacto de la piel con el agua confirma la identidad del ser. El conjunto crea una visión en que la mujer liberada celebra la creatividad del cuerpo en contacto con las fuerzas primarias simbolizadas por el mar. Además, la línea de horizonte representada aquí como en otros cuadros de Massini enfatiza la función reflexiva de la superficie del agua. En ellos, el espejismo creado refuerza la actitud meditativa de las mujeres sobre un paisaje de mar y cielo.

En el imaginario de Massini el mar juega un papel importante; es allí donde la mujer se siente en total plenitud.

Plenitud


Al recorrer la exposición hemos observado una variedad de enfoques sobre la mujer de hoy desde los desnudos de línea clásica hasta aquellos más sugerentes de sexualidad. En todos llama la atención la desenvoltura con que presentan el cuerpo femenino. El conjunto entabla un diálogo enriquecedor para cada uno de los cuadros por el contraste o las afinidades que surgen de ellos. La quietud sensual de los cuadros de Chica Salas contrasta con el dinamismo de los de Massini mientras que la sobriedad de Detry se opone al barroquismo de Hueyo. Esta excelente muestra prueba el largo camino recorrido por la mujer en la conquista de un lugar de reconocimiento en el ámbito artístico.