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Venezuela recibe solidaria ayuda internacional

Los deslizamientos en Vargas, estado vecino a Caracas, causaron entre 20 y 50 mil muertos y más de 200.000 evacuados, cifras que constituyen poco más de la mitad de su población, cercana al medio millón de habitantes

Hernán Guerrero                                 
Prof. Universidad Central de Venezuela

Desde el pasado mes de noviembre las lluvias comenzaron a causar estragos en Venezuela; varios estados habían sido afectados, pero el 15 de diciembre, cuando el país acudía de nuevo a las urnas electorales con el fin de votar el referéndum aprobatorio de la nueva Constitución Nacional, las precipitaciones se hicieron más intensas.

La noche de ese miércoles para amanecer el día 16, los aguaceros se intensificaron en las partes más altas de la serranía del Avila.

En el caso del río Limón del Estado Aragua, ocurrido en 1987, resultaron 150 muertos.

En esta ocasión también llovió torrencialmente en la parte más alta de la cordillera y se produjo la avenida que sorprendió a la población desprevenida, causando la peor tragedia ocurrida en Venezuela durante toda su historia.

Los deslizamientos en Vargas, estado vecino a Caracas, cau-saron entre 20 y 50 mil muertos y más de 200.000 eva-cuados, cifras que constitu-yen poco más de la mitad de su población, cercana al me-dio millón de habitantes.

Tragedias adicionales

Un helicóptero militar y otro civil además de una avioneta que actuaban en las labores de rescate su-frieron accidentes fatales. Un oficial del Ejército murió y otros dos efectivos militares es-tán gravemente heridos como consecuencia de la caída de la nave militar.

En el caso del autogiro civil, ocho personas, entre ellos 3 niños, murieron carbo-nizadas luego que el aparato chocó contra un tendido de cables de alta tensión cuando cumplía su misión de salvamento. Una avioneta también se precipitó a tierra, lo que fue causa de muerte para uno de los ocupantes.

La peor tragedia colateral

A 22 alcanzó la cifra de muertos en el accidente del Yack-42 de fabricación rusa que se estrelló cerca de la ciudad de Valencia en el Estado Carabobo la noche del sábado 25 de diciembre. Al estrellarse el aparato de Cubana de Aviación, fallecieron 4 venezolanos 16 cubanos y 2 holandeses.

La agencia Prensa Latina informó que el Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba (IACC) confirmó los nombres y nacionalidades de las 22 víctimas fatales del accidente aéreo.

En su nota de prensa número dos, el IACC nombra entre los fallecidos al capitán de la nave Alberto García Almeida, a Marcos Herrera Hernández (segundo capitán), Federico Lugones Civera (copiloto), José Manuel López Fuentes (ingeniero) y a Nivaldo Díaz Valido (sobrecargo mayor).

También fallecieron las aeromozas Elizabeth Cruz Silva, Irma Vázquez Ortega y Katiana Hernández Oliu, los técnicos Jesús Miranda Fernández y Jesús Nieves Santana, y los encargados de la seguridad operacional Armando Barreto Cabrera y Rolando González Ferreiro.

La relación de víctimas del siniestro incluye a los venezolanos Silvia Delnardo, Mario Milancia, Beneiveps Sánchez y Dulce Gonzá-lez, las holandesas Celeste y Filomena Solognier y los cubano Sayme Roque, Daimaris Hernández Moroto, Reynaldo Ricardo y Carla Estenmger, una niña de 9 años cuya madre la esperaba en Valencia.

La nave estaba próxima a aterrizar cuando impactó contra el cerro Chirgua, en el sector de El Aguacatal.

Una comisión de expertos del IACC viajó hacia Venezuela para colaborar con las autoridades de ese país en el esclarecimiento de los hechos.

El presidente venezolano, Hugo Chávez, telefoneó al jefe de estado cubano, Fidel Castro, para expresarle su más profundo dolor por el fatal accidente.

Una delegación encabezada por Amílcar Silveira, director de ingeniería del IACC y Lázaro Banguela, director comercial de Cubana de Aviación, se unió a la comisión venezolana dirigida por la fuerza aérea local, para tratar de establecer las causas del accidente.

Los especialistas continúan examinando el lugar y recolectando evidencias que puedan aportar elementos a la investigación.

Otros expertos estudian las grabaciones de los contactos con la torre de control antes de ocurrir el hecho, y los registros de voz que recogen los intercambios entre la tripulación dentro de la cabina de mando del avión.

La nave procedente de La Habana nada tenía que ver con el suministro de donaciones a los damnificados del estado Vargas. Se trataba de un vuelo comercial que, ante la imposibilidad de aterrizar en Maiquetía, fue desviado al aeropuerto “Arturo Michelena” de la capital carabobeña.

El canciller venezolano José Vicente Rangel dijo que Cuba ha sido uno de los países más solidarios con Venezuela en estos momentos, por lo que este accidente “nos duplica la tragedia, porque hay una vinculación entre los dos pueblos, por razones de solidaridad muy especiales”.

Solidaridad internacional

Por lo menos 26 países y un sinnúmero de organizaciones internacionales han llevado a Venezuela ayuda material o financiera.

De Estados Unidos. El presidente Bill Clinton determinó un aporte de 20 millones de dólares que se suman a la presencia de dos aviones de carga, ocho helicópteros de transporte y dos barcos buscapersonas que realizan labores de rescate. El jefe del Comando Sur, general Charles Wilhelm, llegó a Caracas con expertos en emergencias que actuaron en la tragedia del huracán Mitch en Centroamérica.

De México. Dos aviones mexicanos llevaron víveres, medicamentos, equipo y personal para atender a las víctimas. Por su parte, la Organización de las Na-ciones Unidas (ONU) pidió una ayuda ur-gente y generosa para Ve-nezuela en una resolución tomada por consenso por los 188 miembros.

De España. España ha enviado equipos y a-portes eco-nómicos por unos 200 millones de pesetas recabados en diversas cuentas bancarias abiertas en Caja Ma-drid y Banco Santander en la península y en otras entidades de las islas Canarias. El gobierno español concedió 525 mil dólares a tra-vés de la Cruz Roja. Esa cantidad permitió comprar en Co-lombia, 500 equipos de cocina, 2.000 bolsas con elementos de hi-giene para adultos y otros útiles de primera necesidad.  Por otra par-te, llegaron 15 toneladas de ayu-da oficial española, principalmente tiendas y camas de campaña, toldos y una planta potabilizadora de agua. El Ejército español también destacó a varios epidemiólogos y los canarios hicieron llegar 600.000 dólares y 25 toneladas de ayuda. Cáritas de España donó 20 millones de pesetas y el Gobierno ofreció el rápido desembolso de 87 millones de dólares más, en créditos concedidos en condiciones muy ventajosas.

De Cuba. Un personal de 460 profesionales cubanos, entre médicos, enfermeras, técnicos e ingenieros llegó, con tres asesores de la Defensa Civil Nacional, desde La Habana, en cinco vuelos de Cubana de Aviación.  Este personal fue ubicado en los estados Vargas, Zulia, Miranda y Anzoátegui y se informó que estará en Venezuela el tiempo que el gobierno determine.

El canciller José Vicente Rangel, en una rueda de prensa realizada en la Casa Amarilla, dijo que la ayuda extranjera afortunadamente se ha multiplicado en proporción a las necesidades de los miles de damnificados.

El ministro de Relaciones Exteriores dijo que han llegado varios aviones de Cuba, Perú, Estados Unidos y México con personal asistencial y especializado en desastres, transporte aéreo y bienes de equipo hospitalarios, psicológicos, expertos en logística y militares.

Rangel manifestó que países como Noruega, Italia, Alemania, Dinamarca, Holanda y Japón, por ejemplo, han preferido hacer entregas en efectivo.

Las embajadas de Estados Unidos y China en Venezuela han hecho significativas contribuciones. La de Irak, abrió una cuenta corriente para la entrega de donativos de sus respectivas comunidades, Colombia, Aruba, Jamaica, Chile y El Salvador han enviado importantes recursos.

Francia e Italia. El país galo donó 24 mi-llones de bolívares. Italia hizo llegar 500 mil dólares para la compra de productos de primera necesidad. Un avión militar francés, Transall, transportó 3.000 raciones alimentarias, una tonelada de agua mineral y un equipo especializado en emergencias, auxilio de personas y evaluación de riesgos. El Transall quedó a disposición de las autoridades venezolanas para ayudar al traslado de los damnificados.

Expresiones de apoyo

Rangel destacó las expresiones de preocupación y apoyo de distintos jefes de Estado y de gobierno y dignatarios de todos los países, incluyendo la Unión Europea, China, Corea, Singapur, Malasia, Filipinas, India, toda América del Sur, Centroamérica y El Caribe.

El presidente Chávez y el primer mandatario colombiano Andrés Pastrana se mantienen en constante comunicación y un buen número de ciudadanos colombianos fueron repatriados voluntariamente a su país.

Un avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Colombiana ha hecho varios viajes Bogotá-Caracas.

Oraciones del Papa. El Papa Juan Pablo II, a través del nuncio apostólico expresó su solidaridad con los damnificados.  Ya en la nochebuena, al hablar a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro dijo que recibió con pesar las noticias de Venezuela.  El máximo jerarca de la Iglesia exhortó a todas las instituciones y personas de buena voluntad a contribuir generosamente para aliviar tanto sufrimiento y que sean reparadas las trágicas consecuencias de este desastre natural.

La acción de la naturaleza determinó que los venezolanos dejaran de lado el interés por los resultados del referéndum que nos dio una nueva Constitución Nacional cuando comenzó a tener conciencia de la magnitud de la tragedia que azotó al país.

Según la Cruz Roja Internacional, los muertos están entre 20 y 50 mil. No se puede atribuir a la reacción divina como dijera un cura desaforado, pero sí se puede afirmar que, como dijo el presidente Chávez, todos somos culpables en alguna medida.

En efecto, si se hu-biesen respetado las normas de construcción y se hubiese impedido el desarrollo urbanístico en zonas de peligro, seguramente la pérdida de vidas a lamentar, no sería tan impresionante.

Desde el mes de agosto de este año, las inundaciones afectaban im-portantes regiones del país.  Ninguna autoridad tomó medidas y fueron tan sorpresivos los hechos que hasta un importante diario venezolano editorializaba el 17 de diciembre manejando un peque-ño número de víctimas y sin tener información real de los acontecimientos.

Síntomas preocupantes

Como era de esperarse, cuando el presidente de la República se percató de la magnitud de la tragedia apeló a la presencia del Ejército, el cual comenzó a actuar el día 17. Para ese momento, ya las autoridades civiles venían trabajando, pues los primeros muertos se habían producido desde el 4 ó 5 de diciembre en el Estado Vargas.

La presencia del Ejército, por una parte, es un factor tranquilizador y una garantía de conservación del orden, pero la militarización absoluta de la gestión gubernamental es un síntoma preocupante, pues la responsabilidad mayor es del gobierno civil.

El gobernador del Estado Vargas, Alfredo Laya fue detenido por un coronel de apellido Orozco después de un malentendido por la coordinación del rescate de sobrevivientes y la distribución de alimentos. Se informó que el primer mandatario de Vargas fue golpeado, empujado y retenido por 12 horas.

La intervención del segundo vicepresidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Aristóbulo Istúriz ante el presidente Chávez determinó la libertad de Laya, pero la región está ahora bajo un gobierno militar dirigido por el comandante del Ejército, general de División Lucas Rincón y el ministro de la Defensa, general de división Raúl Salazar, informó que esa medida continuará vigente en Vargas hasta que pase la emergencia.

El gobernador Laya aparece ahora jugando un papel subordinado y hasta dio excusas a la Fuerza Armada Nacional “si en algo la he ofendido”.

Jorge Olavarría, tenaz opositor del gobierno de Chávez afirmó que la dirección de Defensa Civil había advertido con tiempo al presidente Chávez sobre la magnitud de la tragedia que se veía venir, pero en el fragor de la campaña electoral por el referéndum, no se hizo caso a las apreciaciones de este organismo.

Posteriormente se produjo un desmentido por parte de Defensa Civil. Ha sido tradicional en Venezuela que cuando se produce una calamidad de esta naturaleza, se constituye un comando unificado que coordina las acciones civiles y militares y en todas las oportunidades, es la máxima autoridad regional la que preside estos comandos.

En esta oportunidad, y como para inaugurar una nueva manera de hacer las cosas en el país, se ha concentrado en el Ejército la responsabilidad de las acciones.

Esto ha provocado el descontento de grupos extranjeros de socorro que tienen amplia experiencia en acciones de este tipo y que han visto limitada su acción por los uniformados.

La naturaleza no perdona jamás

En estos días trágicos para Venezuela alguien recordaba que Dios perdona siempre, el hombre a veces perdona, pero la naturaleza no perdona nunca.

Fenómenos como el que se acaba de presentar en el litoral central venezolano no son nuevos ni extraños. Sólo son esporádicos.

El sabio alemán Alejandro de Humboldt quien exploró las regiones del trópico, registró hechos como estos producidos en la época prerrepublicana.

El hecho de que casi toda la mitología y la historia religiosa haga referencias a un fenómeno que e conoce como el Diluvio Universal, parece comprobar esta afirmación.

En Venezuela, los informes técnicos revelan que el alud producido por las lluvias torrenciales caídas en la parte más alta de la serranía del Avila y que ocasionaron la tragedia en Vargas tiene las mismas características de un hecho similar registrado en La Guaira en enero de 1951 y el del río Limón , en el Estado Aragua, en septiembre de 1987

Desde agosto las precipitaciones eran considerables y desde noviembre ya se estaba conociendo la existencia de víctimas de las inundaciones, y derrumbes.

Esta vez, casi 72 horas continuas de lluvia se convirtieron en el gigantesco alud que bajó desde el Avila para sorprender a las víctimas.

Algunos testigos, sobrevivientes del desastre, señalan la presencia de un inmenso rugido, similar al causado por un terremoto.

No se trataba sino del choque de gigantescas piedras, grandes árboles, y ya en las zonas pobladas, la incorporación de vehículos de todos los tamaños, los escombros de las construcciones y los enseres domésticos.

La Cordillera de la Costa durante todo su trecho, prácticamente cae a pico hacia el mar en su falda norte, mientras que en su falda sur conforma valles con la serranía del Interior de la misma cordillera.

Por ello, una alta precipitación como la que se produjo, en principio se represa por los naturales obstáculos que el agua encuentra en sus cauces.

Cuando la avalancha se desarrolla, se convierte en una fuerza indetenible que en esta oportunidad se movió, según algunas apreciaciones a unos 60 kilómetros por hora y se concentró en los conos de eyección que se conforman a partir de los cañones naturales de las torrenteras, quebradas y ríos.

Esos conos han constituido con el correr de los años las zonas semiplanas cercanas al mar donde se encuentran los asentamientos urbanísticos más importantes. Son de hecho, la ruta de las aguas.

El Avila, Guaraira Repano para los indígenas es “la ola que vino de lejos” o “la mar hecha tierra”. De hecho, constituye una barrera que protege a la ciudad de Caracas y en general al centro-norte del país, de fenómenos que son más frecuentes en las regiones insulares del Caribe y Centroamérica y en el Sur de los Estados Unidos.

En esta oportunidad las acumulaciones de fango arrastradas por las corrientes provocaron una penetración en el mar de hasta 100 metros.

Este tipo de alud torrencial está registrado en Venezuela desde 1740.

El que se presentó en este siglo, en 1951 no fue tan grave porque no existían los núcleos de población que hay ahora.

En septiembre de 1987, cuando se produjo la tragedia del río Limón en el Estado Aragua, el mayor volumen pluviométrico se dio por la ladera sur de la serranía y no fue más grave en cuanto a resultados fatales por haberse desarrollado en una región prácticamente despoblada y con influencia sobre un solo río importante.

Ahora se vieron afectados todos los cursos de agua de la cordillera. Tanto en la vertiente norte como sur acogieron ingentes volúmenes de agua. En Vargas: la quebrada Osorio de La Guaira, el río San Julián de Caraballeda, el río El Cojo de Macuto el río Naiguatá, en Naiguatá y centenares de quebradas menores depositaron sedimentos y materiales en los cursos de agua.

En la vertiente sur, hacia la ciudad de Caracas se salieron de madre el río Anauco, el Catuche y las quebradas que atraviesan la ciudad de Sur a Norte para descargar en el río Guaire, el cual atraviesa la ciudad de Oeste a Este.

Según los organismos técnicos del Estado venezolano, los suelos se hicieron más resbaladizos y se incrementó la velocidad de movimiento de las piedras y sedimentos.

Otro factor importante lo constituyen las agudas y prolongadas pendientes montañosas que

prácticamente se hunden directamente en el mar. A esto se unen acciones erosivas de la aguas que se inician prácticamente en la altura máxima de la cordillera, el pico Naiguatá (2.765 metros sobre el nivel del mar).

Como puede verse en el gráfico que acompaña a esta información, hay una distancia muy larga entre los puntos más altos del Avila y la costa, por lo que el torrente tomó velocidad y fuerza mayores con relación a Caracas, que se levanta en una altura que va de la cota 800 a la cota 1.000 aproximadamente y con pendientes menos pronunciadas.Este peligro es conocido desde hace muchos años, ya que los suelos de la cordillera en ambas vertientes presentan una conformación rocosa alterada con riesgos geológicos.

En 1973, la División de Geotéc-nia del Ministerio de Energía y Minas calificó a través de un informe las áreas de Maiquetía, La Guaira y Caraballeda como zonas con elevado potencial de riesgo geológico por lo que podrían ocurrir aludes torrenciales y otros fenómenos similares.Es conocida la fragilidad de terrenos como los de Plan de Manzano, Gramovén y Blandín, los cuales lindan con el abra de Catia y que también fueron duramente afectados por esta tragedia. Las construcciones marginales instaladas en lechos de ríos y quebradas constituyen un grave riesgo, agravado por la presencia de aguas negras y actividades erosionantes.

Las fotos reproducidas aquí fueron seleccionadas de diversos periódicos y medios de difusión de Venezuela

 

For General Information contact: tbj@lehman.cuny.edu || Last modified: March 27, 2002
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