Alicia
Partnoy. Volando bajito.
Little Low Flying.
Gail Wronsky, trad. Los Angeles: Red Hen Press, 2005.
¿Qué relación existe
entre la violencia y la poesía en este siglo? ¿Qué
papel
juega la poesía en medio de
una violencia sin límites? Violencia urbana, crimen organizado,
represión de Estado, asesinatos de mujeres en Ciudad
Juárez y
Guatemala, guerras en Medio Oriente. ¿Pueden coexistir la
solidaridad y
la esperanza junto a la poesía y la violencia? Alicia Partnoy,
poeta,
académica y activista política, se acerca a estos
cuestionamientos en su reciente libro, Volando
bajito/Little Low Flying (2005).
En sus dos obras anteriores,
el libro de relatos The Little School: Tales of
Disappearance and Survival in Argentina
(1986) -
recientemente publicado en Argentina como La
Escuelita-Relatos testimoniales (2006) - y la colección de
poemas Revenge of the Apple-Venganza de la manzana
(1992), Partnoy aborda temas como la violencia física y el
miedo, la
fortaleza espiritual ante lo indescriptible, el poder de la literatura,
el
monstruo de la impunidad y la urgencia de justicia. Así mismo en
Volando Bajito/Little Low Flying Partnoy
poetiza una realidad que se enmarca dentro de un sistema de injusticia
e
ignominia; denuncia y propone actos de resistencia, manteniendo la
memoria viva
y “ajusticiando” con el poder de la palabra y la creatividad. Plantea
y construye una red de solidaridad escritural, de cooperación,
una
especie de sinergia poética y artística a través
del texto
mismo y de las voces que escoge incluir en su poemario.
Volando Bajito/Little Low Flying es una colección poética
bilingüe. Los poemas aparecen en español en un lado de la
página y en inglés en el otro. Gail Wronsky, profesora de
inglés, poeta y activista está a cargo de las
traducciones del
español al inglés y de las apropiadas palabras introductorias (“Translator’s
Notes”) que iluminan, especialmente a los lectores de habla inglesa
que,
según Wronsky, pudieron haber leído en otros tiempos las
realidades latinoamericanas como ajenas y distantes: “The world into which Volando
bajito/Little Low Flying arrives is a world in which the
torture perpetrated by U.S. soldiers against Iraqi prisoners is
unavoidably
documented. It is a world in which we are aware that American
citizens
can be seized, interrogated, and imprisoned for political activity,
religious
affiliation, or ethnicity…It is a world which needs the insights, the
power, the authority, the wisdom, and the beauty of Alicia Partnoy’s
writing more than ever.” (XIV)
Wronsky subraya tanto la necesidad de una escritura que atestigüe,
que no
se rinda a la impunidad y que incluya el lirismo y la fuerza
escritural, palpable
en la versión en español de Partnoy y que Wronsky
fielmente traduce
al inglés.
Volando bajito/Little Low Flying es un proyecto conjunto, solidario, en
cuanto Partnoy incluye las voces de sus tres hijas, la producción artística de su
propia
madre, Raquel Partnoy, así como el poema de una madre cuya hija
fue
asesinada en Ciudad Juárez, México y alusiones a poetas
latinoamericanas, la guatemalteca Alaíde Foppa, la
nicaragüense Claribel
Alegría y la argentina María Negroni, entre otras.
En
la introducción a la colección, Wronsky explica que los
poemas son portadores de una gran fortaleza por un lado y de una
comprensible
ira, pero también llevan una pesada carga de esperanza “that the
defeat will not go unrecorded, unrecognized by the machinations of
human
history.” (XV) La voz poética manifiesta esa visión
esperanzadora a lo largo de la colección aunque con altibajos.
Por
momentos la derrota se apodera de cuerpos y espacios y entonces se
vuela
“bajito”, para más tarde retomar el vuelo literal y
metafóricamente, como lo muestran las tres secciones de la
colección tituladas: I “Poéticas de la derrota” (“The
Poetics of Defeat”), II “Derroteros de vida” (“Tracks
of Life”) y III “Diálogos para levantar vuelo” (“Dialogues
for Raising Flight”).
En
la sección “Poética de la derrota” la poeta
intenta explicar su arte poético así como su propia relación con el lenguaje. El poema
“Arte Poética” explica el título de la
colección: “Eso que vuela bajito / es mi poesía. /
Rastreadora de olores / dentro del pasto. / Yo no busco la altura. /
Vértigo el vuelo. / Embisto la distancia / volando bajo. /
Allí
está la palabra, / olvidadita, / fresca con las raíces /
u
oliendo a miedo. / Tornasolándose algo / como la carne /
cadáver
que transita / a la semilla.”(4) Este
poema plantea la humildad del acto
de la búsqueda de la palabra, tarea que le permite a la poeta
contar la
historia, rescatar objetos, seres vivos y muertos. La poeta explica el
proceso
de la escritura en el poema “…Poética”: “Escribo
rescatando sedimentos:… / un cadáver. / Lo traigo a superficie,
/
lo reanimo, / lo despierto / a golpe de verbo y adjetivo / y entonces /
-casi
siempre- / él me juega la mala pasada de esfumarse / al
más leve
contacto con mi verso” (8).
Los
títulos de los dieciséis poemas incluidos en la
sección II, “Derroteros de vida” transportan al lector a
espacios asfixiantes y opresivos. Por ejemplo, en “Romance de la
prisionera”, la voz poética presenta su propia versión
del
romance anónimo del siglo XIV, “Romance del prisionero”. En
“Romance de la prisionera” Partnoy modifica el poema de acuerdo a
su experiencia personal. En la celda la prisionera sobrevive, sin saber
si es
de día o de noche, la avecilla que aparece “gritó
revolución” (12) y fue asesinada por ello. En “Pregunta
semiculinaria”, la alienación del exilio preocupa a una voz
poética que se pregunta: “Cómo me desexilio sin romperme/
como tomate gordo en la ensalada… /…Cómo me desexilio / y
huelo a rico…/ …Cómo me desexilio y sigo entera” (18).
El poema “Voz de la madre”, expresa el dolor de una mujer que le
han matado a un hijo: ‘Después de todo aquello / volver a la
palabra / como si no doliera / decir, amor…/…y hay un mármol
que nombra / los ojos de tu hijo como si le cupieran / mi amor, adentro
suyo.” (20). El poema “Torture Machine: Vocabulario” es una
lección de lengua en la que se utiliza otro idioma (el
inglés) para
nombrar el horror de la tortura. En “Latina al fin del milenio”, se
expresa la desesperanza de un siglo cargado de impunidad y de otro que
está por comenzar: “Este año 2000 con tanto ceros / es el
fin de algún milenio y el principio / de otra lucha por no ser
sólo un agujero, / hueco en la historia, un número en la
lista” (50).
Los
poemas de la tercera sección, “Diálogos para
levantar vuelo”, ejemplifican el poder de la solidaridad y la
colaboración
escritural y tal vez constituyan la sección mejor lograda de la
colección. Partnoy incluye las voces de sus tres hijas,
Anahí Paz
Leiva Partnoy de 8 años, en el poema titulado “La guerra”,
Eva Victoria Leiva Partnoy de 13 años, como la traductora de un
poema
titulado “An Urgent Promise to a Girl in Baghdad” y Ruth
Irupé Sanabria, de 27 años en “(Fragment)”, un poema
que trata sobre traslación de significantes y significados. En
esta
sección del poemario, Partnoy también se solidariza con
otras voces
femeninas que han sido y continúan siendo silenciadas. Incluye
dos poemas
que atestiguan sobre el asesinato de Silvia, una joven de Ciudad
Juárez,
la incansable búsqueda de Silvia por su madre y sobre la
impunidad que
envuelve éste y otros cientos de casos. En el poema “Palabras
por
Silvia”, Partnoy poetiza la frustración que siente cuando
estando
en Ciudad Juárez, en compañía de Evangelina Arce,
la madre
de la joven desaparecida, un periodista mexicano se le acerca a Partnoy
para
entrevistarla sobre su experiencia como desaparecida en Argentina
haciendo
oído sordo a Evangelina y su tragedia. Dice la poeta: “Pero
señor de libretita en mano, / pero señor de credencial al
cuello,
/ haga el favor y mientras yo termino / de copiar los versos que trajo
esta
madre / sobre las hojas de su cuaderno ocre, / haga el favor de
oír a
Evangelina / pedir justicia.
Escuche aquí y ahora
/ antes de que los huesos de su hija / nos lo demanden” (60-62)
y
continúa: “Y Silvia Arce es aquí y ahora, / es
Juárez y es mordaza”. Ante el silencio y la indiferencia del
periodista, Partnoy acoge las palabras de la madre y las incluye en el
poema
“Calle” en el que Evangelina poetiza su impotencia y su hambre de
justicia: “yo no me puedo callar / a mi hija quiero encontrar / los
federales que se la / llevaron que la vengan entregar
justicia” (66). La inclusión
de estos poemas por parte de Partnoy es una forma de dar testimonio, de
hacer
conocer poéticamente la injusticia y de plantear la importancia
de la
cooperación y solidaridad, acciones necesarias para mantener
viva la
memoria y para castigar a los culpables.
Este sentido de sinergia o cooperación
se manifiesta también en dos poemas de la tercera parte, “Los
molinos
de la memoria” y “S.O.S”. “Los molinos de la
memoria” es una combinación de narración y poesía.
Se
inicia con tres párrafos cortos donde la poeta explica que
frente al
campo de concentración donde estuvo presa en Argentina
había un
molino de viento que estaba roto y que los militares habían
atado con
alambre. Explica que todos le temían a ese molino porque “en las
noches sin viento el molino se desataba y echaba a girar solito” y la
poeta
agrega: “Cuenta la leyenda, que es siempre verdad, que los
espíritus de los desaparecidos movían las aspas”. En el
segundo párrafo el tono de la narración cambia y relata
que en
1998, veintidós años después de ser liberada
volvió
al lugar y lamentablemente los espíritus de sus “amigos del
alma”
(y nombra a algunos de ellos, María Eugenia y Néstor,
María Elenita y otros) no echaron a girar las aspas; sin
embargo, apunta
Partnoy sus espíritus se desplazaron con ella a Los
Ángeles donde
la poeta escribió un poema con forma de revólver
inspirado en los
versos del poeta español Gabriel Zelaya. Frente al verso de
Zelaya: “la
poesía es un arma/ cargada de futuro”, Partnoy escribe:
¿…y
si el arma, Zelaya, / apuntara al futuro? / ¿Sobre qué
muertos
echaremos qué culpas / cuando se nos desteja la trama del
silencio?…/
¿Qué perdón, qué “justicia humanamente
posible” / atarán / con alambre / los molinos / de nuestra /
memoria?
La poeta vuela bajito al cuestionarse la posibilidad que se haga
justicia en un
futuro. A pesar de esa humildad que se representa en el bajo perfil del
poema, la
poeta, como los lectores, tiene la esperanza de que la bala de palabras
que
contiene el revólver poético acribille literal y
figurativamente
a los responsables de tanto genocidio. El deseo y la necesidad de
justicia se han
desplazado de la hoja de papel al espacio de la historia y de la
memoria.
Sin embargo, la fuerza escritural y
poética, la súplica y urgencia de justicia, se enfrentan
también
a lo efímero de la poesía. En el poema S.O.S la poeta
recurre a
las palabras de otro poeta, Juan Gelman, para reflexionar sobre la
posibilidad
de la derrota, la posibilidad que se escabulla una de las armas
más
poderosas que Partnoy posee para combatir las injusticias sociales, la
violencia de Estado y el crimen organizado. El poema S.O.S se inicia
con unos
versos del mismo Gelman, y dicen: “Quien pudiera agarrarte por la cola
/
magiafantasmanieblapoesía. / Quién pudiera agarrarte por
la cola,
/ acostarse contigo una vez sola / y después olvidar esta
manía” (78). La inquietud por lo escurridizo del arma
poética se expresa en Partnoy así: “…Si nunca tuvo
cola mi poesía / decime, Juan, cómo la cazo ahora” (78).
La
necesidad de encontrar una “receta eterna” poética es clara
en los versos “Pasame Claribel de los Umbrales / esa receta eterna
contra
la sequía / del verso” (78) y en “Contame vos, María,
cómo le saco el trapo a la pecera” (78). Partnoy vuelve la
mirada
a dos poetas mujeres: Claribel Alegría y su poemario Umbrales
y María Negroni en La jaula bajo el trapo, como
una forma
de hermanarse y solidarizarse en la lucha poética, creando una
red de
solidaridad en cuanto al poder de la palabra y de la poesía.
Partnoy es
conciente de la fuerza y el poder de la poesía pero
también del
carácter huidizo y evasivo de la misma.
La red de
solidaridad se hace evidente en la amplia inclusión de voces,
las
traducciones y el arte que se incluye en el texto así como en
las
imágenes de desplazamiento real y metafórico que emplea
la autora
- los desaparecidos, el carácter huidizo de la poesía,
los
traslados de sur a norte- y en las imágenes que conllevan una
cierta
permanencia, -nombrar las víctimas para no olvidar y ajusticiar
a los
responsables de genocidio, entre otras.
En Volando bajito/Little Low
Flying, Partnoy nos
plantea formas de “vuelos solidarios” que hacen mucho más
que sugerir, inspirar o insinuar porque nos convierten a los lectores
en lectores/poetas
responsables y cómplices en el acto mismo de ajusticiar a los
verdugos,
de comprender realidades sociales y de no ignorar el peso de la
historia.