La nueva edición de En el país del sol de José Juan Tablada. Obras VIII – En el país del sol. Edición crítica, prólogo y notas de Jorge Ruedas de la Serna. México: UNAM, 2006. Pp. 294

 

Desde 1971, el Centro de Estudios Literarios de la Universidad Nacional Autónoma de México comenzó a publicar las obras completas de José Juan Tablada (1871-1945). En el país del sol es el VIII volumen de las obras del escritor mexicano.

En el país del sol está compuesto de crónicas y artículos que primero fueron publicados en la Revista de México durante 1900 y 1901. Esos artículos y crónicas, veintiuno en total, son sobre el viaje del poeta a Japón y también sobre aspectos culturales de ese país. Todos éstos más tarde fueron reunidos en un solo volumen y se publicaron bajo ese título, En el país del sol, por D. Appleton y Cía. en Nueva York y Londres, en 1919.

Antes de la presente edición de la Universidad Nacional Autónoma de México, el público lector tenía dos opciones: hacer una extenuante labor de exhumación al rastrear las crónicas individualmente en la Revista de México o valerse de la edición publicada en 1919 en Londres y Nueva York. El estudioso Jorge Ruedas de la Serna, responsable de esta última edición de la UNAM, señala con lucidez en el prólogo:

El texto [de 1919] está contaminado de múltiples erratas, debidas a que presumiblemente el editor norteamericano desconocía la lengua española. Las erratas, primero, obedecen a la premura con que fue impresa la obra, como si hubiese sido dictada a la hora de su composición  en el linotipo, pues hay faltas elementales de ortografía, que son fácilmente detectables a primera vista sobre todo en la acentuación, pero eventualmente también en el uso incorrecto de algunas consonantes. (58)

 

Aquí es necesario enfatizar que José Juan Tablada no se tomaba la edición de sus libros a la ligera. Una ojeada a los dibujos de sus libros Un día (1919), Li-Po y otros poemas (1920) y El jarro de flores (1922) comprueban este hecho porque cada texto fue delineado e iluminado por el autor mismo. De la misma forma, las ilustraciones que acompañan su poemario La feria (Poemas mexicanos) [1928], producidas por Miguel Covarrubias, M. Santoyo y George (Pop) Hart, subrayan cuán importante era para Tablada hacer llegar al lector textos de un alto valor tanto estético como literario. Por lo tanto, lo primero que resalta al hojear la presente edición de la UNAM son las fotos e ilustraciones que originalmente acompañaron las crónicas de la Revista de México.

La crónica titulada “Hacia el país del sol. Sitios, impresiones, episodios” (65) fue ilustrada por Julio Ruelas. El dibujo muestra que el artista quiso dibujar a la manera de Hiroshigue (el pintor japonés que tanto admiró Tablada). (1) Se aprecia un gran barco de altísimas velas acercándose a la tierra; en la orilla se ven unas chozas y un japonés observando la marea. En medio de la ilustración aparece un retrato (acaso de Tablada) y en lo alto se ve el cielo tapizado de nubes. En el dibujo hay una fusión de técnica oriental y estética occidental. Es decir, los trazos simétricos se asemejan a la técnica tan comúnmente usada por los artistas orientales mientras que la falta de espacio en el cuadro afirman la tradición occidental.

Las crónicas “En el país del sol. Un entierro en Japón” (109) y “En el país del sol. Cha-No-Yu” [La ceremonia del té] (127) van acompañadas de fotos cuya temática obedece al título de cada crónica. Pero, lo más interesante son las ilustraciones de Tablada. El dibujo de “Alborada japonesa” (77) no está firmado por el autor pero si lo comparamos con las demás ilustraciones es fácil comprobar que fue producido por Tablada. En el fondo un sol radiante ocupa más de la mitad del cuadro. En medio de éste figura un ave en movimiento: pareciera ser una garza que está a punto de aterrizar en una mata de bambú. Debajo del ave y entre el bambú aparece la frase “EN EL PAÍS DEL SOL.” Al igual que Julio Ruelas, Tablada trata de fusionar la técnica oriental y estética occidental. Eso sobre todo se hace factible por la forma en que está pintada la mata del bambú. De la misma manera, llama la atención el dibujo de la crónica “At Home” (81). Es un dibujo trazado verticalmente, a la manera de un pergamino oriental. Además está firmado por el autor: en el ángulo inferior derecho se lee la inscripción “JJT” dentro de un círculo, como si hubiera utilizado un sello de tinta roja tal como lo hacen los artistas orientales (y la gente en general) para autentificar una obra o un documento. El dibujo muestra dos garzas inclinadas que se deleitan al ver la tierra cubierta de secuelas de matas de bambú y de agujas de pino. En el fondo se pueden apreciar las hojas de bambú que caen cual persiana veraniega y evocan una sensación de frescura. Y, una de las particularidades de este dibujo es la preferencia que se le da al espacio en blanco. Aunque la naturaleza y las garzas ocupan un poco más de la mitad del cuadro, es precisamente el espacio en blanco lo que hace que esta obra se asemeje a la elaborada por un artista oriental.

En la crónica “En el país del sol. Un Matzuri” (119) Tablada va un paso más allá. Esta vez el dibujo abarca toda la superficie del cuadro y nos presenta una escena japonesa digna de admiración. Es decir, anteriormente dije que la simetría y el uso del espacio le daban a los dibujos de Rueda y Tablada una suerte de aire oriental por la fusión de elementos tanto occidentales como orientales. Bien, en este caso Tablada presenta “Un Matzuri” (un festival) y lo que llama la atención es el detalle con que está trazado el templo que ocupa más de la mitad del cuadro.  Cinco faroles cuelgan afuera del tempo y en cada uno de éstos está inscrita una de las siguientes palabras en este orden: “EN EL PAÍS DEL SOL.” Es curioso que el  número de palabras obedece a un número de suerte en Japón. Es decir, el número cinco es de buena suerte mientras que el número seis es de mala suerte; por esa razón las vajillas y cualquier juego de objetos que se compra vienen en juegos de cinco y no de seis como en occidente. Pero volviendo al cuadro, frente al templo están dos japonesas saludándose a su manera, inclinándose, vestidas en kimono y cuidadosamente peinadas. Los kimonos están muy bien detallados con diversas flores y ambos llevan sus respectivos cinturones (obi). Asimismo, las sandalias (tabi) que calzan  no pudieron haber sido presentadas con más precisión. Y, la naturaleza no podía faltar: a la izquierda del cuadro se aprecia un pino y debajo de éste el sello de Tablada. En fin, los dibujos originales que acompañan la nueva edición son una verdadera aportación ya que de ese modo el público lector puede apreciar la producción pictórica del escritor.

Esta edición de  En el país del sol contiene un amplio y detallado prólogo donde Ruedas de la Serna explica con agudeza crítica el contexto de las crónicas escritas por Tablada. Todos los artículos y crónicas fueron estudiados con profundidad. De hecho, a través de extensas explicaciones en las notas al pie de página se documentan vocablos japoneses, nombres de personajes históricos, nombres de lugares y una serie de detalles que desembrollan las dudas más oscuras que el lector pueda tener. En el apéndice se han incorporado textos que no fueron parte de la edición de 1919 pero que se publicaron en la serie “En el país del sol” de la Revista Moderna en 1900 y 1901. Y, por último, aparte de la extensa bibliohemerografía, el libro tiene incorporado un glosario de palabras japonesas (en cursivas y en el alfabeto japonés) utilizadas por José Juan Tablada. Éste último, fue elaborado por la estudiosa Seiko Ota de la Universidad de Estudios Extranjeros de  Kioto.

En el prólogo Ruedas de la Serna explica la problemática social que hacía casi imposible emprender un viaje a Japón en aquella época finisecular. Además, esboza en los diferentes diarios de la época: El Correo Español, El Diario del Hogar, El Diario de México, El Mundo Ilustrado, El Nacional, El Popular, El Tiempo, El Universal y La Voz de México un panorama más completo del contexto en que se escribieron esas crónicas. De la misma manera, el crítico nos informa de las lecturas que emprendió el escritor; lecturas de Chamberlain, Goncourt, Hearn, Hepburn, Loti, Regamey y otros más. Además, la crítica de los contemporáneos de Tablada es presentada sin discriminación: es posible leer lo que sus amigos (o enemigos) como Enrique C. Creel, Rubén M. Campos, Federico Gamboa, Jesús Luján, Julio Ruelas, Jesús Valenzuela y otros más decían del joven escritor mexicano.

Ocupa una parte del prólogo la trayectoria de la aclamada geisha y actriz japonesa Sada Koyama, conocida como Sadayakko, de quien Tablada escribió en su crónica “En el país del sol. Un teatro popular.” Ruedas de la Serna investigó la crítica del momento y presenta las versiones de Enrique Gómez Carrillo y Jean Lorrain en torno a la famosa actriz. Más adelante, el crítico explica en detalle en una nota al pie de página:

Sadayakko, la más famosa geisha y actriz japonesa de todos los tiempos. Sada Koyama, su verdadero nombre, nació en Tokio en 1871, el mismo año que Tablada. Hija de una familia de viejos samuráis, arruinada económicamente, fue vendida a los cuatro años a una matrona, llamada Kamekichi, dueña de una de las casas de té más frecuentadas por la nueva burguesía japonesa, para que la formara como geisha. Recibió la más primorosa educación a que podía aspirar una geisha, además de música e interpretación. Casada con un actor de teatro de vanguardia, Otojiro Kawakami, viajó el 30 de abril de 1899 a San Francisco. En California obtuvo sus primeros grandes éxitos, de público y de crítica periodística. ... Convertida ya en una celebridad, viajó a Europa, el 28 de abril de 1900, triunfando en Londres y después en París, a donde llegó el 29 de junio de 1900. (139-140)

 

Con esa claridad y brillantez está explicada la nueva edición. Pero hay algo más. Parte del prólogo presenta la problemática de la peste bubónica en algunos países asiáticos y cómo el miedo a una epidemia desató una suerte de xenofobia en contra de todos aquellos que salieran de Asia. Basándose en estudios recientes, Ruedas de la Serna subraya que “la peste bubónica en Chinatown [de San Francisco] contribuyó de manera evidente a crear la injusta visión negativa de los orientales en los Estados Unidos, la misma que se fue extendiendo a otros países de Occidente como una forma de discriminación” (41). Todo ese contexto es presentado para comprender cuán difícil habría sido para Tablada emprender un viaje a Japón, sobre todo porque el poeta se dirigió primero a San Francisco.

La parte central del prólogo está dedicada al viaje. Aquí, Ruedas de la Serna sigue paso por paso el itinerario del escritor. Como ha habido una gran controversia sobre si en realidad Tablada fue a Japón o no, el investigador tuvo que  hacer una extenuante labor para presentarle al lector los diferentes hechos, fases y posturas críticas. A propósito no elaboro en este apartado  con la esperanza de que el público lector tenga la última palabra después de leer esta bien lograda edición.

Por último, como con todo buen estudio, Ruedas de la Serna le deja el paso abierto a nuevas líneas de investigación. Éste sugiere que un estudio de las crónicas del brasileño Aluísio Azevedo que vivió en Japón en 1900, recopiladas en su libro O Japão, enriquecerían el diálogo cultural entre los escritores latinoamericanos que viajaron o escribieron sobre el Oriente. No. José Juan Tablada no fue un gran prosista, sobre todo si lo comparamos con modernistas del calibre de Darío, Gómez Carrillo, Martí, Nájera o Rodó. Tampoco hay que olvidar que tuvo agudos críticos como Pedro Henríquez Ureña y  Alfonso Reyes.(2) Pero sus crónicas y sus dibujos, como los presenta esta edición de la UNAM, merecen ser releídos y reevaluados desde nuestra propia postura ahora que han pasado más de cien años.

 

Araceli Tinajero

The City College of New York – CUNY

 

Notas

(1). Veáse el cuarto capítulo donde estudio con detalle el acercamiento de Tablada a ese pintor japonés. Orientalismo en el modernismo hispanoamericano . Lafayette, IN: Purdue University Press, 2004.

 

(2). Paz, El signo y el garabato. México; joaquín Mortiz, 1973.: p. 189