Valverde,
Estela. Perfumes
letales y banquetes eróticos: Los mundos de Teresa Porzecanski.
Montevideo: Linardi y Risso, 2005, 198 páginas.
La obra literaria de Teresa
Porzecanski (Montevideo,
1945) constituye una aportación valiosa y excepcional a la
literatura
uruguaya contemporánea. Como integrante de lo que Angel Rama
bautizara
como la “Generación del 69” (entre los que se destacan Jorge
Onetti –hijo de Juan Carlos Onetti-, Mercedes Rein, Cristina Peri
Rossi,
Mario Levrero), Porzecanski fue conformando, a lo largo de su carrera,
una
producción original que, condimentada por la fantasía y
la
imaginación, se atrevía a romper con la tradicional
insistencia
al realismo urbano tan característico de las letras uruguayas.
Influidas
de manera notable por los acontecimientos políticos que
comenzaban a
asolar Uruguay a mediados del 60 y por la ebullición del boom literario latinoamericano, las
primeras obras de esta escritora se transformaron en exploración
de
“una circunstancia que sólo podía ser mostrada
literariamente en toda su magnitud asfixiante, en términos de
alegoría” (32).
Con
siete colecciones de cuentos, un libro de poesías y seis novelas
publicadas hasta la fecha, la
calidad de su obra
narrativa y poética ha sido reconocida nacional e
internacionalmente. Ha
obtenido distinciones tan importantes como los premios del
Ministerio de
Educación y Cultura de Uruguay (1967, 1976, 1995), de la
Intendencia
Municipal de Montevideo (1986, 1989), Beca Fulbright (1988) Beca
Guggenheim
(1992), Premio de la Crítica Bartolomé Hidalgo (1995),
Nominación al Jewish National Book Award for Sephardic Studies,
entre
otros. Muchos de sus textos forman parte de diversas antologías
y han
sido traducidos al inglés, holandés, alemán y
francés.
Pese a toda esta relevancia, pocos –o breves- son los
estudios
críticos que han intentado un acercamiento comprensivo a su
narrativa.
En este sentido, el texto de la profesora Estela Valverde (Macquarie
University, Sydney, Australia) intenta llenar este vacío dejado
por la
crítica y se constituye en el primer libro sobre Porzecanski que
busca
explorar, investigar y entender sus mundos narrativos.
La tesis central de este estudio gira
alrededor de la
hipótesis de que en la obra de Porzecanski se evidencia la
manifestación de un Eros latente al que la
autora “intenta alcanzar por medio de la palabra y de una
exploración ontológica a nivel genealógico y
metafísico” (23). Valverde define como “eroscéntrica”
a esa fuerza
vital que empuja las palabras de Porzecanski, entendiéndola
aquí
como un motor irracional que mueve todo lo viviente, asociado,
además,
con las emociones y pasiones que gobiernan nuestras vidas (16-17). El eroscentrismo de Porzecanski, nos
advierte la autora, se transforma entonces en discurso político
por
cuanto intenta manifestar aquellas experiencias “indecibles” que un
orden discursivo racional ha olvidado o intentado dejar de lado.
Siguiendo esta línea de
pensamiento, y
conectando estas ideas con planteos claves de Kristeva, Cixous e
Irigaray,
Valverde nota que la autora uruguaya enfrenta la tarea de reelaborar y
reconstruir su propio tótem. Éste es entendido
aquí como
“la búsqueda de su propia genealogía que representa
también un intento global de restituir a la mujer a la historia
y
reubicarla en el espacio social y metafísico del que ha sido
desplazada” (57). Valverde destaca que en la obra de Porzecanski esto
se
manifiesta, entre otras cosas, en las apelaciones y referencias a las
artes
culinarias, la perfumería, los olores y sabores, las texturas y
colores
que circunvalan, rodean y cierran ese mundo eroscéntrico
de emociones y sensaciones.
A partir de estas premisas, la autora
dedica el resto
del libro a historiar cronológicamente la evolución de
estas
ideas en la narrativa de Porzecanski. Así, el texto se organiza
en cinco
capítulos y un apéndice que incluye tres reportajes a la
narradora. En el capítulo 2, la crítica analiza la
llamada
“tríada de la dictadura” (La invención de los
soles, Una novela erótica y la
colección de cuentos Construcciones),
tres obras no lineales y con apelaciones alegóricas que,
según
Valverde, se atreven a violentar el mundo falocéntrico y el
orden
simbólico que limitan su escritura. La ruptura de la sintaxis,
la
exploración del lenguaje mismo, ahora fraccionado en una
vorágine
de imágenes confusas, y la llamativa ausencia de
anécdotas en
esta primera etapa, evidencian una búsqueda por la palabra, por
un
discurso que pueda desafiar esa discursividad falocéntrica
imperante,
volviéndose así denuncia y rebelión contra ese
orden
heredado que ha intentado obturar las emociones y marginar a la mujer.
Una segunda etapa es analizada en el
capítulo
3, con las novelas Mesías en
Montevideo y Perfumes de Cartago
(novelas de post-dictadura), sin olvidar referencias a cuentos de Ciudad impune y La respiración es una
fragua. Tal vez influidas por la
recuperación democrática, señala la
crítica, estas
obras presentan un regreso a la linealidad y una estructura más
coherente, mediante la cual parece reinstaurarse y revalorizarse la
figura
femenina, sus cualidades eroscéntricas y sus lazos ancestrales y
cósmicos. Este mundo es presentado, entonces, como un
ámbito
“de generosidad, del compartir momentos, de alimentar, nutrir y alegrar
al prójimo” (74), fenómeno que se verá reflejado
en
la recuperación de una voz olvidada, en sus referencias a
espacios,
labores y roles tradicionales asignados a lo femenino: el hogar, la
cocina, la
perfumería, la prostitución.
En el capítulo siguiente,
Valverde explora los
orígenes de un deseo de cambio y de redención del destino
bíblico fatal asignado a la mujer y de restitución de su
divinidad. Será esta exploración que llevará a la
narradora a establecer un vínculo con la figura de los idiotas
–a
quien Porzecanski, según Valverde, considera también
portadores
de un conocimiento eroscéntrico-
y con representaciones mesiánicas. Así, un concepto como
el de
“locura” se transforma, en esta narrativa, en otro punto de acceso
a lo eroscéntrico, como otra forma de llegar a lo irracional
divino. Los idiotas de Porzecanski, propone el
análisis, son figuras poseedoras de otro tipo de entendimiento
que nos
conectan con ese saber atávico y olvidado. Algo similar
ocurrirá
con la recurrente apelación al mesías.
El
último
capítulo está dedicado al estudio de La piel
del alma y Felicidades
fugaces, novelas que desafían el universo
logocéntrico,
remueven a la mujer de su lugar periférico al que ha sido
desterrada y
la reinstauran y recolocan en el centro, como depositaria de la
tradición y la procreación, como custodio de la eternidad
y
divinidad de la creación. Y,
aunque el proyecto literario de Porzecanski pareciera, por momentos,
coincidir con el de las feministas francesas -nos dice Valverde en sus
conclusiones-, es evidente que, en la evolución de sus novelas,
se
observa un movimiento que lo trasciende, al abrirse a un más
allá
inclusivo que, a través de la pasión, nos humaniza y
permite un
legítimo y auténtico intercambio entre géneros.
Las provechosas charlas que la profesora Valverde mantuvo con la autora en Montevideo, entre 1995 y 2003, transcriptas al final, arrojan más luz sobre aspectos diversos de la narrativa de Porzecanski, a la vez que complementan muy bien el análisis y la lectura llevada a cabo por la crítica en los capítulos precedentes. Las notas aparecen en todo momento incluidas en el cuerpo del texto de manera acotada, permitiendo un seguimiento de la argumentación de forma dinámica y ágil. Aunque se han deslizado unas pocas erratas en la edición, la lectura no se ve entorpecida. El volumen se cierra con una muy completa bibliografía.
En resumen, el presente trabajo constituye un novedoso aporte
y una
referencia imprescindible para todos aquellos que quieran acercarse al
estudio
de Porzecanski y sus mundos narrativos.