Tantos Juanes o la venganza de la Sota de María Luisa Lázzaro:
 La fragmentación cultural de la historia

 

 

Amarilis Hidalgo de Jesús

Bloomsburg University of Pennsylvania

 

 

 El contexto narrativo utilizado por un autor en la delineación de su texto es el eje central en el desarrollo de una obra de ficción, dado que la fragmentación de ese espacio es lo que da pie a que surja una pugna lingüística entre los discursos narrativos explícitos e implícitos que enfrentan las distintas voces narrativas que emerjen en un texto. María Luisa Lázzaro en Tantos Juanes o la venganza de la Sota no está ajena al empleo de esta técnica narrativa. En su novela parte la autora de un crimen pasional para crear el contexto policial que le servirá de base a los desdoblamientos de personalidad de Juanerma, personaje principal, en otros personajes de la historia. Los desdoblamientos a su vez sirven para construir a través de diálogos la memoria histórica en que se basa el delineamiento y caracterización de los otros personajes, en especial el discurso epistolar de la protagonista. Es decir, estamos ante un texto en el que las historias personales de los  personajes tanto masculinos como femeninos se fusionan con el aspecto mitológico, cósmico y astral de la vida para así recrear la escritura esquizofrénica que caracteriza al discurso epistolar de Juana contrapuesto a las reflexiones filosóficas sobre la vida que afloran en los diálogos de Juan, Mila y Mileidi. De este modo, surge en el texto una reflexión sobre la escritura en imágenes de discordantes espejos que por medio de fragmentaciones narrativas inducen al lector a crear una nueva historia cultural de la falsa representación temporal del ser humano visto a través de los juegos de azahar y los conflictos que aquéllos representan en los juegos de la vida humana:


Cuando el primer papel, la fotocopia, percibí una extraña visión, la de un espejo de doble fondo que de alguna manera nos reformulaba y esto me hizo sentir que conocía a Juanerma de toda la vida, como si el espejo fuera una muñeca de esas que vienen para armar y me hubiesen elegido exactamente para reconstruirla papel por papel, palabra a palabra, figura a figura. Te juro que me impactó el lenguaje, la búsqueda del rostro, la existencia del desencanto y la metamorfosis de las Barajas y los astros en conjunción con la muerte (37).

 

Digamos que Lazzaro no sólo crea en su novela un texto híbrido lleno de laberintos y espejos narrativos, sino que también alude a los conflictos personales que vive Juanerma a través de su desdoblamiento: “Es una cuestión de rostros, Juan por eso el desamor, el rechazo… Pero el rostro, Juan, no es el rostro, la mirada no es la mirada; la voz no es la voz, ni la palabra la palabra” (Lazarro 11). Esto lleva a que la escritura de Lazzaro proponga una restructuración personal del discurso femenino de Juana a través de un espacio íntimo que recupera el personaje en las memorias que tiene de su relación con Juan, las cuales ha escrito en sus cartas. De ahí que su discurso epistolar oscile entre un tú y un yo que se desplaza en el texto a través de los distintos juegos lingüísticos de los que se hace eco el otro personaje femenino de la novela, Mila, en la construcción de otra perspectiva narrativa sobre lo acontecido a la protagonista: “En el estudio encontramos el baúl, una historia por hacerse; quiero armarla. Está ordenada de extraña manera sin ilación; frases que se cortan de páginas faltantes” (36).
Para Gustavo Fares y Elena Cazaubon Hermann, “The readings and writings of history proposed by women writers reconstruct personal and societal events from the space of intimacy, space most often considered irrelevant to the grandiose texts of history” (13). Estos textos, siguen señalando, representan el pasado nacional que trata de iluminar los eventos que son irrelevantes a la voz oficial. En el caso de la escritura de Lázzaro ese pasado se fragmenta en la metáfora de la muerte y su relación con la dislocación temporal y cultural de la memoria humana y sus deconstrucciones de la temporalidad cotidiana del ser humano:


A medianoche revolví el tobo hasta encontrar la cajita; la lavé y la escondí debajo del colchón; allí permaneció como amuleto de amistad, de ese compañero que cada día se iba poniendo más flaco como si la fatalidad se hubiera invertido hacia él. Un día dejó de ir  a la escuela, se fue a otro paraje más espléndido y gentil. Creo que ese fue el comienzo de mi impotencia frente a la muerte, frente a la injusticia y la ignorancia. Ese desprendimiento de la vida y sus objetos nunca más lo he vuelto a ver, pero me enseñó a creer en el mundo (28).

 

Dicho sea de paso, es precisamente la muerte como espejo de la conciencia humana la que disemina por el ámbito de este texto la idea de la fragilidad de la vida y su eterno contacto con lo personal fragmentado en la historia del individuo contrapuesta a su historia lúdica en el juego sexual que emplean los personajes en sus discursos de género. De hecho, Lazzaro empleará cambios abruptos en los espacios narrativos de la novela para mostrarle al lector las miserias de la vida. Patricia Dórame-Holoviak dice sobre este aspecto de la novela que,


Con todos estos textos comunicantes que alternan en la narración se tiene una historia común para sus protagonistas. Todos ellos están unidos en la miseria existencial –cada uno da cuenta de su pasado- que ha provocado diferentes tomas de conciencia de la realidad: Juan, la impotencia; Mileidi, la ninfomanía; Mila, la libre experimentación; Juanerma, sus juegos alternantes de nombres, disfraces y actitudes… (Hidalgo de Jesús y Edith Dimo 225).   

 

Lo planteado por Dórame-Holoviak se ve claramente en los distintos espacios que utiliza la autora en la construcción de la historia. De ellos sobresaldrán los bares como espacios lúdicos en los que los personajes a través del discurso de Juanerma cuentan sus historias personales sin inhibiciones lingüísticas o sexuales. De esta forma, Lazarro transforma la visión de la identidad híbrida del ser humano, hombre-mujer, dentro de varios contextos lingüísticos, culturales, sexuales y personales. Asimismo, transforma desde el principio de la novela los discursos narrativos por medio de la interrupción, el cambio en el punto de vista y la discontinuidad de discursos ideológicos que si bien tuvieron un papel importante al principio de la novela, dejaron de tenerlo al irse fragmentando y desdoblando en las otras historias de carácter menor que salen a luz en el discurso de Juanerma, el cual a final de cuentas es el que domina la narración.   

Ana Teresa Torres plantea que “Vivimos un tiempo despojado, de fugaces presencias, de inmediatismos que no bien aparecen ya son pasado, y cuya recuperación, si es que la novela lo pretende, no puede ser sino fragmentaria, más ficción de memoria que de memoria misma” (28). Aplicando los postulados de Torres al texto de Lazzarro podemos entender el por qué de los juegos lingüísticos y lúdicos utilizados por la autora en su obra. Cada capítulo o entrada en la novela de Lazzaro refleja una nueva concepción del sentido de la vida en la protagonista. Al mismo tiempo sugiere cambios radicales en la percepción del tiempo y el espacio que tienen los personajes de sus circunstancias personales y emocionales. Es por eso que la voz narrativa principal juega un papel importante en la revelación de la información personal más importante de los otros personajes y su conexión con la vida cotidiana humana. Lo que corrobora el hecho de que cada personaje utilice de algún modo la sexualidad como un elemento de expresión definida que en cierto modo se conecta con la búsqueda de la verdad de la existencia del ser humano a través del desentrañamiento de las causas y consecuencias de un crimen en la vida de todos los personajes. En esta búsqueda se entrecruzan los distintos puntos de vista de la novela, los cuales en ciertos momentos son ambiguos y en otros marcan el comienzo de una etapa reflexiva en la vida de los personajes. Como apunta Dórame-Holoviak, “Los fragmentos del libro de Juanerma, el texto policiaco, las notas periodísticas y los diálogos entran en tensión a través del uso de distintas funciones del lenguaje” (224). Y, es precisamente, el lenguaje el que lleva al aislamiento del individuo en una cápsula temporal y especial que no le permite en cierto modo el desarrollo necesario del conocimiento humano para poder establecer las pautas y hechos que llevaron al crimen de la protagonista:


Detrás de nuestra estructura superficial inocente, Juan, alegre o triste; nostálgica o efusiva, se acomoda la máscara. Es el momento del teatro último o primero. Ya no sumo. Usurpo el papel más desgastado de la historia es pe rán do te como temor extraño de química y alma (41).

 
Por medio de estos discursos filosóficos se recoge el trasfondo del pensamiento histórico que mueve la acción en la novela. Es decir, aquí surgen las fechas, los momentos, las horas, toda la información conceptual que del crimen y sus antecedentes tienen los otros personajes. Muchos de ellos pueden verse como reflexiones existencialistas y otros como simples comentarios o interpretaciones de hechos que se vinculan con la muerte de la protagonista: “Estoy consternada con la muerte de Nana, perdón … de Juana, No me explico quién pudo hacerle semejante barbaridad. ¿Saben algo, tienen alguna pista?...” (35). Del mismo modo, hay momentos en la narración en la que ninguno de los personajes tiene el conocimiento necesario del crimen para avanzar la acción. Por ejemplo, cada texto narrativo que emerge en el discurso del narrador principal establece pautas detectivescas que si bien sólo son suposiciones inductivas llevan hacia la creación de una historia global de los protagonistas. Asimismo cada suposición devela la presencia de una historia personal que explora la interacción entre el conflicto humano y las fuerzas que mueven o delinean el proceso constitutivo de la identidad humana. Identidad que en esta novela se deconstruye a través de los distintos medios escriturales que utiliza la autora para dar una estructura definida al texto. Por supuesto, cada fragmento del libro construido por Juanerma, los textos policíacos, los diálogos y los textos periodísticos llevan al lector a tratar de descifrar la continuidad temática y discursiva de un discurso narrativo en otro. Más sin embargo, el elemento detonante en este proceso es la muerte de Juanerma ya que crea una inestabilidad emocional en los otros personajes de la novela a la vez que despierta en ellos una curiosidad sensorial que los dirige hacia la búsqueda existencial de sus propios discursos filosóficos.    

En cierta manera, Juanerma existe como ente narrativo por su relación con los otros personajes que inconscientemente le dan vida a los discursos narrativos de aquélla. Por tanto, el texto oscila entre el mundo actual de los protagonistas y el pasado de la protagonista:

Ya no tiene sentido carta larga ni torrente ni coloquio. El oráculo enloqueció, empezó a confundir nombres y voces y figuras; los personajes fueron palideciendo hasta borrar el destino. La voz fue trasmutada por gritos de fragmentos que aturden como caricias cura de sueño, tiempo de soledad. Se deja curar, demenciar la memoria  muerte que tarda” (34).

 

Como se puede ver en el fragmento anterior la narración de la novela reestructura la interrelación problemática entre dos concepciones del tiempo: la del presente entremezclada con la del pasado y la del pasado dominando la circunstancia del presente. De ambas, la segunda domina sobre la primera. Del mismo modo, aquélla sienta las bases para que la textualidad creada por Juanerma en sus escritos sea la que subvierta el orden de la tradición humanística en el texto hacia la creación de un completo cuadro biográfico de la protagonista. Con esto, el cuadro narrativo total de la obra privilegia la oralidad sobre la escritura, lo que se complementa con la oralidad del discurso de Juanerma y el de Mileidi como portavoces de su discurso escritural. Lo que está muy presente en el diálogo entre Mileidi y Milsa, en el cual Milsa le pide ayuda a Mileidi para descifrar el enigma del crimen de Juanerma:


-Sólo quiero armar el rompecabezas. Ayúdame Mileidi, es como si se tratara de una orden omnisciente. Tengo total acceso a los papeles que forman parte de la investigación policial…

-…Me nombra tengo que leerlos con calma. ¡Qué estupendo, déjame decirte que esa mujer era una caja de sorpresas. Te digo una cosa Mila, mi vida se transformó por completo desde el mismísimo día en que nos conocimos. Todavía lo recuerdo como si fuera ayer (36).

 

De esta manera, la intención principal de Lazzaro al comienzo del texto de desarrollar un discurso detectivesco cambia de rumbo estructural a medida que avanza la trama de la novela. Digamos que una vez el narrador concatena los hechos que llevaron al crimen con la vida de la protagonista, lo que se produce en el texto es una inversión estructural y estilística que da pié al desarrollo de una biografía más que de un texto policíaco. Digamos que Juanerma logra establecer a través de sus escritos la posibilidad de que haya sido asesinada por su marido; pero al mismo tiempo, esa posibilidad le da las bases para que construya su autobiografía a través de los discursos narrativos que afloran en el texto en torno a ella. En cierta manera, el texto ha creado su propio espacio narrativo y temporal en el cual la concepción patriarcal de la sumisión femenina es completamente erradicada de la biografía de Juanerma, quien como dice Dórame-Holoviak, “Todos [los personajes] son individuos pero, al mismo tiempo, material poético del texto que Juanerma escribe. Todos ellos metáforas buscadas en el nombre de la protagonista de sus fragmentos, de la configuración de su persona y de su esencia” (225). De este modo, la biografía de Juanerma puede leerse como un elemento inherente de una tradición escritural femenina andrógena, ya que al final de cuenta nunca sabemos como lectores el verdadero sexo de la protagonista.

Tanto Juanes o la venganza de la sota es una obra híbrida en la que la diversidad lingüística y la amplia variedad de intertextos conforman la línea principal del relato policiaco. En esta novela tanto el personaje principal, Juanerma, como los personajes secundarios se unen en un diálogo existencialista en el cual los discursos intertextuales se concertan con los distintos discursos narrativos que afloran en la narrativa. Es decir, estamos ante un texto en el cual la fugacidad de la vida humana rompe con los paradigmas político-culturales que emergen en el discurso de Juanerma, el cual en cierta medida es el que predomina en todo el transcurso de la narración. Asimismo, la asexualidad de Juanerma es el elemento detonante en la búsqueda de la verdad sobre el esclarecimiento del crimen; lo que lleva a que de la lectura de la novela se desprendan varias lecturas que, si bien, dan paso a las distintas caracterizaciones de Juanerma, también representan a los distintos discursos culturales y de género del cual son portavoces los otros personajes del texto. De este modo, tanto lector como personaje tienen que aunar esfuerzos en la decodificación de los símbolos y enigmas que conforman el cuadro narrativo de Juanerma, que en cierta medida domina la narración. Aquí podemos señalar lo que postula James Tompkins sobre el proceso de lectura, “The picturing that is done by our imagination is only one of the activities through which we form the “gestalt” of the literary text” (59). Esa germinación de los elementos principales de una lectura es la clave esencial en el estudio del texto de Lazzaro, dado que la anticipación y la restrospección en los distintos aspectos discursivos y estructurales de Tantos Juanes o la venganza de la sota son el elemento en común que une los distintos hilos narrativos de la obra en una sola línea narrativa, la detectivesca.

                                                                       

Obras consultadas

Ana Teresa Torres, “Premisas de la escritura provisional”. Venezuelan Literature and Arts Journal/Revista de Literatura y
     Artes Venezolanas
. 1:1, 1995, 27-39.

Gustavo Fares and Eliana C. Hermann.
Contemporary Argentinean Writers.  Gainesville: University of Florida Press, 1998.

Jane P. Tompkins. Reader-Response. Baltimore: The JohnHopkins University Press, 1984.

María
Luisa Lazzaro. Tantos Juanes o la venganza de la Sota. Caracas: Editorial Planeta, Biblioteca Andina, 1993.

Patricia Dórame-Holoviak. María Luisa Lazzaro.
Tantos Juanes o la venganza de la Sota. “La baraja, la literatura y su
     encuentro fortuito con la palabra” en Edith Dimo y Amarilis Hidalgo de Jesús, Escritura y Desafío narradoras
     venezolanas del siglo XX.
Caracas: Monte Avila Editores, 1995.