Búsquenme en el Internet: Características del narcocorrido finisecular




 
Juan Carlos Ramírez-Pimienta

San Diego State University - Imperial Valley

 

                                                                                   

Lo que pasa es que hay un corrido
de verdad y otro inventado. Ese yo
no lo considero ni corrido.
- Enrique Franco (1)

 

Responder qué es el Corrido no es tarea  fácil. La definición, origen y futuro del género son tópicos que están en constante debate.  Guillermo Hernández lo ha definido como “Una canción narrativa en español que cuenta las circunstancias históricas que rodean al protagonista cuya conducta sirve de modelo a una comunidad. (2)  Por su parte, muchos años antes Armando Duvalier había dado una lista de formulas del corrido de las cuales algunas eran, según  él, indispensables: El corrido para serlo debería proveer el nombre del protagonista,  el lugar de los hechos, el mensaje y la despedida. Varias cuestiones se desprenden de estas definiciones – y esfuerzos por fijar el género- que si bien resultan más que suficientes para el corrido “tradicional” ya no funcionan cuando  pensamos en corridos de reciente manufactura. (3) Debemos proceder a revisar la pertenencia de las nuevas manifestaciones al corpus del género: ¿Son o no corridos?

Me parece que sí, aunque diferentes.  Efectivamente, el corrido mexicano ha experimentado a lo largo de su historia una serie de transformaciones que incluso han llevado a investigadores a pronosticar su deceso. (4) Ahora en la distancia, desde los inicios del siglo XXI,  resulta más que evidente que estas muestras de alarma y sentencias de muerte han resultado, en buena medida, infundadas. (5)  Sin embargo, si bien el género está vivo y saludable como parecen sugerir entre otros indicadores las altas ventas de discos y los conciertos multitudinarios, es evidente también que ha sufrido cambios que hace tan sólo algunos años hubieran sido difíciles de imaginar.

 

Hablar del corrido al filo del milenio es necesariamente hablar del sub género más popular: el que trata de narcóticos.  En este ensayo veremos que en la década de los noventa ocurrió un cambio en este tipo del corrido, un desplazamiento del individuo / protagonista de una aventura como centro del corrido al medio ambiente que rodea el tráfico de estupefacientes. Es decir, el corrido de narcotráfico está siendo cada vez menos de narcotráfico para convertirse en un canto que enfatiza la vida suntuosa y placentera del protagonista.  A través de producciones  de la segunda mitad de los años noventa de populares grupos como – entre otros - los Tigres del Norte, Exterminador y los Tucanes de Tijuana mostraré y examinaré algunas de las nuevas características de esta categoría del corrido.

 

No me gusta dar mi nombre

Hasta hace poco tiempo era prácticamente inconcebible que una de las convenciones del corrido tradicional: el homenaje que una comunidad rinde a un individuo específico en quien ve reflejado sus valores fuera casi a desaparecer por completo en algunas producciones musicales de los últimos años. (6)  Lo anterior es de particular importancia tomando en cuenta que el nombre del protagonista es quizá la más indispensable de las fórmulas que de acuerdo a Duvalier constituyen un corrido. Me interesa ahora destacar el deliberado esfuerzo por esconder la identidad del homenajeado. Es fácil observar un marcado descenso en el número de corridos en producciones discográficos que llevan como  título un nombre propio.  Así, el corrido, un género que tiene un antecedente en las heroicas gestas medievales y que conlleva en buena medida como propósito inmortalizar el nombre del honrado hace, en nuevas producciones, exactamente lo contrario, esconder la identidad de éste. 

 

El anecdotario del corrido mexicano está formado por casos de individuos y comunidades enteras para quienes el máximo honor representaba ser inmortalizado en la memoria colectiva  a través de un corrido.  Tradicionalmente, para muchos ese era el propósito y fin de un corrido.  En cuanto a los títulos de estos, no había mucho que dejar a la imaginación pues se anticipaba que sería simplemente el corrido de un “fulano de tal” quien, precisamente mediante este “homenaje”,  dejaba de ser un hombre común y corriente para pasar a formar parte del panteón de los héroes del corrido, en ocasiones en los dos sentidos de la palabra. (7) En efecto, con frecuencia el paso a la memoria colectiva conlleva, como precio, perder la vida.  Este es, evidentemente, el mayor sacrificio y como tal para muchos solamente puede ser compensado con un corrido en homenaje y a cambio.  Existen numerosos ejemplos de lo anterior dentro de la cultura oral – chistes inclusive – y aun en ocasiones este fenómeno ha marcado registro en la tradición literaria escrita. (8)

 

“Voy a cantar un corrido”, cuento de Francisco Rojas González, ilustra perfectamente lo anterior. El relato narra la historia de Urbano Téllez el “Chato”, jefe agrarista que se apresta a defender el pueblo de Equistlán de los ataques cristeros.  El “Chato” Urbano es descrito como “un buen hombre” (114) con dos debilidades “el alcohol y los corridos.” (113)  Sobre estos últimos él mismo dice, dando una clave del desenlace de la historia: “me gustan los corridos porque sólo a los hombres valientes se los componen.” (117)  Resumiendo la trama: los cristeros atacan el pueblo y el coronel Urbano y su gente lo defienden quedando éste, a la sazón, mortalmente herido.  Los representantes del pueblo hablan con el moribundo coronel y, agradecidos, le ofrecen una pensión para su viuda en caso de que, efectivamente, muera.  Cuando Urbano rechaza la oferta, sus subordinados sugieren que un ejido lleve su nombre:

-         Eso es. Valecito, no les hagas caso, nosotros que somos tus edentificados sí sabemos lo que queres –dijo Lupe el agrarista tragándose las lágrimas-; queres que el ejido lleve tu nombre... ¿Verdá?

-         No, mano...

-         Bueno, ¿entonces orita se está antojando que te llevemos a enterrar al rancho?

-         No, no quero nada d’eso – roncó broncamente el agrarista.  (123) 

 

Otras opciones tampoco le convencen. El quiere que su valentía sea reconocida pero no de cualquier manera.  Decidido, el hombre pide su recompensa: “Quero que me compongan mi corrido.” (123) Así, pues, el moribundo pide ser “inmortalizado” en un corrido que, se sobreentiende, llevará su nombre: El corrido de Urbano Téllez o quizás el corrido del Chato Urbano.  Ante la convicción del herido nada menos es concebible.

 

Con lo anterior en mente, volvamos al hecho de que numerosos corridos aparecidos en los últimos años, no solamente no llevan un nombre propio como título sino que en ellos ni siquiera se  menciona la identidad del héroe. (9) Aún más, en muchos se dice explícitamente que el nombre no se puede dar a conocer por “cuestiones de seguridad,” que tratar de ahondar en esta pesquisa traerá como consecuencia serias repercusiones, posiblemente la muerte:

Si mi nombre no lo saben

analicen el corrido

pregúntenle al boludo

que me vigila el camino

les contestará con balas

que a mí me dicen el primo.

 

En ocasiones se dan referencias o claves sobre la identidad del protagonista.  Estas claves, que suelen ser geográficas, tienen como propósito estimular el orgullo por la patria chica.  El individuo pasa a ser la comunidad.  Veamos cómo se presenta lo anterior en dos de los numerosos corridos donde se da este fenómeno. El primero es “Carrera prohibida”. (10) En este corrido, el protagonista primero nos dice que es de Durango y luego lanza la amenaza:

No me gusta dar mi nombre

por mi carrera prohibida

pero yo soy de Durango

y el que se ofenda que diga

por ahí tengo un juguetito

que cualquiera se arrodilla.

 

El segundo corrido lleva por título “Los dos morros” y es producción de Grupo Exterminador:  (11)

Les pregunté que de ónde eran

pero no me lo dijeron

puede que sean de Jalisco

Michoacán o Sinaloa

donde hay pura gente brava.

 

Es claro que el fenómeno anterior, el “anonimato” en el corrido,  se presenta porque en una gran cantidad de los corridos de reciente aparición el héroe se dedica al tráfico de drogas. Pero lo que aquí se trata de estudiar no es tanto la causa sino las posibles repercusiones que éste y otros cambios traen al género y en última instancia hacer una reflexión sobre lo que conllevan estos cambios en la manera en que el corrido es recibido por el público. (12Por otra parte, es sabido que componerles corridos a personajes al margen de la ley no es un fenómeno exclusivo de los años recientes.  De hecho, la tradición corridística se ha nutrido de la noción del bandido generoso por muchos años.  En su clásico estudio El corrido mexicano Vicente T. Mendoza describe así a los protagonistas de estos corridos: “rebeldes a todos los gobiernos, perseguidos en calidad de bandoleros.  Forman un grupo aparte. Los hubo románticos como Valentín Mancera o Heraclio Bernal que robaban a los ricos para dar a los pobres.” (XXXVII-XXXVIII) En cuanto al contrabando, ya desde el siglo pasado se cantaban corridos a contrabandistas como Mariano Reséndez quien comerciaba con textiles. (13)

 

Todo lo que yo cosecho

Evidentemente la sociedad no percibe de igual manera el tráfico de drogas y el de textiles.  En este sentido, aquí continuó una reflexión que inicié en un artículo publicado hace algunos años. (14Una pregunta clave es ¿qué tanto se puede alejar el héroe del corrido de la idea de heroicidad forjada en el imaginario colectivo?  O quizá lo que debemos cuestionarnos es, ¿hasta dónde puede mover una comunidad su noción de heroicidad?  Porque, si bien desde hace muchos años el corrido ha rendido homenaje al traficante de drogas, no se trataba de un homenaje ciego. Se le honraba  en la medida en que mostraba su valor y su sagacidad. (15El aspecto moral del tráfico de drogas se olvidaba momentáneamente para enfatizar la valentía y el arrojo de estos hombres que lograban burlar a las autoridades mexicanas y, sobre todo, a las norteamericanas.

 

Se sobreentendía  que la droga sería vendida y consumida en los Estados Unidos.  “Todo lo que yo cosecho / se los mando a los gabachos”  cantan en “El ojo de agua” Los Tucanes de Tijuana.  Muchas veces el público optaba por pensar que la comunidad no iba a verse afectada y que de ser éste el caso, el impacto sería positivo por aquello del derrame económico, la creación de divisas y otros beneficios que el narcotráfico trae: la creación de empleos, de escuelas, caminos, clínicas etcétera. No resulta, entonces, sorprendente, que los autores y ejecutantes del corrido opinen de manera similar.  Al preguntarle a Mario Quintero, compositor y cantante de los Tucanes de Tijuana, su opinión de los narcotraficantes contestó: “Bueno, hay muchos de ellos que han ayudado al pueblo.  Esa gente ayuda. Caro Quintero hizo escuelas, puso alumbrado en algunos pueblos. Hacía más que el gobierno.” (16) Y lo mismo ha expresado en corridos como “Operación pesada”: (17)

Otra vez triunfó la mafia

más trabajo pa’ la ley

pero yo digo una cosa

que es muy mi punto de ver

mafia suena a economía

aunque no lo quieran creer.

 

Si bien esta misma noción se encuentra de manera tangencial en muchos corridos, hay algunos cuyo tema central es, precisamente, este aspecto del narcotráfico.  Se trata de proponer que los males económicos de México pueden ser conjugados por el narcotráfico dándole así a éste un sesgo positivo. Si la deuda externa ha causado que cada mexicano al nacer venga con una  cuenta de muchos dólares, el tráfico de drogas y sus participantes se proponen como la solución, como una actividad de patriotas.  En “Las divisas”, los Huracanes del Norte exageran el beneficio económico que el contrabando trae: (18)

Este genera divisas

en dólares pa’ la deuda

si me dejaran sembrar

en término de dos años

la deuda podría pagar.

 

Es justo hablar de un derrame económico aunque, por supuesto, no de tal magnitud como para pensar que pudiese pagar la deuda externa. El diario La jornada del tres de enero de 1998 cita un estudio publicado a su vez en el diario El Noroeste de Mocorito, Sinaloa que reconoce que el narcotráfico “crea una serie de empleos y subempleos que son importantes para la economía de la entidad.” (19)

 

En efecto, si por una parte resulta innegable que el narcotraficante compra, viaja, emplea albañiles para construir sus mansiones, etcétera, por la otra, no hay duda que las comunidades locales también se ven afectadas de maneras por demás negativas.  Ha aumentado el consumo local de drogas pues, contrario a lo que muchos corridos aseguran, la droga también se queda del lado mexicano. Así lo explica Jorge Fernández Menéndez en su estudio  Narcotráfico y poder: “Lo que sucede es que los narcotraficantes, ante el incremento del volumen de drogas que mueven, pagan a sus intermediarios no sólo con dinero, sino también con narcóticos.  Estas drogas se quedan, en su mayoría destinadas al consumo interno y el mercado que se ataca en forma preferente es el de los jóvenes.” (55) 

 

Por otra parte, además del peligro obvio generado por la violencia del narcotráfico - como pueden ser los enfrentamientos en lugares públicos con el riesgo de una bala extraviada - existe también el peligro de la adopción de una narcocultura en las comunidades.  Es evidente que cada vez más comienza a “naturalizarse” el narcotráfico como una vía de escape hacia una “vida mejor”, alejada de la pobreza.  Esta noción, por supuesto, está presente en muchos corridos.  Veamos cómo se verbaliza esto en “El cartel de a kilo”: (20)

Mucha gente critica mi vida

porque trabajo contra le ley

dicen que gano dinero sucio

no lo niego, eso lo sé muy bien

pero el dinero aunque esté muy sucio

quita el hambre, analícenlo bien.

 

Tan penetrante es la influencia de la cultura del narco que incluso comunidades indígenas tan cerradas como la tarahumara se han visto afectadas.  El antropólogo Nicolás Olivo ha estudiado las comunidades de la sierra tarahumara por más de una década y apunta algunos de estos cambios: “La presencia del narco no ha dejado de tener su influencia en las dinámicas culturales y étnicas de la región. Principalmente entre las manifestaciones rituales y festivas de uno de los grupos indígenas más numerosos del país, considerado tradicionalmente como uno que aún conserva sus ritos y costumbres propias.” Pero este cambio afecta más que los aspectos rituales y festivos del grupo.  De nuevo Olivo: “Un primer aspecto importante que se debe resaltar es la modificación de la noción de justicia que se daba entre las poblaciones mestizas e indígenas de la región.  Ahora la lógica de la venganza y el ajuste de cuentas es la forma cotidiana de ejercer la ley entre los pobladores de la zona.”

 

Yo quiero un puño de polvo

Procedamos ahora a complicar un poco más la nueva naturaleza heroica del protagonista del corrido finisecular.  Al recorrer el corpus se hace evidente, como he dicho más arriba,  que muchos de estos corridos no muestran al protagonista en algún valiente enfrentamiento con las autoridades (estadounidenses o mexicanas) ni burlando a las mismas en astuta maniobra sino que muestran el  “estilo de vida” del narcotraficante rico y poderoso.  En este sentido, ahora, cada vez con mayor frecuencia, se presenta un héroe del corrido que no sólo trafica con narcóticos sino que los consume y que lo hace cada vez de forma más abierta y desafiante.  Y este fenómeno, que hasta hace pocos años se daba de manera aislada, está presente en un número de corridos cada vez mayor.  El consumo de drogas por parte del protagonista se expresa en algunos casos de forma velada, mediante el uso de un eufemismo: “ambiente” se le llama en el corrido “La piñata”: (21)

Cuando cayó la piñata

se hizo una bola de gente

parecían niños de kinder

peleando por su juguete

sabían bien que las bolsitas

venían cargadas de ambiente.

 

“Aliviane” es la palabra que se usa en “La fiesta de los perrones”: (22)

El acordeón y la tuba

es el sabor de la fiesta

al rojo vivo se pone

el más dormido despierta

con pisto de todas clases

y el aliviane en la mesa.

 

En ocasiones la droga se pasa con discreción y disimulo como enLos compadres.” (23) Aquí el intercambio se da literalmente por abajo de la mesa:

A donde quiera que llegan

ellos son bien recibidos

la mesa siempre está llena

igualmente sus bolsillos

por abajo de la mesa

se saludan muy seguido.

 

Sin embargo, en otros corridos la referencia ya es más abierta y descarada: “Suspiro pa’ la nariz”  se le llama a la droga en el corrido “Carrera prohibida”: (24)

Para alegrarme la banda

para dormir una dama

pa’ mis amigos mi mano

pa’ los cobardes mi escuadra

pa’ mi nariz un suspiro

y un trago pa’ mi garganta.

 

En “El puño de polvo” la droga se vuelve un vicio tan arraigado que el protagonista desea trascienda incluso al otro mundo: (25)

Cuando me muera no quiero

llevarme un puño de tierra

yo quiero un puño de polvo

y una caja de botellas.

Por último, el título de otro corrido, “Entre perico y perico”, deja poco a la imaginación. (26)

 

Los corridos arriba citados son interpretados por Tucanes de Tijuana y Exterminador.  Estos dos grupos, junto con los Tigres del Norte, dieron a la luz pública exitosos álbumes en 1997: Tucanes de plata de los Tucanes de Tijuana, Narcocorridos 2 de Exterminador y Jefe de jefes de los Tigres del Norte.  En estas producciones se hace evidente el fenómeno del anonimato que mencionaba más arriba: de cuarenta y seis corridos contenidos en las tres producciones (la de los Tigres del Norte es un álbum doble) solamente uno lleva por título un nombre propio.  Este corrido es “Jesús Amado” y está incluido en Jefe de jefes. 

 

Soy el Jefe de jefes 

No me parece coincidencia que en esta colección se encuentre el único corrido con título de nombre propio. Los Tigres del Norte son, a la vez, vanguardia y tradición del corrido.  Si por una parte es verdad que han marcado la pauta por muchos años en lo que corresponde a la dirección del género (y del corrido de narcotráfico en particular), su liderazgo ha comenzado a ser compartido con “nuevos” grupos, en especial por los Tucanes de Tijuana y otros como Los Razos o  el mismo Exterminador.  Estos conjuntos presentan un corrido de narcotráfico “duro” o explícito mientras que los Tigres, si bien es indudable que continúan produciendo corridos que interesan mucho al público, también lo es que  han tomado  una posición “moralizante” que en la última década se había visto diluida en el corrido de drogas. (27)

 

Desde los primeros corridos de contrabando y particularmente de tráfico de drogas era común observar un final con moraleja que recomendaba alejarse del mal camino.  Este consejo se daba tanto verbalmente como con el ejemplo del final trágico del héroe. (28) Hace algunos años argüí que esta condena prácticamente no se veía en nuevas producciones corridísticas. (29)  No obstante, como dije más arriba, los Tigres del Norte han retomado esa posición moralizadora en Jefe de jefes cuyo lema promocional reza “Pórtense bien!” Al analizar la producción, sin embargo, se demuestra un mensaje ambivalente, y en ocasiones, francamente contradictorio al que recomienda portarse bien.  La posición  moralizante se hace explícita en la primera página del cuadernillo que acompaña el disco compacto Jefe de Jefes.  Usando como fondo la famosa prisión de Alcatraz los Tigres del Norte advierten:

La vida tiene muchos caminos

pero el que se porta mal

sólo tiene un destino...

el hospital, la cárcel o el panteón.

Por eso, sus amigos los Tigres del Norte

les dicen:

pórtense bien!

 

No obstante una cierta falta de lógica en el consejo (dicen que el que se porta mal sólo tiene un destino y luego señalan tres: el hospital, la cárcel o el panteón) la moraleja propone básicamente que quien obra mal, mal acaba. Además, las diferentes fotografías del cuadernillo, todas tomadas en Alcatraz y más de una directamente enfocando rejas, sirven como un mensaje más que subliminal de esta postura moralizante. Sin embargo, la letra de los corridos no siempre corrobora ésta sino que en más de una ocasión  presenta la noción de impunidad como regla.  En “Jefe de jefes”, corrido que da título a la producción, la impunidad – repito -reina:

Yo navego debajo del agua

y también sé volar a la altura

muchos creen que me busca el gobierno

otros dicen que es pura mentira

desde arriba nomás me divierto

pues me gusta que así se confundan.

 

Lo mismo sucede en “El tarasco”:

Ya no gasten en radares

ni destrozando mis pistas

yo soy un ave nocturna

que aterriza en cualquier milpa

además el día que caiga

caerán muchos de allá arriba.

 

Por otra parte, en la colección encontramos dos corridos donde sí se hace una condena moral al consumo de drogas, si bien, esta condena, como se verá, es matizada.  En el primero, “El dolor de un padre”, se enlista aquello que la droga hace perder: “La vida, la familia, la vergüenza y las facultades mentales.” Y continúa:  “Sepan que por esa maldita droga /  hospitales cárceles y panteones es el último final.”  Sin embargo, curiosamente incluso en la desesperación por la pérdida de un hijo persiste el temor a antagonizar al traficante:


Yo conozco algunas gentes

que ahora son traficantes

sepan que yo perdí un hijo

y ustedes son los culpables

perdonen si los ofendo

pero es el dolor de un padre.

 

En el segundo corrido, “Las novias del traficante”, aconsejan alejarse de  las drogas y no dejarse sorprender por ellas:

Esto lo dijo con clave

muchos pueden  entenderlo

y aquellos que no lo entiendan

echen a andar el cerebro

pa’ que las mentadas novias

no vayan a sorprenderlos.

 

Si bien el corridista asegura al inicio del sexteto que va a decirlo en clave - quizá para exacerbar la idea del iniciado que permea el corrido de narcotráfico- en realidad unas líneas más arriba dice bastante claro a qué se refiere cuando habla de las novias del traficante: (30)

Tienen muy bonitos nombres

yo se las voy a nombrar

para que se cuiden de ellas

si las llegan a encontrar

voy a darles santo y seña

donde las pueden hallar.

 

Blanca nieves en Colombia

Mariguana en Culiacán

Amapola está en Durango

en la sierra la hallarán

y la negra está en Guerrero

y Cristal en Michoacán.

 

 “Las novias del traficante”sí sigue la pauta del mensaje del folleto que promete un final trágico para aquél que se “porta mal”:

Cuando muere un traficante

o la cárcel va a parar

las novias no se preocupan

sabían que esto iba a pasar

porque el que juega con lumbre

con ella se ha de quemar.

 

Ahora bien, si como hemos visto hay en la colección algunos ejemplos donde el portarse mal trae como consecuencia un castigo, éste se romantiza. Si la consecuencia es la muerte, ésta se presenta como una muerte “de hombres.” (31) Empero, lo anterior no quiere decir que sólo los hombres sean protagonistas. En “También las mujeres pueden” - incluido en la mencionada  producción Jefe de jefes - se narra una transacción entre mujeres que terminó mal cuando una parte trata de pagar con billetes falsos. Como consecuencia de lo anterior tres colombianas mueren. Sin embargo, su muerte no es narrada tanto como castigo sino como una consecuencia naturalizada de un negocio “de valientes”, de “hombres” o, en su defecto, de mujeres muy “hombres”:

También las mujeres pueden

aunque nos duela aceptarlo

lo digo aquí y dondequiera

porque pude comprobarlo

que como un hombre se mueren

y eso no hay que dudarlo.

 

El pretendido mensaje moralizante de la producción Jefe de jefes  se debilita cuando vemos que a la gran mayoría de los que actúan mal no sólo no les va mal sino que de hecho, lo contrario, que una buena acción tenga como consecuencia un castigo, se nos muestra en la colección. “Por debajo del agua” cuenta como un comandante de la federal de caminos rehúsa aceptar un cohecho y es, como consecuencia, asesinado. (32)
                            

Cuando dijo no me vendo

se escuchó un cuerno de chivo

dos agentes se murieron

y Reynoso mal herido

alcanzó a matar a cuatro

de los que serían cautivos.

 

Narco-simbología

 

Si pensamos que Jefe de jefes sugiere – aunque ya vimos que en los corridos mismos  poco se materializa - la cárcel o la muerte como final para el narcotraficante, la portada de Narcocorridos 2 de Grupo Exterminador parece prometer algo muy distinto. La fotografía muestra a los miembros del grupo rodeando al actor mexicano Mario Almada sentados en una mesa con varias botellas de alcohol y, como trasfondo, un telón formado por billetes de quinientos y mil dólares.  Ante una portada como la de Jefe de jefes que sugiere la cárcel – Alcatraz - como consecuencia del narcotráfico, Exterminador responde con la otra consecuencia lógica del ilícito: mucho dinero y lo que éste puede comprar.

Si bien la presencia de Mario Almada desconcierta al principio, sólo hace falta escuchar la producción para darse cuenta que la inclusión del actor tiene sentido.  La mayoría de los corridos de Exterminador son igualmente puestas en escena que comienzan con un breve dialogo. (33)  Aunque este grupo no es el único que utiliza este recurso, la diferencia estriba en que los diálogos de Exterminador son más extensos y elaborados, con efectos especiales que van desde disparos hasta motores rugiendo.  Asimismo, también a diferencia de otras producciones, en Narcocorridos 2, hay un crédito de autoría y dirección  especial para los diálogos (“escritos y dirigidos por Alexis Anaya”) lo cual enfatiza la importancia”teatral “que el corrido tiene para este conjunto norteño.

 

Además, en una suerte de contradicción se le da crédito tanto a Mario Almada como al mismo Alexis Anaya en los diálogos en que intervienen pero no a los demás “personajes”.  El resto de las voces (que son muchas) son atribuidas a personajes "reales”: “Un matón y un colado” en “La fiesta de los perrones”, “dos muchachas pesadas” en”pollitas de cuenta”, un “amigo de Michoacán” en “El curita”, “unos judiciales muy respetados” en “La jefa”, unos “compas pesados de la sierra” en “El baje”, un “mesero” en “El burro” y, por último,  “un teniente y un muchacho de México” en “El muchacho y el teniente”.  El resultado es un oyente que se enfrenta a una sugestiva mezcla de realidad y fantasía.

 

Ahora bien, ¿qué capital aporta Mario Almada al imaginario del narcocorrido? ¿Por qué decidió Exterminador incluirlo en su producción? En ésta, Alexis Anaya, quien a la par de escritor y director de los diálogos funge como representante del grupo, agradece profusamente al actor por su participación:

Quiero agradecer por haber aceptado mi invitación a participar en estas producciones al señor # 1 del cine mexicano, al señor Mario Almada... que con su participación, Exterminador se convierte en el 1er grupo norteño en meter gente del cine nacional e internacional en sus canciones y quién mejor que usted... Don Mario Almada.

 

Es evidente en las palabras de su representante  la admiración del grupo por el actor.  ¿Qué significa entonces Mario Almada en el imaginario colectivo? Con cientos de películas bajo su crédito Almada ha manejado una imagen de hombre duro que encaja perfectamente con la del  héroe del corrido. Su identificación con estos es tal, que posiblemente sea el actor que más películas de corridos ha realizado.  Aunque por una parte Exterminador apela  a la imagen del héroe clásico personificado en Almada también es cierto que sus corridos muestran un alto uso de drogas por parte del protagonista. Es de notar que en más de una ocasión el consumo de drogas, lejos de ser periférico, es central al corrido, es decir, que es un corrido que no tiene como tema el contrabando de drogas sino el consumo de estas.  La producción cuenta con catorce cortes todos, como el título del álbum lo indica, con temática de narcotráfico.  Grupo Exterminador es particularmente explícito en su representación del consumo de drogas por parte de los protagonistas de sus corridos.  De catorce cortes de la producción, cinco muestran consumo de droga.  Este se presenta en ocasiones de una manera sutil y no central a la trama como sucede en el corrido “El baje” pero también puede ser centro y propósito del corrido como en “Entre perico y perico”:

Entre perico y perico

paso las noches tomando

a veces siento que caigo

y a veces ando volando.

 

Por su parte, Los Tucanes de Tijuana también sacaron producción al mercado en 1997. El disco lleva por título Tucanes de Plata: 14 tucanazos censurados.  La portada muestra a los cuatro integrantes del grupo, elegantemente vestidos a la usanza norteña en trajes de piel con botas y sombrero  vaquero.  Detrás de los miembros del conjunto la foto muestra un biombo plateado (¿de plata?) grabado con motivos florales.  El mismo biombo-puerta aparece en cuatro fotos individuales de lo miembros del grupo así como en una segundo foto del grupo entero. ¿Simboliza la puerta de plata una puerta hacia las riquezas que pueden obtenerse a través del narcotráfico? ¿Es este mensaje paralelo al de grupo Exterminador? Tucanes de plata, parece, al igual que Narcocorridos 2 aludir a las riquezas detrás del mundo del narcotráfico. La producción cuenta con catorce corridos de los cuales tres tratan de temas ajenos al tráfico o consumo de narcóticos.

 

De los que sí tratan estos temas encontramos dos donde se consumen drogas. El contexto de este uso es asimismo el de una celebración. En ninguno de los dos corridos encontramos acción heroica alguna, se trata de festejar y hacer derroche del poder económico del que se goza en las altas esferas del narcotráfico:

Fue la Piñata más cara

en esos últimos años

el pastel no era de pan

era un pastel colombiano

sí lo servían en platos

pero de cinco o seis gramos.

 

Y, por su parte en “La Mesa servida”:

Para cuando llego  al baile

ya está mi mesa servida

cerveza, vino y mujeres

y un papelito en la esquina

 para escuchar mis corridos.

 

Los otros nueve corridos que tratan de narcotráfico enfatizan el aspecto de éste como negocio. Atrás quedó pues la noción de la heroicidad clásica y otros atributos con los que el tradicional héroe del corrido era, normalmente, investido. Pero, ¿qué tan popular es esta nueva clase de corrido?  ¿Qué tan extenso es el público consumidor del narco-corrido? Lo anterior es bien difícil de medir tan sólo basándose en las ventas de discos porque se cree que más del cincuenta por ciento de las ventas de CDs y casetes de corridos son piratas. (34) Pero si nos atenemos a las  ventas de entradas de conciertos, es más que evidente que muchas de las bandas que cultivan el género llenan estadios lo mismo en  México que en los Estados  Unidos. 

 

Ya con esta y me despido

¿Qué cambios le esperan al corrido en el siglo XXI? Es difícil asegurar. Todo parece indicar que nos dirigimos - aún más - a una etapa en que cualquiera con dinero, sin importar el origen del mismo, se convierte en un héroe para una sociedad empobrecida. Desgraciadamente, me parece evidente que se debe ver en la recepción popular  y aceptación pública de estas producciones un barómetro del tejido moral de buena parte de la sociedad mexicana. Al cambiar la  comunidad que lo consume - y da sentido ontológico-  también tiene que cambiar el corrido. Así, la lógica indica que en tanto siga floreciendo la industria del narcotráfico los corridos sobre el tema seguirán proliferando aunque seguramente adaptándose a las nuevas tecnologías. Ya tenemos una muestra de esto en el narcocorrido de Exterminador que lleva por título “El burro”:

Este burro es moderno

y en todo tiene que ver

yo les voy a dar un norte

búsquenme en el Internet.




Notas

 

(1). Enrique Franco fue director artístico y compositor de cabecera de Los Tigres de Norte por más de 15 años. Entre sus composiciones más famosas con este grupo se cuentan El corrido, La jaula de oro, El corrido del Gato Félix y Tres veces mojado.


(2).“[A] narrative song composed in Spanish that recounts the historical circumstances surrounding a protagonist whose conduct serves as a model to a community...”(IX) Ver  Guillermo Hernández, “Introduction” Aztlan.  22.1 (Spring 1997):IX-X.


(3).  Para obtener más información sobre el origen y desarrollo del corrido, ver Mendoza (1954), Simons (1957), Paredes (1963), Herrera-Sobek (1990) y Hernández (1992).


(4).  Ya desde 1954 en   El Corrido mexicano   Vicente T. Mendoza, el decano de los estudios del corrido, veía el futuro del género en peligro.  Según él, a partir de 1930 se precipita “la decadencia y próxima muerte de este género como genuinamente popular.” (XVI).


(5). Ver de James Nicolopulus.  “The Heroic Corrido: A Premature Obituary?” Aztlan.  22.1 (Spring 1997):115-138.


(6). Para ilustrar este punto veamos cómo se da este homenaje en “Paulino Navarro”, un corrido clásico [Vélez, Gilberto.  Corridos mexicanos]:

 

Paulino Navarro, revolucionario

no tuvo miedo a la muerte;

cargó su pistola, montó su caballo

fue un general muy valiente.

(7). Por supuesto  que  ha existido una tradición de corridos cuyo título no es un nombre propio.  Sin embargo, estos tratan en su inmensa mayoría de otros temas que pueden variar desde accidentes y desastres hasta aquellos dedicados a caballos y batallas famosas.

(8). Sirvan como ejemplos además del cuento que aquí discuto (“voy a cantar un corrido”) “El corrido de Demetrio Montaño”tambien de Rojas González, la novela de Antonio Estrada Rescoldo. Los últimos cristeros y Juan Justino Judicial de Gerardo Cornejo.

(9).  En el ensayo uso de forma  indistinta tanto héroe como protagonista del corrido aunque luego propongo que el protagonista de muchos corridos contemporáneos se está convirtiendo cada vez en menos “heroico”.


(10). Tucanes de Tijuana, 14 tucanazos bien pesados, EMI, 1995.


(11). Exterminador, Narcocorridos 2, Fonovisa, 1997.


(12). Este público no está formado exclusivamente por traficantes de drogas. Los aficionados al corrido provienen de distintos estratos socio económicos, si bien sobre el género aun pesa un estigma de ser música para la clase baja.  Para obtener un análisis más detallado de la audiencia del corrido ver el artículo de Helena Simonett: “Narcocorridos: An Emerging Micromusic of Nuevo L.A.”  Ethnomusicology.  45.2 (Spring/Summer 2001): 315-337.


(13). Ver por ejemplo de Américo Paredes A Texas-Mexican Cancionero. Urbana:University of Illinois Press, 1976.


(14).“El corrido de narcotráfico en los años ochenta y noventa: un juicio moral suspendido”.  The Bilingual Review/ La Revista Bilingüe.  XXIII.2 (May-August 1998): 145-156.


(15). Ver Guillermo Hernández. “El corrido ayer y hoy: nuevas notas para su estudio.” Entre la magia y la historia: tradiciones, mitos y leyendas de la frontera.  Ed. José Manuel Valenzuela Arce.  Tijuana: El Colegio de la Frontera Norte, 1992. 215-230.


(16). La jornada del 4 de enero de 1998. 


(17). Tucanes de Tijuana, Tucanes de plata, EMI, 1997.


(18). Huracanes del Norte, Corridos pesados, Musivisa, 1996.


(19). “Narcos en Sinaloa: miedo, complicidad, admiración; todo se sabe, nadie habla.”  La Jornada 3 January 1998.


(20). Tucanes de Tijuana, 14 tucanazos bien pesados, EMI, 1995.


(21). Tucanes de Tijuana, Tucanes de plata, EMI, 1997.


(22). Exterminador, Narcocorridos 2, Fonovisa, 1997.


(23). Tucanes de Tijuana, 14 tucanazos bien pesados, EMI, 1995.


(24). Ibíd.


(25). Ibíd.


(26). Exterminador, Narcocorridos 2, Fonovisa, 1997.


(27). Los Tigres están conscientes de ciertas características que darían ese matiz que más arriba he tildado de  “light”.  Jorge Hernández, líder de los Tigres del Norte, habla sobre la censura que se auto imponen:  “El lenguaje que utilizamos  en nuestras canciones es cuidado; no abusamos de nadie, nosotros jamás nos atreveríamos a utilizar un lenguaje sucio para que los jóvenes y niños lo utilicen después. Queremos decir con dignidad y respeto a los personajes, al público que escucha, que en realidad es nuestro jefe.”  (La Jornada del 11 de enero de 1999)


(28). Desde los primeros corridos de contrabando de substancias prohibidas (primero alcohol y luego estupefacientes) era común encontrar moraleja o condena al tráfico. Vayan los siguientes corridos como ejemplo: El contrabando de El Paso: El que no lo quiera creer / que lo quiere experimentar / que le entren al contrabando / verán dónde van a dar. Carga blanca: Despedida se la diera / pero ya se me perdió/ dejen los negocios chuecos/ ya ven lo que sucedió.  Contrabando del aire: Ya con esta me despido/ y me despido cantando/ les voy a dar un consejo / ya no se sigan matando / olvídense de ambiciones/ no traigan más contrabando. Que se acabe el contrabando: Por eso, contrabandistas/  aquel que la hace la paga/ vean que tarde o temprano/ quien mal anda mal acaba. Esto disminuyó en los años ochentas y noventas. 


(29). “El corrido de narcotráfico en los años ochenta y noventa: un juicio moral suspendido”.  The Bilingual Review/ La Revista Bilingüe.  XXIII.2 (May-August 1998): 145-156.


(30). Esta noción del iniciado va en contra de una tradición del corrido  que contaba tragedias, gestas heroicas, y batallas de pueblo en pueblo. El lenguaje del corrido ha sido, tradicionalmente, sencillo.  La idea de hablar en clave pues, no existía.


(31). Uno de los  corridos donde mejor se observa lo anterior es Arnulfo González:


¡Que bonitos son los hombres
que se matan pecho a pecho,
cada uno con su pistola,
defendiendo su derecho!
       ( Ortiz 28-29)


(32). Por último, hay que aclarar que aunque no todas las canciones de Jefe de jefes son corridos de narcotráfico este es el caso de la mayoría, (13 de 18).


(33). De catorce corridos de la colección solamente cuatro no inician con un diálogo.


(34). Por otra parte, es también del conocimiento público que las compañías disqueras tienden a  exagerar el número de ventas de sus artistas. 

 

 

 

 

 

Obras citadas

Cornejo, Gerardo.  Juan Justino Judicial. México: Selector, 1996

 

Duvalier, Amando. "Romance y corrido." Crisol: Revista de Crítica (Junio, Septiembre y Noviembre, 1937.) 3543, 8-16, 35-41.

 

Estrada,  Antonio.   Rescoldo. Los Últimos cristeros.  México: Jus, 1988.

 

Fernández Menéndez, Jorge.   Narcotráfico y poder. México: Rayuela, 1999.

 

Hernández,  Guillermo. “El corrido ayer y hoy: nuevas notas para su estudio.” Entre la magia y la historia: tradiciones, mitos y leyendas de la frontera.  Ed. José Manuel Valenzuela Arce.  Tijuana: El Colegio de la Frontera Norte, 1992.  215-230.

 

---.      “Introduction.”  Aztlan.  22.1 (Spring 1997): IX-X.

 

Herrera-Sobek, María. The Mexican Corrido: A Feminist Analysis. Bloomington: Indiana University Press, 1990.


Mendoza, Vicente T.  
El Corrido mexicano.   México: Fondo de Cultura Económica, 1992.

 

Nicolopulus, James.  “The Heroic Corrido: A Premature Obituary?” Aztlan.  22.1 (Spring 1997):115-138.

 

Olivos, Nicolás.   “Narcocultivo y cultura en la Sierra Tarahumara.” Proceso, 1210 (9 de enero, 2000).

 

Ortiz Guerrero, Armando Hugo. Vida y muerte en la frontera. Cancionero del corrido norestense. Monterrey: Hensa Editores, 1992.

 

Ramírez-Pimienta, Juan Carlos.  “El corrido de narcotráfico en los años ochenta y noventa: un juicio moral suspendido”.  The Bilingual Review/ La Revista Bilingüe.  XXIII.2 (May-August 1998): 145-156.

 

Rojas González, Francisco.   Cuentos completos. México: Fondo de Cultura Económica, 1992.

 

Simmons, Merle E.  The Mexican Corrido as a Source of Interpretative Study of modern Mexico (1870-1950).  Bloomington: Indiana University Press, 1957.

 

Simonett, Helena. “Narcocorridos: An Emerging Micromusic of Nuevo L.A.”  Ethnomusicology.  45.2 (Spring/Summer 2001): 315-337.

 

Vélez, Gilberto.  Corrido mexicanos.  México: Editores Mexicanos Unidos, 1994.