Lujuria Roja. Aub visto por Ripstein

 

Pedro García-Caro
Massachusetts Institute of Technology

 

La voz inconformista de Max Aub añade en ocasiones un tono crítico al entorno del exilio español en México. Su cuento “La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco” (1960) (1) es quizá uno de los mejores ejemplos de lo que Claudio Guillén ha dado en llamar“el exilio tematizado,” (2) pero una tematización en este caso saturada de ironías históricas. Saturada en el sentido de colapsada por la ironía, es decir, generadora de sátira. La posibilidad de una historia alternativa – el “y si…?”; la historia subjuntiva “cuando caiga Franco” (19) – es lo que da a este relato uno de sus componentes más atractivos. ¿Y si un camarero mexicano harto de tanto exiliado español, de tanto grito y tanto abuso – “varió ante todo el tono” (15) – decidiera matar a Franco y de hecho lo lograra? Efectivamente, Aub homenajea en Ignacio Jurado – Nacho, camarero del Café Español – la sacrificada hospitalidad mexicana que “sufrió el éxodo ajenocomo un ejército de ocupación.” (16) De paso, propone un exilio cargado de narcisismos nacionalistas y de obsesivas elucubraciones desligadas de una praxis política.

De estos dos temas ha hablado Sebastián Faber en su ambicioso libro Exile and Cultural Hegemony, (3) que propone una relectura del exilio español en Méxic y de algunas coincidencias discursivas entre el nacionalismo nostálgico de la izquierda desterrada y la retórica pan-Hispánica del régimen nacional-católico franquista. Al contrario del libro de Faber, que cuenta “a story of intellectual retreat and eventual political paralysis” (x): la de los desterrados; el cuento de Aub propone una movilización política: la del inerme camarero sonorense, causada por una mezcla de cansancio y desesperación. Finalmente se decide por el atentado: “resuelto el mañana, desaparecerá el ayer.” (22-3) Con esta determinación machadiana consigue “entrev[er] un café idílico al que ya no acuden españoles a discutir su futuro enquistados en sus glorias” (22). Tanto el título del cuento como su segunda parte, el viaje de Nacho a Madrid, sitúan la narración en el género de la historia alternativa, o“alternate history” tal y como lo ha formulado Karen Hellekson. (4) Entre las convenciones que el cuento comparte con ese género está la de plantear el papel del individuo en el proceso histórico: (5) un camareroque lleva a cabo la praxis política definitiva, el tiranicidio. Aunque no lo hace por motivaciones ideológicas, ahí yace la ironía, y quizá la razón de su posterior condena. El regreso a México tras su periplo turístico-exterminadores lo que mejor acaba de saturar el cuento de ironías y venganzas. En breves líneas resume Aub su fracaso: a los anteriores refugiados se han unido ahora los falangistas que huyen de la tercera república. La sátira del café español y de su mesero se desborda.

Hace años que se lleva fraguando una adaptación cinematográfica de este relato. En un principio iba a llamarse Café Cortado, y para ese proyecto, que iba a dirigir Pedro Olea, escribió un guión Vicente Leñero junto con Manuel Matji.(6) Finalmente ha sido el equipo del director mexicano Arturo Ripstein, con su habitual colaboradora Paz Alicia Garcidiego el que ha llevado a cabo el proyecto de Mate Producciones.(7)  

En la película de Arturo Ripstein La virgen de la lujuria (2002), (8) el denso cuento de Aub queda reducido a una paródica farsa final, en realidad un apéndice o coda en blanco y negro, que se distingue claramente del resto del filme, preocupado por la obsesiva recreación de las posibles perversiones sexuales del mesero, ahora llamado “el Mikado” (Luis Felipe Tovar). Este corto juxtapuesto no reinterpreta y complementa el resto de la historia de la manera en que lo consigue la “Historia del amante menguante” en Hable con ella (2001) de Almodóvar. En la cinta de Ripstein se nos ofrece una interesante comedia musical con titulares narrativos superpuestos y escenas documentales de desfiles fascistas del gallego caudillo, en el minuto130 de la película.(9) Se trata de la culminación de escenificaciones gráficas y teatrales de la lucha libertaria que dirige el anarquista Gimeno (Juan Diego) en el sótano donde Nacho solía recrearse con su colección de fotografías pornográficas. El sótano histórico del anarquista y el del pornógrafo coinciden en su liminalidad escénica, en su obscenidad literal. Es momentáneamente un sótano de la historia marginal que comparte pinceladas con aquel espacio soterrado de la historia de Yugoslavia propuesto en Underground (1995) por Emir Kusturika. En este sótano mexicano transformado por el exiliado español, se conmemora la historia marginal y borrada de las victorias anarquistas, un espacio en el que no sólo se rescribe la historia con un argumento alternativo, sino que tambiénse llega a crear una nueva proyección temporal. El simulacro de Franco contra el que Mikado dispara, sangra. Como si se tratara de una irónica reversión de uno de los milagros de santas figuras ensangrentadas que tanto fervor provocaban entre las piadosas beatas del franquismo, el icono del dictador se convierte sinecdóquicamente en el generalísimo. Se transustancia y sangra. De esta manera, Ignacio Jurado puede llevar a cabo su juicio, aunque al igual que en la historia original, no actúe por motivaciones políticas.

Es en este aspecto de la motivación del mesero para llevar a cabo el tiranicidio, donde la historia de Aub y la de Ripstein difieren de manera radical. Donde Aub había propuesto hastío y velada xenofobia, Ripstein y Garcidiego proponen una dolorosa atracción masoquista y la búsqueda de una masculinidad perdida. La caracterización sexual del Nacho de Aub es concisa y misteriosa: “Vida sentimental nunca tuvo; carece de interés masculino: nació neutro, lo dio por bueno.” (10) Una breve línea, una sugerencia apenas, que se repite a lo largo de la narración en sus relaciones con clientes y en su proxenetismo habitual, da pie a Ripstein-Garcidiego para desarrollar una intensa vida privada en la que abundan los fetiches y la lujuria reprimida, de ahí la virginidad del título.

Esta última propuesta de Ripstein, ofrece una interesante alternativa, aunque en ocasiones resulte morosa, a la dolorosa y genial fidelidad al hipotexto que había caracterizado su adaptación de El coronel no tiene quien le escriba (1998). Ahora Ripstein deforma y transgrede la mecánica transposición de la historia y la traspasa a un tempo cinemático y a la vez estático y estetizante: utiliza el texto de Aub como excusa que queda diferida y pospuesta, aunque celebrada en el lugar privilegiado del epílogo. Pese a que la historia de los exiliados queda suspendida en un segundo plano, un ruido de fondo que no acaba de configurarse en temático, la figura de Lola complementa esa ausencia espectral. La interpretación de Ariadna Gil es un tanto extravagante y muestra su versatilidad de manera especial al contrastar notablemente su sobre actuación como Lola, la prostituta española enamorada y sádica que ignora y azuza Nacho-Mikado, con su otro papel de Lola, Lola Cercas, en Soldados de Salamina (2002), dirigida por David Trueba, y producida, como no, por Lola films. Aquí parece incidir de manera especial la dirección preciosista y detallada de Ripstein, que en este punto concreto, al igual que en la magnífica iluminación y en la estudiada textura fotográfica, parece preferir el exceso y el manierismo. La versión cinematográfica favorece así un resquicio apuntado por Aub en su caracterización del mesero como asexuado alcahuete de donde Ripstein desarrolla el tema del “puto” reprimido, encerrado en su armario o sótano, y la sumisión masculina a un fetiche de carne y hueso.

Ostracismo sexual y político quedan conjugados en ese extraordinario sótano que se convierte en un espacio subversivo mucho más válido que el Café Ofelia, donde tienen lugar los aspavientos tragicómicos de los amantes imposibles y las conversaciones con sordina de una revolución cancelada. Ofelia y Lola son significantes sinonímicos en una historia que permanece saturada por represiones y convulsiones, mimos y gesticulaciones. En contraste con el cuento de Aub, sin embargo, esta saturación no es producto de la ironía calculada sino más bien de lo burlesco y lo carnavalesco, un baile de disfraces satírico sin sátiros de digna mención, que comparte con el cuento el deseo frustrado de acabar con el poder usurpador, represor y perverso.

   

Notas

(1).Max Aub, La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco y otros cuentos (Mexico: Libro MexEditores,1960)

(2).Claudio Guillén, El sol de los desterrados: Literatura y exilio (Barcelona: Quaderns Crema, 1995),p.75-6.

(3). Sebastiaan Faber, Exile and Cultural Hegemony: Spanish Intellectuals in Mexico, 1939-1975 (Nashville: Vanderbilt University Press, 2002)

(4). Karen Hellekson, The Alternate History: Refiguring Historical Time (Kent: The Kent State University Press, 2001)

(5).Uno de los atributos del género según la remisa formulación de Hellekson, p. 4.

(6).http://wwwalfaguara.com/scripts/alfaguara/noticias/amplia.asp?codNoticia=3713

(7).http://www.mateproduction.com/intro.html

(8).Ver la interesante página dedicada a la producción: http://www.lavirgendelalujuria.com 

(9).Como siempre, una de las ventajas de la versión en DVD es la posibilidad de visionar el capítulo 18 directamente.