Entrevista a Pilar Pedraza
 

Marina Villalba Alvarez

Universidad de Castilla-La Mancha



En el panorama actual de la narrativa española escrita por mujeres, además de la última promoción de novelistas que editaron su primer libro en la década de los 90, destaca el grupo de escritoras que comenzaron su trayectoria literaria a lo largo de la década de los años 80. Almudena Grandes, Maruja Torres, Laura Fraixas, Paloma Díaz-Más, Alicia Giménez Bartlett...y Pilar Pedraza son autoras de una importante obra narrativa. Pilar Pedraza nació en Toledo en el año 1951. Se doctoró en Historia por la Universidad de Valencia. Actualmente es profesora de Historia del Arte en la universidad valenciana, Consejera de Cultura de la Generalitat y miembro del Consejo de Administración de la Radiotelevisión valenciana. Autora de numerosas colaboraciones en revistas científicas y literarias y traductora de lengua italiana, ha escrito también guiones para televisión. Compagina la docencia y la investigación con la creación literaria. Autora de varios ensayos. Citamos, a modo de ejemplo, Barroco efímero en Valencia, 1980. Versión castellana y estudio del Sueño de Polifilo, tratado renacentista, 1981. La Bella, enigma y pesadilla (Esfinge, Medusa, Pantera...), 1983 y 1991. Fellini, 1993. Máquinas de amar y Secretos del cuerpo artificial, 1998.

Su primera obra narrativa, Las joyas de la serpiente, se publicó en 1984 (Valencia, Fernando Torres) y obtuvo el Premio Ciudad de Valencia de Novela y Premio de la Crítica. En 1985 se editó su primer libro de relatos, Necrópolis (Valencia, Victor Orenga). Y en 1987, la editorial Tusquets publicó su segunda novela, La fase del rubí. En las dos primeras novelas la autora se remonta a épocas pasadas, al siglo XVII y XVIII, épocas de supersticiones y de creencias de ultratumba con la intención de indagar en las zonas más ocultas del hombre. Aparecen en la prosa imaginativa de Pilar Pedraza acontecimientos relacionados con la brujería, hechizos, posesiones demoníacas, terrores de ultratumba, la necrofilia, zoofilia, el canibalismo, monstruos productos de laboratorio y apariciones de seres rechazados por la muerte. Precisamente en Las joyas de la serpiente encontramos estos seres rechazados por la muerte que retornan al mundo de los vivos. Bartolomé Perazas, personaje principal de su primera novela, después de realizar en el Libro Cuarto, "La peregrinación secreta", un largo peregrinaje a través de los diversos reinos de la muerte, resucita, sale de su tumba y regresa al mundo de los vivos, traspasando de este modo las barreras de la Muerte y cumpliéndose su destino.

En 1990 se publicó La pequeña Pasión (Barcelona, Tusquets), cuya acción se sitúa en una ciudad actual. La protagonista y a la vez narradora de los hechos está escribiendo un estudio sobre los últimos años de pontificado de un oscuro Papa del Renacimiento, cuando a su alrededor ciertos acontecimientos insólitos turban su tranquilidad. La enfermedad y muerte de su profesor Partenio, el suicidio de su amigo El Escultor en circunstancias extrañas, la descomposición de su mágico fetiche, el Ctonocelis coeus, un escarabajo disecado, el descubrimiento de secretos familiares... y el desamor que surge paulatinamente en su relación con Gabriel transforman totalmente su vida anterior. Extrañas fantasmagorías, sueños, pesadillas invaden su intimidad y se incorporan a su mundo mediante la exposición de determinados sucesos 'inverosímiles', que, aunque ajenos al ámbito onírico, tienen una naturaleza incierta. En La Pequeña Pasión se diluye la frontera entre la realidad y el sueño, entre lo verosímil y lo inverosímil, entre lo normal y lo insólito. El vampirismo sugerido en las páginas de la novela, se configura como un hecho posible, aunque anecdótico. Algunos datos sugieren la existencia de un vampiro en la figura del Escultor. Además del vampirismo, en La Pequeña Pasión encontramos de nuevo seres rechazados por la muerte que retornan al mundo de los vivos, tal vez porque no encuentran en ninguno de los Reinos de la Muerte el descanso eterno. El amigo El Escultor y la mujer vestida con "ropas anticuadas, y sobre su pecho una joya roja y negra...", se convierten en seres condenados a regresar.

En 1994, se editó la novela corta, Las novias inmóviles (Barcelona, Lumen). La acción se desarrolla en el marco de una ciudad europea, donde los cadáveres de los ajusticiados son trasladados el día de santa Brígida desde el pudridero de la Puerta de la Carne hasta el camposanto de la Misericordia. Posteriormente, en 1996 la editorial Valdemar publicó Paisaje con reptiles. En esta novela la autora profundiza en la degradación de la naturaleza y en la degradación del ser humano. Una enorme mancha se extiende por el mar, residuos tóxicos provenientes de una plataforma petrolífera, situada en una pequeña isla tropical. Sus efectos alteran la vida de los isleños, que ven en ella poderes mágicos, y la relación de Alicia con su marido, Julio Segura, 'Julius'. El avance de la misteriosa mancha viscosa va produciendo un deterioro físico y moral en Julio, ingeniero encargado de analizar las causas de la concentración de residuos tóxicos en el mar. Lejos de evitar su extensión, el personaje masculino sucumbe finalmente a la llamada del mar. Realidad y pesadilla se confunden en esta obra de la escritora toledana, una historia, cómo no, de misterio y de brujería, ingredientes siempre presentes en su narrativa.

En 1997 se publicó Piel de sátiro sobre el mito del hombre-Bestia, tan documentado en los textos literarios. La vida cotidiana de una ciudad inmersa en períodos electorales se ve alterada por extraños sucesos. Los adelantos de la vida moderna conviven con el ambiente siniestro que rodea a Urso Pánik, encargado de proporcionar animales salvajes al zoológico. Paralelamente, la insólita historia amorosa de Jana con el gigantesco domador otorga a la narración una gran dosis de verosimilitud e inverosimilitud.

Finalmente, en el año 2000 la autora reúne numerosos cuentos, algunos publicados con anterioridad, en el volumen, Arcano Trece. Cuentos crueles (Madrid, Valdemar). El tema central de los trece relatos, agrupados en tres apartados, es la muerte, decimotercer arcano mayor del Tarot. En ‘La carreta de las osamentas’ se incluyen tres relatos de tradición barroca y gótica, "Mater Tenebrarum", "Tristes Ayes del Águila Mejicana" y "Las novias inmóviles", novela corta publicada con anterioridad. ‘Eros Melancólico" agrupa siete cuentos emparentados con la fantasía macabra al estilo de Bierce y Meyrink: "Anfiteatro", "Balneario", "El mejor abono", "¿Qué demonios?", "Días de perros", "Artículos de piel" y "Mascarilla". Por último, en ‘La muerte sobre ruedas’ se reproducen tres historias de ambiente contemporáneo: "Amigo del hombre", "Los ojos azules" y "La chica de la moto". En su última entrega hasta la fecha, aparecen de nuevo los temas o mitos ya elaborados en sus obras anteriores: vampirismo, monstruos de laboratorio, la mujer pantera...

Además Pilar Pedraza colabora asiduamente en publicaciones periódicas y volúmenes colectivos. Por ejemplo, se publicó el relato "las cosas de palacio" en el volumen editado por Ángeles Encinar, Cuentos de este siglo. Treinta narradoras españolas contemporáneas (Barcelona, Lumen, 1995).

Así pues, destacamos en la obra literaria de Pilar Pedraza ese deseo de profundizar en los aspectos más cruentos del alma humana, documentados en parte por la historia, pero sobre todo, transformados en elementos de ficción, con una clara predilección por la mitología. Autora del ensayo La Bella, enigma y pesadilla (Esfinge, Medusa, Pantera...), traslada a su obra de creación los atributos de estas "Bellas atroces... monstruos míticos... fusión de la mujer y la bestia... (que) representan el misterio, la cara húmeda de la naturaleza, un peligro, una promesa, un engaño, un oscuro objeto de deseo, un anhelo de fusión o de desvelamiento. En suma, un enigma y una pesadilla" [Pilar Pedraza, La Bella, enigma y pesadilla (Esfinge, Medusa, Pantera...). Barcelona, Tusquets, 1991, 12].
 

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En Diciembre del año 2001 realizamos una entrevista a la escritora, entrevista que reproduzco a continuación:

M.V.: Desde 1984, fecha de edición de tu primera novela, Las joyas de la serpiente, hasta la actualidad has publicado varias novelas y libros de relatos. ¿Tienen tus obras aceptación mayoritaria o minoritaria?

P.P.: Mis obras de ensayo –La bella, enigma y pesadilla (Tusquets), Fellini (Cátedra), Máquinas de amar (Valdemar)- tienen aceptación mayoritaria en la universidad y media fuera de ella, especialmente entre las mujeres, ya que su formato, sin perder rigor, no es propiamente académico sino de lectura más que de consulta. En cuanto a mis obras de ficción, novelas y cuentos, su aceptación general es media, mayoritaria entre el público interesado por la literatura fantástica, pero menor, por desconocimiento o prejuicio hacia los temas fantásticos, entre el público en general. En cualquier caso, se trata de un grado de aceptación suficiente para mantener una continuidad de publicación digna de editoriales nacionales de prestigio (Tusquets, Lumen, Valdemar), pero en ningún caso bestsellerista. No aspiro a nada más en ese aspecto ya que, por suerte, no vivo de la literatura ni he hecho de ella mi profesión.

M.V.: En tu obra literaria se profundizan los aspectos más cruentos del alma humana y en los enigmas motivados por fuerzas desconocidas. ¿Pueden considerarse temas esenciales en tu narrativa?

P.P.: El objetivo primero de mi narrativa es la creación de mundos coherentes en sí mismos, sin necesidad de estar avalados por la realidad. No me interesan, como escritora, las relaciones humanas ‘normales’ sino la excepcionalidad, la monstruosidad, la transgresión, la paradoja, la ambigüedad y el sadismo. Para mí la crueldad va ligada al humor. Las fuerzas desconocidas son las que pone en marcha el propio autor al elaborar su texto; no tiene sentido fuera de él.

M.V.: Al analizar tus primeras novelas se ha hablado de 'novela gótica'. ¿El escritor Edgar Allan Poe influye decisivamente en tu obra?

P.P.: Ha influido en mi obra Edgar A. Poe, pero también, quizá mucho más, el Marqués de Sade, Mary W. Shelley, Maupassant, Gustav Meyrinck, Potocki, Saki y Valle-Inclán. No escribo novela gótica a la manera de miss Radcliffe, naturalmente; eso no tendría ningún sentido. Me interesa la vanguardia expresionista, tanto en literatura como en cine, y el arte experimental. Sin ellos cualquier cosa resultaría decimonónica.

M.V.: Las creencias de ultratumba y las supersticiones del siglo XVII español están reflejadas en tu primera novela, Las joyas de la serpiente. Del siglo XVIII te ocupas en La fase del rubí y en Las novias inmóviles. ¿Historia y ficción están interrelacionadas en tu creación literaria?

P.P.: La fase del rubí es una novela de ambiente dieciochesco, aunque en la portada el editor se confundiera y aludiera al siglo XVII, no sé muy bien por qué. Las novias inmóviles es de fecha indefinida. No se trata de novelas históricas sino de fantasías de ambiente. No me interesa la novela histórica propiamente dicha. Lo que trato de hacer es poner en pie mundos autónomos que tengan el colorido de otras épocas, y que, por ser lejanos, me permitan licencias y caprichos, como en el caso de las películas de Fellini (Satirycon) y Pasolini (Medea, Edipo).

M.V.: El arte también ocupa un lugar destacado en tu narrativa. ¿Historia y arte se pueden considerar ingredientes básicos en tu quehacer literario?

P.P.: Son ingredientes básicos del estilo, pero en ningún caso de la construcción de la ficción. No puede decirse que en mis obras haya mucho empleo del ‘arte’ sino que en las obras de otros autores suele haber poco, ya sea por opción estética o por desconocimiento. Creo, por otra parte, que la imagen y la palabra, o la recreación de la imagen artística por medio de la palabra, es un recurso conveniente en la literatura culta.

M.V.: Como lectora me llama la atención la inclusión en tus novelas de ciertos personajes, seres rechazados por la muerte que retornan al mundo de los vivos, como Bartolomé Perazas en Las joyas de la serpiente o El Escultor y la mujer vestida con 'ropas anticuadas y sobre su pecho una joya roja y negra' en La Pequeña Pasión. ¿Estos personajes regresan al mundo porque no encuentran el descanso eterno en ninguno de los Reinos de la Muerte? ¿Hay algún motivo que explique la preferencia por estos personajes?

P.P.: Hay una larga tradición literaria y cultural en general de contacto de los muertos con los vivos y a mí me fascina, aunque soy agnóstica. No creo en el más allá ni en la vida después de la muerte en ninguna de sus variantes. Los ángeles, los vampiros, los muertos que vuelven no son más que figuras de lo imaginario, estados del alma de los personajes vivos. Mi predilección por estos temas es exclusivamente literaria, del mismo modo que lo es mi afición por la muerte, que tanto confunde a los críticos. No hay en mis obras la menor morbosidad ni tienen nada que ver con las corrientes gore que vejan el cuerpo y banalizan todo lo que tocan. La auténtica crueldad y el auténtico humor no banalizan.

M.V.: El Destino cobra importancia en tu narrativa, determinando la vida de tus personajes de ficción. ¿Ocurre lo mismo en la vida real?

P.P.: Comparto las ideas sobre el azar de los surrealistas, pero no creo en el destino. En un texto sólo hay un destino: la voluntad del creador. Lo que hay es azar, que puede trabajarse hasta convertirse en destino sobre el papel pero no trasponerse a la vida real