El discurso de la subcultura transgresora en el film mexicano

Amores perros
 
 

Juan Antonio Serna

Georgia Southern University


If you tell the story of your own
people, you’re going to make a
universal story

(Arriaga Jordán, in Script Review)

Entre los films mexicanos más sobresalientes del año 2000 destaca Amores perros (2000) de Alejandro González Iñárritu. Después de que Como agua para chocolate (1992) se convirtiera no sólo en un éxito de taquilla en México, sino también en Estados Unidos, le toca el turno al film de González Inárruti, película nominada al Oscar (2001) como mejor película extranjera. Asimismo, Amores ya ha recibido diferentes premios en festivales de cine internacional, entre ellos Mejor película (Festival de Cine de Colombia, en el Festival de Cine de Chicago, El Golden Globe en Estados Unidos), como mejor director (Festival de Cannes y en el Festival de Tokyo) y como director debutante (Festival de Cine de Edinburgh).

La subcultura transgresora de los personajes tipo (término de Michael Ryan) Octavio, Susana, Ramiro, El Jarocho y El Chivo en Amores representa un discurso social en el que sus vidas se hallan estructuradas según ciertos códigos de valoración y comportamiento. Códigos que en el film se perciben mediante ciertas oposiciones binarias tesis-antítesis, agresivo-no agresivo, dominante-dominador. Además, la representación de la subcultura se refleja vía una polifonía de campos semánticos que expresan la producción cultural de un grupo marginado dentro de la sociedad defeña, cuyo objetivo estriba en romper algunos de los parámetros (el asalto, la pelea ilegal de perros, las relaciones sexuales) establecidos por el grupo en el poder. Como ejemplos de los campos semánticos sobresalen el lenguaje, la ropa, el cabello, los tatuajes, la música, la edad, los apodos, las profesiones y el tipo de bebida. El lenguaje es soez, directo, fuerte, regional y coloquial (la lana, que te rompa otra vez tu madre, me cae, chido, guey, pinche escuincle, tienes de dos sopas, ojetes, a huevo, métele cabrón, yo la veo bien pinche mal). La ropa es sencilla y típica de la clase oprimida y rebelde representada por El Jarocho, Ramiro, Octavio, Mike su amigo y el Chivo (el uso de los chalecos, los aretes, los collares, los lentes de sol de colores). El cabello pintado (el Jarocho y el amigo de Octavio) y el cabello largo, sucio y descuidado del Chivo. Los tatuajes (El Jarocho y Ramiro), moda "trendy" entre los jóvenes de cualquier clase social hoy en día.

La música, cuya letra en ocasiones difícil de entender debido al excesivo ruido y los diálogos de los personajes, representa el juego de palabras y la ironía de la vida. Kasdan, Saxton y Tavernetti explican que el uso de la música guarda una relación entre imagen, significado y emoción. Para las críticas la música de fondo "is applied to fiction films so that it refers to the film, anchoring the image to meaning and creating emotional associations" (123). Asimismo es interesante subrayar que la letra de las canciones en el film representa lo que Claudia Gorbman ha denominado "mutual implication", es decir que, "images give meaning to music just as music gives meaning to images" (Kasdan, Saxton, Tavernetti, 123), o sea, que la letra va muy ad hoc al argumento de la película.

La edad de Ramiro, Susana, Octavio, el amigo de Octavio y el Jarocho, en su mayoría jóvenes, a excepción del Chivo. Los apodos (el Chilaquiles, el Champinón, el Gordo, el Jarocho, El Chivo). Las profesiones, asaltantes de farmacias (Ramiro), asesino a sueldo (El Chivo) y apostador en peleas ilegales de perros (El padrino, Octavio y el Jarocho). El tipo de bebida (la cerveza Victoria en caguama).

Así que el objetivo de este ensayo consiste en analizar la subcultura mexicana-especialmente la de la capital, D.F.- a través de los perros. El concepto de subcultura para la interpretación y lectura del film es el concepto que utilizan los teóricos del Centro Birmingham para los Estudios Culturales Contemporáneos.

El discurso de la subcultura vía el animal canino permite al espectador descodificar las diversas funciones del perro y la de sus amos en el film. Dichas funciones se observan en dos niveles. Primero, como objeto-mercancía personificado por Cofi el perro de Ramiro y por Octavio. Segundo, como una alegoría y/o metáfora de la lucha por el poder, las pasiones humanas y la clase social. La lucha por el poder se observa en el triángulo Octavio-Ramiro-el Jarocho. Las pasiones humanas se reflejan en Octavio-Susana-Ramiro. La clase social se percibe a través de los personajes Cofi, Octavio, Ramiro, Susana, el Jarocho y el Chivo.

El término de subcultura experimenta una metamorfosis en la década de los setenta gracias a los teóricos del Centro Birmingham para los Estudios Culturales Contemporáneos. Los teóricos le otorgan al término un significado que va más allá del de cultura inferior. Es decir, que para ellos, el prefijo "sub" significa "el subordinado"y representa a la producción cultural de un grupo marginado en una sociedad que lucha por producir su propio concepto de significado y por ende, su propia voz y espacio (McCracken, 118). Mientras que para Dick Hebdige la subcultura semiótica visual se traduce como "the fact of being under scrutiny into the pleasure of being watched. It is hiding in the light" (McCracken, 119).

Aplicando el concepto de los teóricos del Centro de Birmingham y el de Hebidge de subcultura en Amores, éste lo personifican Cofi (el perro de Ramiro), Octavio, Susana, Ramiro y el Chivo. El primero se percibe a través de las vidas marginadas y subordinadas "al otro" de dichos personajes. Octavio y Susana son subordinados de Ramiro. El Chivo es subordinado de la gente que lo contrata como asesino a sueldo. Mientras que el concepto de la subcultura de la semiótica visual lo representan Susana y Octavio. Octavio se deleita y se erotiza observando a su cuñada Susana, mientras que ésta disfruta el placer de ser vista, deseada y desnudada visualmente por Octavio. Su relación escondida aunque frustrada y efímera se da en el espacio familiar en el que la matriarca se da cuenta de los deseos de Octavio y por ello, se da a la tarea de realizar el escrutinio de la relación con la finalidad de velar por los derechos y el espacio de su hijo mayor, el patriarca Ramiro. La siguiente escena representa el escrutinio matriarcal:
 

--La madre: Ya sabes que a Ramiro no le gusta que Susana esté en tu cuarto, si sabes o no sabes? [...] a tu hermano no le gusta ni a mí tampoco, es la última vez"
--Octavio: sólo estábamos viendo tele ( Amores).


Según Peter Brunette, Amores perros, al igual que los films recientes Memento, Sliding Doors and Usual Suspects, cuenta con una narrativa compleja que presenta tres historias de tres grupos de personajes unidos mediante un accidente automovilístico. Asimismo se percibe una influencia almodovariana (All about my mother) al presentar al espectador un exceso melodramático en la escena de las piernas amputadas (1). Por su parte, Andrew O’Hehir, expresa que el film mexicano es "[...] a feverish, breathtaking tour through Mexico City high and low, an explosive, mosaic-style portrait of our continent’s largest city (1)". Además añade el crítico, la visión que da González Iñárritu sobre la ciudad de México representa un collage cinematográfico de Quentin Tarantino, de Luis Buñuel y de Roman Polanski; collage cuyo argumento melodramático posee la estructura de una telenovela (2).

Aunque la crítica y los espectadores consideran que Amores es un film que narra tres historias, el director se muestra en desacuerdo con tal clasificación, ya que para él, Amores es una historia dividida en tres capítulos. Historia que presenta como constantes el dolor humano, el amor, la muerte, la ideología política y las diferentes clases sociales de la sociedad defeña y/o mexicana (Lawrenson and Soler Pérez, 29). Por su lado, el guionista Guillermo Arriaga Jordán aclara las verdaderas influencias que se observan en el guión. De acuerdo a Arriaga Jordán, el autor que influyó en su escritura fue William Faulkner (Chumo, 10). Sin embargo, Peter N. Chumo II en su reseña crítica, expresa que Amores guarda cierta analogía temática con la trilogía de Tres colores (Azul, Blanco y Rojo) de Krzysztof Kielowski, es decir en ellos se percibe un guión dialéctico (tesis/antitesis) y un interés especial en cuanto a la función del sino en la vida del ser humano (12).

El primer nivel de la subcultura en el film es el de ser considerado como objeto-mercancía, dicho nivel lo personifican Cofi y Octavio. Es interesante la función de Cofi en el film. Cofi representa una máquina asesina a la que se usa y se explota en un deporte ilegal y degradante y como metáfora simboliza el mundo brutal y marginado en el que Octavio vive y se desenvuelve (Chumo, 11). El perro Cofi de antihéroe se convierte en héroe y en el modus vivendi de Octavio. Esto se ve en la siguiente escena en la que se enfrentan Octavio y el Jarocho por primera vez:
 

--Octavio: Cofi vente pa’ca [...]
--Jarocho: Ya supiste el desmadre que armó tu perro?
--Octavio: sí ya me enteré.
--Jarocho: Cómo la ves?
--Octavio: Chido, pos yo la veo chido.
--Jarocho: Chido? Yo la veo bien pinche mal" (Amores).


Gracias a Cofi, Octavio adquiere cierta voz, espacio y poder que le permite llegar a ser un microempresario dentro de la pelea de perros.

Cofi y Octavio carecían de voz y espacio, y es gracias a la primera pelea circunstancial y/o accidental que Cofi tiene con Pancho (el Perro del Jarocho) que Octavio y los demás se dan cuenta de la potencialidad de Cofi como peleador. El deseo de Octavio por poseer lo prohibido (Susana) y el descubrir la fuerza de Cofi lo llevan a tomar la decisión de involucrarse en el mundo de las peleas caninas. Cuando Mike su amigo le cuestiona que cómo piensa mantener a Susana, Octavio mira a Cofi como un trofeo y hasta cierto punto como su barco de salvación. A partir de este momento Octavio se hace cargo de Cofi, lo cuida y lo baña, ya que está consciente de las ganancias que obtendrá con su amigo fiel e inseparable Cofi. Esto se ejemplifica en la siguiente escena:
 

--Mike: Y cómo la piensas mantener?
--Octavio: señala a Cofi y lo acaricia como a un trofeo inesperado y sonríe.
--Mike: A poco lo vas a pelear? Y de dónde vamos a sacar la lana para apostar? (Amores).


Octavio acude a casa del Gordo para pedirle su admisión en el mundo de las peleas y le muestra su producto mercantil al que el Gordo cuestiona:
 

--El Gordo: Pos no me parece muy bueno este perro.
--Octavio: Pos mató al perro del Jarocho.
--El Gordo: Y saben cómo es este negocio?
--Octavio: pos más o menos" (Amores).


El Gordo les explica a Octavio y a Mike como funciona su empresa así como las reglas del juego. Octavio deslumbrado acepta el trato de ocho peleas y cierra lo que él considera como su negocio redondo. Cofi como trabajador ilegal le permite a su amo Octavio ganar la cantidad de 2, 500 pesos mexicanos, pero más tarde la fuerza y el desempeño de Cofi, permite que su plusvalía se eleve a 20,000 pesos mexicanos. Ademas, Cofi es el "objeto-mercancía" que le sirve para desafiar a su hermano Ramiro y a su contrincante El Jarocho. La metamorfosis de Cofi es simbólica, ya que se puede interpretar como la misma vida de Octavio y su transformación.

Si bien Cofi es el amigo fiel, trabajador y el guardian de su amo Octavio, éste se convierte en el Cofi de Susana. En otras palabras, Octavio pasa de ser el sujeto dominador del objeto-mercancía (Cofi) a mero objeto mercancía en las manos de Susana. Octavio busca el amor en la mujer del otro (Ramiro). A pesar de que la relación de Ramiro y Susana es disfuncional y caracterísitca de su clase social, Susana huye con él dejando a Octavio abandonado, solo y sin dinero. Entre Octavio y Susana existe cierta simpatía y solidaridad, ya que ambos se sienten marginados por el patriarca (Ramiro) y por la matriarca (la madre) de la familia. Octavio siempre defiende a Susana de los abusos de su esposo y trata de brindarle apoyo y consuelo. De ahí que gran parte del dinero que Octavio gana gracias a Cofi se lo entrega a Susana para que lo guarde y les sirva para irse a Ciudad Juárez. Ejemplo:
 

--Susana: ¿Qué pasó?
--Octavio: Ten son nuestros [...] O tienes otro lugar donde ponerlos.
--Susana: No inventes [...] el otro dinero que me diste lo guardé en el neceser que hay en el closet.
--Octavio: Este dinero es bueno [...] Para que te vengas conmigo [...] Jorge tiene unos primos en Ciudad Juárez.
--Susana: Yo ya no quiero más broncas que no lo entiendes? Lo entiendes?
--Octavio: Vente conmigo. (Amores).


Si bien Susana al principio rechaza y reprime sus deseos sexuales con Octavio, en cambio sí acepta el dinero que él le da para su supuesta huida. Quizás por el dinero o por la actitud de Octavio, Susana finalmente se entrega a él y disfruta de sus necesidades y deseos sexuales con Octavio. Desafortunadamente, Octavio toma una decisión que lo lleva a caer en su propia trampa y representa una de las tantas ironías del film.

Octavio manda golpear a su hermano para desahacerse de él, empero este hecho es el que lleva a Ramiro a fugarse con su familia. Octavio al entrerarse despierta un poco de su letanía al sentirse traicionado y visto como un objeto reproductor de dinero. Ejemplo:
 

--Octavio: Pinche vieja, tengo que encontrarla cabrón.
--Mike: Te la hizo gacha, te lo dije.
--Octavio: Ella no fue, fue el putete de Ramiro" (Amores).


Octavio en su afán por idealizar al ser amado y deseado, no acepta sus fallas y prefiere culpar al otro de lo sucedido. Octavio en su papel simbólico de Cofi se deja llevar por su patrona Susana y su actitud ingenua lo lleva a tranformarse de agente dominador activo vía el dinero y Cofi a agente dominado pasivo por Susana, ya que la huida de Ramiro y Susana marca el rumbo de su destino y por ende, pierde sus momentos de gloria y de placer.

Es interesante el personaje de Susana, ya que ella con sus juegos y con su cuerpo ejerce el poder en Octavio. En ocasiones su silencio y su actitud de colegiala de secundaria indefensa le sirven como armas para lograr sus objetivos y por ende como mecanismos para dominar a Octavio, el ceniciento de la película.

El segundo nivel de la subcultura en el film es la alegoría que el perro representa. Tal alegoría simboliza la lucha por el poder, las pasiones humanas y la clase social. La lucha por el poder se da dentro del mismo grupo marginado en el que existen jerarquizaciones. Las jerarquizaciones se perciben en Ramiro quien representa al opresor en el espacio familiar (Octavio-Susana) y en el espacio territorial del barrio, ya que Ramiro es temido por el Jarocho. Sin embargo, Octavio como subalterno desafía a ambos. A Ramiro por el amor de Susana y al Jarocho por derrocarlo de su jerarquía en el negocio de la pelea de perros, vía el Cofi. Cofi no sólo es una máquina asesina, sino una máquina reproductora de dinero que le inyecta seguridad a Octavio y le ayuda a adquirir cierto status que carecía. Por ello, Octavio enfrenta a su hermano y trata de subyugarlo a través del dinero, y además anhela demostrar su hombría mediante el tamaño de su pene. Ejemplo:
 

--Ramiro: ¿Encontró lo que buscaba?
--Octavio: sólo me faltaron unos condones, es que no había de mi talla.
--Ramiro: Qué chingaos haces aquí.
--Octavio: Pos comprando guey.
--Ramiro: ¿de dónde sacaste dinero cabrón?
--Octavio: si tú no tienes dinero yo sí!
--Ramiro: Pues clávatelo por el culo guey, las cosas de mi familia las pago yo!
--Octavio: Yo no soy como Susana, tú a mí me la pelas cabrón. (Amores).


Octavio agrede a su hermano y le demuestra que es él quien ahora goza del poder gracias a su negocio, asimismo le deja entrever que él no es tan sumiso como Susana. La escena sucede en el espacio laboral de Ramiro, así que este no tiene alternativa de contestar a la agresión. Sin embargo, más tarde cuando Ramiro vuelve a casa, agrede a Octavio con un bate y le advierte: "Ya no te vuelvas a meter en mis cosas pendejo" (Amores). La guerra ya está declarada y aunque Octavio se somete a la agresión y acepta su derrota, esto es sólo el inicio de la venganza y la rivalidad familiar.

Octavio vence a su opresor Ramiro gracias a los secuaces del Gordo, quienes lo golpean y amenazan de muerte. Ramiro al sentirse inseguro e intranquilo huye de la capital a la provincia. Hecho simbólico, ya que aunque en el film se sabe quien le hace daño a Ramiro, en la vida cotidiana la inseguridad que se vive ahora en el Distrito Federal ha llevado a mucha gente a desplazarse a provincia o bien a tomar mayores medidas de seguridad para evitar el asalto y la violencia que Cuauhtémoc Cárdenas en su periodo gubernamental prometió erradicar.

Octavio también desea derrocar a su rival el Jarocho y apropiarse de su espacio territorial del ghetto controlado principalmente por el Jarocho y el Gordo. Hecho que el Jarocho considera como desafío, desprestigio y pérdida de poder espacial y económico. Octavio y el Jarocho pactan el trato de pelear a sus respectivos perros por la cantidad de $20,000 pesos mexicanos. La siguiente escena permite verificarlo:
 

--Octavio: ¿Qué haces cabrón?
--El Jarocho: Ya se acabó la pelea [...]
--Octavio: No mames ojete, mi perro iba ganando!
--Jarocho: Se me fue un tiro muñequita [...]
--Jarocho: No anden de chillonas niñitas, así es este negocio, mejor píntense de colores" (Amores).


Octavio al ver la injusticia y sentirse agredido, humillado y vejado por El Jarocho decide apuñalarlo en señal de venganza. Este conflicto y lucha por el poder es el motivo que provoca el accidente de auto, eje central del argumento que entreteje los tres capítulos de la película y que cambia la vida de algunos de los protagonistas (Octavio, Mike, Valeria, Cofi y el Chivo).

Las pasiones humanas como el sexo, el odio, el amor, el deseo, el engaño y la traición en el film se presentan en los diferentes niveles y las clases sociales. En el caso de Octavio, éste desea a Susana.Y en el caso de Daniel, éste desea a Valeria. De hecho él se separa de su esposa para vivir con Valeria. La pasión de Octavio se exacerba cuando percibe el trato que su hermano da a Susana y cuando escucha las relaciones sexuales que ellos realizan. Octavio persigue y acosa a su presa tratando de seducirla. Ejemplo:
 

--Susana: estás loco cabrón [...] suéltame, suéltame, no Octavio así no"
--Octavio: Entonces cómo?" (Amores).


El rechazo y los juegos de Susana desesperan a Octavio quien se siente frustrado por no poder poseer el objeto deseado. El deseo de Octavio no es compartido por su amigo Mike, personaje que funciona como la voz de su conciencia, quien intenta concientizarlo sobre el pecado que comete al desear la mujer prohibida. Ejemplo:
 

--Mike: Cabrón es la esposa de tu hermano!
--Octavio: "Sí pero a mí me gustaba desde antes. Desde mucho antes que ese guey la conociera.
--Mike: Pos si guey pero él se la amachinó primero hijo!
--Octavio: Ni madres, además a Ramiro ni le importa.
--Mike: pero a Susana sí" (Amores).


O sea, que la lucha entre Ramiro y Octavio se da desde antes por el amor de la misma mujer. Sin embargo, Octavio reprime sus deseos por falta de seguridad y por carecer de un modus vivendi, ya que él no tenía nada que ofrecerle a Susana.

La clase social también se define mediante los animales caninos. Cofi es un chico de barrio, de clase baja, marginado a quien se le descubre de la noche a la mañana como el nuevo boxeador del barrio. Vive sus momentos de gloria y a raíz del accidente cambia de dueño, de espacio y quizás de oficio. Su clase representa a la clase de Octavio, Ramiro, Susana y el Jarocho. La manada de perros del Chivo también son de la misma clase social, aunque a diferencia del Cofi, su amo sí los cuida, los respeta y los protege. Su clase simboliza la del Chivo temporalmente, ya que el Chivo-Martín representa a la clase media. Richy, el niño rico de la película, personifica a la clase media-alta de Valeria y Daniel.

Resulta importante mencionar la historia de Valeria y Daniel. Roberto Forns explica que en "Daniel y Valeria" por un lado, se da el fenómeno de la desconstrucción de la modelo de la publicidad implacable. Mientras que por otro lado, se observa el proceso de "desmodelización" que representa el proceso de la mutilación de la pierna de Valeria y que sirve además para poner a prueba el modelo romántico de ella y su pareja Daniel (2). Tanto la desconstrucción como la desmodelización de Valeria permiten descodificar en un nivel literal la fragilidad del ser humano, lo efímero de la belleza física femenina y las crisis existenciales y de pareja en la sociedad postmoderna. Y en un nivel alegórico desmodelizar y desconstruir significarían primero la desmodelización de un sistema político obsoleto (el PRI) y posteriormente la (re) construcción de una nación (Valeria) silenciada (mutilada) por los estragos de un partido corrupto, pero que dicha reconstrucción coadyuva a la esperanza de una voz y un espacio para las nuevas generaciones en manos del nuevo cirujano político, personificado por el partido Acción Nacional.

Ahora bien, el discurso de la subcultura en Amores perros, representa lo que Gregorie Currie denomina "realismo perceptual". Para él: "Perceptual Realism, as a thesis about cinema, is the thesis that film is, in general more realistic than certain other modes of representation" (326). Además agrega el crítico que el realismo perceptual es "[...] the experience of film watching is similar to our ordinary perceptual experience of the world" (328). Es decir, que la subcultura como antítesis de la cultura hegemónica en el film permite descodificar la representación similar de la realidad y cuando se ve la película se sufre la experiencia de percibir y/o identificarse con la situación real que se representa en el film. Tal realidad se presenta al espectador a través de las diferencias entre las clases sociales, la lucha por el poder, las ironías, el sarcasmo, la crueldad, el vacío y la soledad del ser humano, la búsqueda por el amor, la ambición, el deseo del objeto prohibido, el lenguaje, lo efímero de la existencia, las sorpresas del sino, la concepción cristiana del bien y el mal y la metamorfosis del ser humano.

Amores perros desnuda al ser humano y lo muestra tal cual es con virtudes y defectos. A través de una cinta bien dirigida, actuada, personajes fuertes y bien delineados, música ad hoc a las ironías de la vida de los personajes, técnica cinematográfica exacerbada en los colores, González Ináritu presenta al elemento marginado-la subcultura-como medio para establecer su crítica social e insertar su ideología política, partiendo del eslabón inferior dentro de la sociedad hegemónica y utilizando como tema constante el tema universal del amor.

Amores perros es un film que provoca controversia, no sólo por su técnica y temática sino además por su escondida agenda política. De ahí que el film exija una doble interpretación y/o lectura. Ya que a simple vista parece ser una historia dividida en tres o bien una historia cuyo argumento se centra en la búsqueda del amor y el vacío de la sociedad postmoderna. Michael Ryan explica que los films requieren de una segunda lectura. Según Ryan los films:

[...] disclose the contours of ideology, the way they desire and fear are channeled to assure the hegemony of white-male-dominated capitalism. On the other hand, they also provide a record of popular energies emerging out of structural differences in society which threaten to disturb hegemony and therefore must be channeled in way that neutralize them and integrate them to the existing power structure of undifferentiated unit. (485)
 
González Iñárritu explica que su film es una película muy política y dice que al fin se proyectan los efectos de un partido político autoritario. También asevera que el silencio del Chivo, simboliza la falta de diálogo, de comunicación y de libertad de expresión (Pérez Soler, 29).

Así que Ryan acierta en cuanto que los films (yo diría ciertos films) requieren una reinterpretación. Este es el caso de Amores, película que aunque aclamada por la crítica y el público, destaca más por su forma estética-cinematográfica, el "realismo perceptual" (cruel) del discurso de la subcultura y la crueldad hacia los animales. El mensaje del director radica en la esperanza por un mejor porvenir, así como en la disponibilidad del ser humano de enmendar sus errores (Susana/El Chivo/Cofi) y por una estabilidad económico-política-ideológica gracias a la llegada de Vicente Fox a la presidencia del país en el invierno del 2000.

Amores es un reflejo claro-oscuro del discurso de la subcultura en el espacio urbano y aunque los personajes transgreden ciertos parámetros y cuestionan a la sociedad, en suma, la mayoría de ellos pagan las consecuencias de sus actos delictivos y transgresores. Por ejemplo, Ramiro muere, Susana queda viuda, Mike muere, Octavio queda cojo y desubicado, Valeria pierde una pierna y con ello su carrera de modelo. La moraleja al estilo del neoclasicismo refleja también la concepción católico-cristiana del bien y el mal (good and evil). En conclusión, "el que peca, paga por sus pecados" y por ende, para lavar sus culpas debe redimirse y purificar su alma vía el llanto tal y como le sucede a Susana en el baño y la metamorfosis del Chivo y Cofi.

Al parecer la crítica se ha quedado deslumbrada con el personaje del Chivo, empero yo siento que el personaje mejor trabajado y al que la crítica le restó méritos es Octavio. Octavio es el único que decide continuar con sus ideales, su ambición y su amor prohibido sin importarle transgredir totalmente o bien pagar las consecuencias de sus actos. En cuanto al Chivo, Forns asevera que su historia y la de Maru personifica un tipo de utopía que se extrae de lo que ya existe. Para él, el hecho de que el Chivo sea un matón a sueldo no refleja una parodia de la prostitución socialista, sino más bien refleja el retrato de un México atormentado por la corrupción y por la ausencia del sentido de comunidad (2). Es precisamente la transformación del Chivo la que simboliza la manera y/o el conformismo de integrarse voluntariamente a la estructura del poder por razones personales y porque quizás tarde, pero se concientiza de que si bien su rebeldía perturba y amenaza al otro, también gracias a ella pierde su libertad y su familia. Así que la (re) integración del Chivo representa por un lado, la supuesta apertura al diálogo y al cambio en la sociedad mexicana, y por otro, la realización personal de que la lucha por el poder, el espacio y la voz para cualquier tipo de discurso de subcultura requiere más que utopías, falacias e ideales fuera de contexto y del sistema. En suma, el Chivo aprende la lección de la vida y del sistema y por ende, se resigna a esperar una esperanza y una generación joven y nueva-PAN-para resemantizar la política del país vía un amor perro.
 
 

Obras Citadas

Amores Perros. Dir. Alejandro González Iñárritu. Perf. Emilio Echevarría, Gael García

Bernal and Goya Toledo. Alta Vista Films, 2000.

Brunette, Peter. "Amores Perros." http://film.com/filmreview/2001/15014206/100/default-review.html

Bugeja, Paul. Amores Perros. http://efilmcritic.com/hbs.cgi?movie=4941.

Cline, Rich. "Amores Perros." http://www.shadowsonthewall.co.uk/swamoper.htm

Currie, Gregory. "Film, Reality, and Illusion". In Post-Theory: Reconstructing Film Studies. Eds. David Bordwell and Noel Carroll. Madison: University of Wisonsin Press, 1996.325-344.

Chumo II, Peter. "Script Review: Amores Perros." Creative Writing 8.2 (2001): 10-12.

Forns, Roberto. Amores Perros. Inedito. Atención del autor.

Heba, Gary. "Everyday Nightmares: The Rhetoric of Social Horror in the Nightmare on Elm Street Series." Journal of Popular Film and Television 23.3 (1995): 106-115.

Kasdan, Margo., Christine Saxton, and Susan Tavernetti. The Critical Eye: An Introduction to Looking at Movies. Dubuque:Kendal-Hunt,1988.

Lawrenson, Edward and Soler Pérez Bernardo. "Pulp Fiction and Interview with Alejandro González Iñárritu." Sight and Sound 11 5 (2001): 28-30.

McCracken, Ellen. "Subculture, Parody, and the Carnivalesque: A Bakhtinian Reading of Mary Helen Ponce’s The Wedding." Melus 23.1 (1998): 11-139.

O’Hehir, Andrew. "Amores Perros".

http://www.salon.com/ent/movies/review/2001/03/30/amores_perros/index.html

Ryan, Michael. "The Politics of Film: Discourse, Psychoanalysis, Ideology." Marxism and Interpretation of Culture. Eds. Cary Nelson and Lawrence Grossberg. Chicago:University of Chicago Press, 1988. 477-486.