Visto, oído, recordado: William Henry Hudson
viaja a la Patagonia
 

Mónica Szurmuk

University of Oregon


El poder de evocación de Hudson
es tan vívido, que en ocasiones puede
afirmarse que supera en nitidez y
luminosidad a la visióndirecta.
  

Ezequiel Martínez Estrada.
El mundo maravilloso de Guillermo Enrique Hudson.
En los últimos veinte años la crítica literaria seha enfocado con creciente interés en el rol de la narrativa de viajesen la expansión del imperialismo, y también en las característicasparticulares de la narrativa de viajes como género, un génerointermedio entre la realidad y la ficción. La lectura de la narrativade viajes como género literario ha generado dos operaciones contrapuestas:por un lado la desvalorización de la narrativa de viajes como génerode la realidad, y por otro lado su revalorización como texto. Dentrodel creciente corpus de narrativas de viajes se cuentan libros olvidadosredescubiertos recientemente, y los que siempre fueron canónicos.Muchos escritores europeos que cultivaron la narrativa de viajes sobreAmérica también usan estos paisajes como trasfondo para susnovelas y cuentos. William Henry Hudson, escritor nacido en la Argentinade padres norteamericanos que se nacionalizó inglés en laúltima parte de su vida, es un ejemplo paradigmático. Un"expatriado nato" como lo define Jean Franco, Hudson es reclamado por lastradiciones literarias argentinas e inglesas, a veces con entusiasmo, aveces con desgano. Nunca central, el rol de Hudson en ambas tradicionesha sido siempre importante, y las re-ediciones de sus libros y el interéscrítico que generan nunca ha desaparecido.

En 1871, Hudson viajó al valle del Río Negro con el objetivode estudiar pájaros para una revista inglesa. El valle de RíoNegro era en ese momento la frontera sur, el límite del incipienteestado, el lugar donde terminaba la Argentina como idea y empezaba el "desierto."Hudson tiene un accidente (se dispara en la pierna) y esto le impide cumplircon su objetivo (ver pájaros) ya que no cuenta con el sigilo necesariopara observarlos con cuidado. Esta geneología (la del accidenteque impide la vida natural pero da ocasión a la literatura) se repiteen la biografía de Hudson remitiendo a la génesis misma dela escritura del autor. La ocasión de la escritura para él(y la narrativa que se va a transformar en el eje de su biografíaescolar) es el período de enfermedad durante su infancia en queno poder correr por la pampa lo lleva a leer sobre la pampa, escribir sobrela pampa. En este caso, el no poder observar pájaros lo lleva adiscurrir sobre otro tipo de otredad --no la del pájaro como animalpersonalizado-- sino la del ser humano animalizado – el indígena.

Me guían en el análisis de Idle Days in Patagoniatres presupuestos sobre el género:

1. La narrativa de viajes es un género dominado porla subjetividad del autor/la autora presentado también como el/laviajero/a y el/la testigo presencial. Es desde esta subjetividad que elautor/la autora crea una comunidad. homogénea de lectores.

2. La narrativa de viajes es un género poco confiable para conocerla otredad (el objeto de estudio, el lugar visitado) pero muy efectivopara entender el proceso de construcción de una comunidad imaginadade lectores.

3. La mirada objetiva que objetiviza y analiza -- condición sinequa non de la narrativa de viajes escrita por los hombres en el sigloXIX – no existe.

Hudson parte de la Argentina en 1874 y después de más deuna década de pobreza se establece como escritor a travésde su rol como autor de libros de ficción y de viajes sobre la Argentina.IdleDays, de hecho es publicado en Inglaterra en 1893 cuando Hudson yaera un escritor reconocido en el campo del ensayo naturalista. El librofue un éxito y fue reeditado en inglés en los años1917, 1923, 1926, 1935, 1936, 1954, 1979, 1984, 1968 y 1990. Una versiónen francés titulada Un flâneur en Patagonie aparecióen 1994, y hubo traducciones al castellano en 1940, 1956, 1975, 1984 y1997. Hudson como autor inspiró a figuras fundamentales de la literaturaargentina como Jorge Luis Borges y Ezequiel Martínez Estrada. Enel marco de la literatura inglesa en una reciente edición de suGreenMansions, Ian Duncan celebra a Hudson como un nexo importante entreel romanticismo del siglo XIX y los movimientos ecológicos del sigloXX.

En los 23 años que median desde el viaje al relato tambiénla Patagonia había cambiado radicalmente a través de la ocupaciónmilitar de la campaña del desierto, y la posterior destitucióny aniquilamiento de los indígenas y la distribución de tierrasentre criollos y colonos extranjeros. Por otro lado, Hudson habíallegado a la frontera sur que en ese momento estaba marcada por el RíoNegro. De alguna manera, entonces, el título del libro es una trampaporque promete describir una región --la Patagonia-- que Hudsonno había visitado.

Muy poco pasa en Idle Days in Patagonia. El libro en realidadle permite a Hudson discurrir largamente sobre sus opiniones sobre la naturaleza,la vida de los pájaros, la constitución de las razas. Loscomentarios de Hudson son poéticos a veces, disparatados otras comocuando establece una clara relación entre el color de los ojos yel desarrollo de la inteligencia, observando por ejemplo que los ojos azules,signo de claridad de visión y de inteligencia, no sólo tienencorrelatos de raza sino también de clase (las clases bajas en Londres,por ejemplo, tienen para Hudson ojos azules descoloridos que finalmentese harán oscuros, marca indeleble de la corrupción de laraza).

El libro de Hudson es importante en tanto y en cuanto aparece en elmomento en que el sellado del pacto de la nación establecíael ofrecimiento de las tierras de la Patagonia al mejor postor en Europa.Artículos en revistas especializadas en Europa ofrecían tierrasen la Patagonia donde un hombre europeo podía hacerse rico rápidamente.La aparición del libro en ese momento tiene como funcióneditorial y comercial el dar información concreta sobre la Patagoniaincluyendo una enfática incitación a viajar a la Patagoniay establecerse allí. La trampa reside en que en realidad Hudsonnunca visitó la Patagonia y en el libro existe la Patagonia comoausencia, el lugar al que nunca se llegó.

Existía para fines del siglo XIX una cartografía completade la zona que la incluía toda y que describía la poblaciónindígena de cada una de ellas. Viajeros ingleses desde Thomas Falknera Charles Darwin habían detallado la existencia de la regióny las caraterísticas naturales de ella (incluyendo la poblaciónindígena en el compendio de características naturales). Sinembargo, aunque dialoga con otros viajeros, principalmente sobre las divergenciasen la clasificación de los pájaros, Hudson calla en cuantoa su propia ubicación geográfica. Los recuerdos de este viajese transforman en el libro que es de por sí un libro marcado porausencias – la más notable, la de la Patagonia en sí– perotambién por otras ausencias como el registro del cambio sociopolíticogeográfico marcado por la campaña del desierto. La ausenciamarcada como presencia, los "días de ocio", son días en losque Hudson estaba imposibilitado de hacer el trabajo para el que habíaviajado –mirar pájaros– y en su lugar pasa una temporada percibidacomo vacación (ocio) pero que también es trabajo. El ríomarca los ritmos del viaje, es la presencia continua. Las 230 páginasdel libro están ocupadas por elucubraciones sobre la otredad, quese presentan como resultados de la investigación natural pero queestán cargadas de estereotipos y generalizaciones.

Idle Days in Patagonia es ante todo un libro sobre la otredad.En las márgenes del imperio surgen estas miradas cruzadas, ejercidaspor los que a la vez son marginales a los proyectos. En Idle Days inPatagonia el estudio de la otredad aparece, como sucede siempre enla narrativa de viajes, como un estudio sobre la constitución delsujeto, el no sujeto es el otro. Ejemplo de esto es la elaborada discusiónque hace Hudson sobre el rol de los ojos y la mirada en la aprehensiónde la realidad. En su visita al cementerio indígena, por ejemplo,Hudson reflexiona frente a una calavera:

If by looking into the empty cavity of one of those broken unburiedskulls I had been able to see, as in a magic glass, an image of the worldas it once existed in the living brain, what should I have seen? (42) En esta reflexión, Hudson propone por un lado la humanidad básicadel indígena y a la vez lo presenta como ya muerto. Hudson explorala humanidad del indígena otorgándole un tipo de constituciónde la subjetividad a través de una mirada similar a la que Hudsonrealiza. En su mirada, Hudson reconoce la mirada del otro y a la vez incluyela posibilidad de que el otro mire.

El proceso de construcción de la subjetividad que empieza conla mirada es generalizado por Hudson que también otorga la originalidadabsoluta de la mirada propia a los indígenas y a los gauchos. Ladiferencia entonces entre la mirada de los grupos que Hudson describe --colonos,indígenas, gauchos-- y también él mismo, parte dela perspectiva individual que a la vez los define como diferentes entreellos pero les otorga a cada uno una subjetividad propia e individual.Este gesto de otorgar individualidad a los indígenas es bastantesignificativo y raramente restaurador. Callar frente a la muerte pero otorgarretrospectivamente carácter humano, voz, mirada.

Sin embargo, a través de su uso del presente para describir eventossucedidos más de dos décadas atrás, Hudson crea loque Johannes Fabian llama el tiempo diacrónico de la periferia yentonces ubica a los indios en un pasado irreparablemente perdido. La ausenciadela marca del paso del tiempo y de la explicación geográficase vuelven entonces menos inocentes ya que Hudson narra en el presentelo que en 1893 era una realidad en el resto de la Patagonia, pero que en1871 estaba restringida a las colonias de frontera como las que Hudsondescribe. Al omitir las referencias al paso del tiempo y a la geografíaHudson de hecho generaliza el proceso de genocidio que ya habíacomenzado y que no se extendería al resto de la Patagonia hastaocho años después de su visita. Para dar un ejemplo de estaoperación en el texto:

After a century of residence in the valley the colonist has establishedhis position so he cannot be driven out. Twenty five years ago it was stillpossible for a great cacique to gallop into the town, clattering his silverharness and flourishing his spear, to demand with loud threats of vengeancehis unpaid annual tribute of cattle, knife blades, indigo, and cochineal.Now the red man’s spirit is broken; in numbers and in courage he is declining.During the last decade the desert has been abundantly watered with hisblood and before many years are over, the old vendetta will be forgotten,for he will have ceased to exist. (72) La imaginación de la Patagonia, la memoria de la Patagonia que construyeHudson incluye indios ya desparecidos pero existentes alguna vez y provistosde la capacidad de "mirar." Un ya clásico artículo de GayatriSpivak realizaba desde el título la problemática pregunta:¿puede hablar el subalterno? Podríamos preguntar desde larelectura de la antropología y la etnografía : ¿puedeel subalterno mirar? ¿cuál es el lugar de su mirada? Si Hudsonarticula una presencia subalterna, ésta es definitvamente la miradadel indígena. Imaginada desde el que escribe, y coincidiendo porsupuesto con la crítica que define esta mirada como racista apropiadora,hay sin embargo un elemento innegable y es que esta mirada permite especularsobre la existencia previa de una otredad marcada por la ausencia y lapresencia.Una presencia que permite a Hudson presentarse como otro y querermirar lo que el indio veía. Sin embargo, el indio ya es un indiomuerto que se estudia y se reconoce en rastros, calaveras en un cementerio,artesanías en el sitio que en el presente de la narraciónocupa la colonia inglesa.

En toda su obra, Hudson realiza una crítica muy fuerte al procesode modernización y de tecnificación del campo. Su visitaal valle del Río Negro es de interés naturalista, es unavisita para conocer pájaros e ignorar habitantes. Es una visitaal hogar de los indios, al lugar que en pocos años va a transformarseen el lugar privilegiado de otro proyecto. La dramatización de launidad nacional se hará en la Patagonia inscripta en el despojode los indígenas.

La autoridad de ver, de ser testigo presencial, fundamental en la narrativade viajes, cobra en este libro de Hudson sobre la Patagonia una importanciafundamental porque en él Hudson cuestiona el valor de la miraday se pregunta cómo mira el otro. En este libro se opone la superioridaddel hombre blanco, se contrasta al indio condenado a la desaparicióncon los pájaros a los que Hudson se propone salvar. Los pájarosson salvables, los indios no. Hudson se propone salvar a los pájarospero ve la desaparicion de los indios como inevitable.

Según Edward Said, los espacios fuera de Europa fueron descriptosde manera tal que Europa se crea en contraposición. Lo que quierosugerir es que en textos como Idle Days in Patagonia el autor/narradoren realidad se narra a sí mismo, crea en la Patagonia un espaciopara investigar su propia subjetividad y su lugar como europeo, un lugarque,además en el caso de Hudson, es paradógico por su historiapersonal (como observa Graciela Montaldo, Hudson no en un ingléssino claramente "una figura más del nomadismo bonaerense" 121).En ese espacio de la subjetividad de Hudson aparece brevemente ese esbozode otra presencia, de otra mirada de un mundo que el narrador ya presentacomo perdido.
 
 

Obras citadas

Duncan, Ian. Introducción a Green Mansions de Hudson.Oxford, New York: Oxford

University Press, 1998.

Franco, Jean. Introducción a La tierra purpúrea ; Allálejos y hace tiempo de Hudson.

Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1980.

Hudson, William Henry. Idle Days in Patagonia. London: J.M Dent,1954.

Montaldo, Graciela. "Territorios y escalas: Ficciones de frontera."LatinAmerican

Literary Review 25, no. 50 (1997 July-Dec): 121-32 .

Rosman, Silvia. "Of Travelers, Foreigners and Nomads: The Nation inTranslation."

Latin American Literary Review 26, no. 51 (1998 Jan-June): 17-29.

Said, Edward. Orientalism. New York: Pantheon, 1978.

Spivak, Gayatri Chakravorty. "Can the Subaltern Speak?" En The Post-ColonialStudies

Reader. Eds. Ashcroft, Griffiths y Tiffin. Londres: Routledge,1995.