Tierra de Extracción busca el lenguaje multimedia

 

Doménico Chiappe

Centro de Investigación de la Comunicación.

Universidad Católica Andrés Bello

 

 

El lenguaje que debe emplearse en los medios electrónicos no existe. Debe inventarse, para aprovechar todas las posibilidades del formato electrónico. Y una de las probetas para su nacimiento ha sido Tierra de Extracción, novela multimedia ensayada en Venezuela (Doménico Chiappe, 2000), cuya primera versión ya se comercializa.

Aparte del valor literario y musical que pueda encontrarse en Tierra de Extracción, el mérito de esta novela interactiva es que muestra que, para encontrar el camino hacia un lenguaje multimediático, se deben combinar artes y oficios: narración literaria y periodística, plástica, música, poesía, electrónica, ingeniería, programación y diseño.

Estos elementos deben componer una unidad tan exacta como un cuento de Augusto Monterroso: nada, que no sea imprescindible para llevar al lector hasta el final, debe existir. Así, para esta nueva expresión que surge de la pantalla y que modifica los patrones de percepción, interés y tiempo no basta con sólo un texto ni un sonido ni una animación. Todo debe ser dispuesto y ensamblado de tal forma que narre un mismo relato en el menor tiempo, pues es la única manera de que el contenido se encuentre acorde con la velocidad que requiere el nuevo lector.

Entonces, esta nueva escritura, que todavía se adivina y que, por el momento, se nutre de los lenguajes conocidos de la radio, la televisión y, sobre todo, la prensa, debe adaptarse al perfil del lector del futuro, el que saldrá de las aulas dominando la programación y la navegación en red. Dominarán estas materias tanto como nosotros, hoy, sabemos escribir e interactuamos de esta manera con la lectura. El binomio leer - escribir será insuficiente para el alfabeta.

Cabe la pregunta: ¿Cómo es este lector? Actualmente, en el medio musical, existe una muestra del lector del futuro, de la interactividad cultural a la que vivirán sometidos los medios de comunicación, incluyendo el libro. Se trata del fenómeno de los DJ's, esos seres que toman la música de otros para alterarla y mezclarla de tal manera que componen sus propias creaciones.

Muchos de ellos carecen de estudios formales de música y tampoco dominan la ejecución de instrumento alguno y sin embargo les basta con controlar la tecnología para crear música, probablemente la más difícil e interesante de las artes.

En esta búsqueda del nuevo lenguaje, Tierra de Extracción se sometió a las mezclas y alteraciones de un lector, un DJ de la literatura y que bien podría ser un prototipo del lector del futuro. Desde Europa, Andreas Meier tomó la versión 1.0 de la novela para recrearlo. Yo, como autor, creé un libro, y tú, como lector, lo modificas con tu visión. ¿La nueva versión, bautizada 2.0, es el mismo libro o es una canción inédita? Puede ocurrir cualquiera de las dos cosas, depende de la intención del DJ. En esta versión 2.0 sucede que decidimos mantener el espíritu de la novela 1.0.

En este momento, Tierra de Extracción, como primer experimento para encontrar el lenguaje de la multimedia, se encuentra siendo escrutada por el mercado, los académicos y el público. Yo creo que en el futuro se tomarán la prensa y los libros interactivos, como Tierra de Extracción, y se desharán, juntarán con otros libros semejantes y crearán su propia obra. El lector creará, de una manera sumamente personal, la información que desea.

Por supuesto que, como sucede hoy con los DJ, no todo público realizará las mezclas. Tan sólo lo hará la minoría con talento e ingenio. Igual sucederá con la literatura, que ya no es sólo letras. También con los medios de comunicación.

El nuevo lector quiere hacer su camino y por eso el "texto" debe ser interactivo, lúdico y multimedia. Esto es lo que pretende enseñar, con todo su rudimento, Tierra de Extracción. En esta novela multimedia las intenciones están definidas para que el lector reciba su espíritu sin necesidad de recorrer un camino lineal. Ni siquiera necesita andarlo completo. Se mezclan artes con un fin específico: la música expresa el sentimiento que transmite el capítulo: violencia, amor, tristeza, felicidad. La lírica que acompaña a la música proyecta el pensamiento más íntimo de los personajes, una acotación que no se encuentra en el texto. Las imágenes captan un momento (real si es fotográfica, o imaginaria si es una pintura) que nada tiene que ver con lo narrado posteriormente, pero que transmite una sensación que ocurre justo cuando el lector la observa y la relaciona con su propia experiencia. Luego viene el texto, breve, conciso, que puede prestarse a múltiples entradas e hipertextos, que se lee sin linealidad.

Un experimento que concierne a la literatura, pero que puede servir de espejo para los medios de comunicación que se abren espacio en la internet.

Hoy, al asomarse a la mayoría del espacio de internet, que debería ser la tribuna del nuevo lenguaje, sólo se encuentra patente la carencia de iniciativas para lograr esculpir la manera en que la comunicación fluya a través de la pantalla. Los medios digitales se han limitado a transportar al periódico o la revista a la computadora. Ciertamente, los portales con mayores recursos compiten con la televisión en cuanto a inmediatez y resultan incomparables como banco de información. Pero este medio se encuentra subestimado. Resulta merecido entonces que las empresas que se cotizan en el Nasdaq sufran la caída de sus acciones, pues muchas no son más que tiendas, sin siquiera mobiliario como capital. Y las que ofrecen información, quizás el único bien producido íntegramente a través de las redes, ni siquiera han labrado el lenguaje óptimo con el que pueden comunicarse con sus usuarios.

Me resulta increíble ver la gerencia de las nuevas empresas de internet, pues, al parecer, no tienen claro cuál es el negocio. Ni siquiera se trata de la información, sino de la manera de presentarla. Y es allí a donde deberían invertirse los recursos, en lugar de en la compra de lujosas oficinas y computadoras de última generación. Cada portal debería tener un equipo de investigadores del lenguaje. No lo tiene. Iniciativas como Tierra de Extraccción se encuentran huérfanas. Son puntas de lanza, pero la carne se cierra tras ella, porque no hay quien la siga.